24: Encontrarlo

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Ayelén

Respiro en profundidad. Siento la suavidad de unas sábanas en la yema de mis dedos, así que abro los ojos lentamente, los entrecierro y observo la habitación algo aturdida. Inclino mi cuerpo y toco mi cabeza, al sentir una jaqueca.

―¿Pero qué... ―. Detengo mi exclamación visualizando el brazo de Alían en mi cintura.

Sus ojos verdes me observan y sonríe.

―Hola, bella durmiente.

―Yo estaba... ―pienso detenidamente la situación.

En un momento, me encontraba en frente de Anastasia, al parecer la líder de Rosa Negra y hermana de Elián, por lo que me dieron a entender cuando la vi por primera vez. Ya que tiene que ver con el secuestro de Matthew, es más que obvia su identidad. Sin embargo, el imbécil me metió en un lío también, revelando mis intenciones al mostrar la razón de mi presencia en aquella reunión, intentando que yo le pidiera auxilio. Estaba muy equivocado al pensar eso. Lo que no entiendo, es que ahora, estoy aquí, en esta cama.

―¿Te explico? ―agarra mi barbilla, moviendo mi cara en dirección hacia la de él.

―Me drogaste ―afirmo y luego agrego ―como el traidor que eres.

―Yo no diría drogar, solo te ayude.

―Solo intentas arreglar lo evidente ―lo corrijo ―. Ya que no quise aceptar tu ofrecimiento, el mismo que me metió en un lío con tu hermana, quisiste solucionarlo atacándome por la espalda, crees que puedes tener el control pero estás muy equivocado ―. Se sube sobre mí y aprisiona mis manos ―no puedes controlar las emociones de la gente, Elián ―le aclaro.

―¿Quién dice? Si de todos modos, el mundo es manipulable ―se acerca a mi rostro ―algunos más que otros, como ahora, por ejemplo ―me mira de arriba abajo, observando mi respiración que ha comenzado a agitarse ―yo sigo siendo el único a quien deseas, Mi Alegría ―roza mis labios ―tenemos química.

Sonrío.

―Nunca lo negué, pero ya aprendí mi lección ―me muevo despacio debajo de él ―. Tonta una vez, dos no ―le pego una patada en la entrepierna y se corre. Bajo de la cama enseguida, pero me sigue, empujándome contra la pared ―tienes resistencia ―opino ―¿No se rompió tu pequeño pene? ―me burlo.

―Ambos sabemos que no lo es.

―No lo sé, ya me olvide, suelo no recordar lo que no me satisface plenamente.

―Auch, golpe bajo ―se ríe.

―Yo tengo uno peor ―saco el cuchillo que estaba debajo de mi vestido y se lo clavo en la pierna, lo empujo logrando zafarme, para así salir corriendo hasta la puerta ―. Adiós ―le digo cuando la cruzo.

Corro por los pasillos y sus empleados intentan detenerme. Golpeo a uno, noqueándolo. Saco mi arma y le disparo a los otros dos. Continuo huyendo por el edificio, dándome cuenta en dónde estoy, así que me detengo. Mis tacos se escuchan cuando camino en silencio y voy por el pasillo observando detenidamente. Mi corazón se acelera y niego con la cabeza.

―No puede ser ―presiono mis dientes.

Elián me ha ayudado indirectamente, otra vez.

Este edificio es un anexo a una casa de adopción ilegal, por lo tanto es más que obvio, que a pocos metros de aquí, Matthew puede estar en una de las habitaciones, solo tendría que encontrar el centro de operaciones y terminaría mi búsqueda de una vez por todas.

Hanna

Leo la nueva nota de Fantasma y quedo perpleja. Quiere verme en el jardín de Jazmines esta noche. Guardo aquel papel con todos los demás que me ha enviado y me siento en mi cama.

¿Qué debería hacer?

Encontrarme con ese hombre podría tener sus consecuencias, pero por otro lado, me da la posibilidad de descubrir quién es y acusarlo por sus notas en contra del Señor S.

Hare lo que se supone que debe hacer una Seguidora leal, informarle a un superior y ya sé a quién estoy buscando. Agarro el papel nuevamente y corro a buscar a la persona con la que hable de esto con anterioridad.

―Ya no necesito que lo rastreés, Bastián ―le entrego la nota y sonrío con malicia ―te lo doy en bandeja de plata.

Mira la carta entrecerrando los ojos.

―Así que este es el hijo de puta, ahora me lo voy a cargar.

William

Me encuentro con Nathaniel en mi oficina reviso todos los papeles pertinentes, le entrego los que hay que quemar y guardo los que aun sirven. Esa maldita evidencia que en cualquier momento también hay que borrar del mapa, por suerte tengo policías corruptos que me hacen ese favor.

Es bueno estar rodeado de oscuridad –se regodea S.

―Señor S ―me llama mi seguidor más fiel y levanto la vista ―tengo información sobre el asunto.

Entrecierro los ojos y luego sonrío.

―Guárdatelo Nathaniel, ya lo sé.

―Usted siempre un paso por delante ―exclama con orgullo.

―Agradezcamos siempre a las cámaras de seguridad ―me río y de repente suena el teléfono, así que atiendo tranquilamente ―Diga.

―Ya sé dónde está Matthew ―oigo a Aye del otro lado de la línea y al oír la noticia me levanto de mi asiento abruptamente.

―¿Dónde? ―pregunto directo.

―Anota la dirección...

Rápidamente hago que mi seguidor la escriba, cuando me la detective me dicta y segundos después, no me importa nada, solo me apresuro a buscarlo, a encontrarme otra vez con mi pequeño, mi hijo.

~•~

Espero que la espera haya valido la pena 💓 aunque con esta noticia de Matthew creo que sí ❤

🌹Elián en multimedia🌹

Los saluda Vivi 😘

Perversa Oscuridad: Caras [#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora