35: Malhumor

975 113 19
                                    

William

Ajusto la corbata de mi traje mirándome al espejo y luego de verme presentable, dejo mi cuarto para dirigirme a la sala principal, dónde indique que hablaría con mi madre. Con bastante soberbia me siento en la silla que parece un trono en esta habitación, pero que nunca la utilizo. Solo cuando no me quedaba opción, sobre alguna regla o algo. Pero aquí estoy, para acatar mi orden y demostrar mi superioridad.

―Madre, estoy muy enfadado por lo que hiciste hace once años ¿Algo más que me hayas ocultado o ya quieres empezar tu defensa?

―¿Esto es un juicio acaso? ―se queja ―¿Qué es esta estupidez?

―Quiero respuestas, ya que gracias a ti soy S ―digo fríamente.

Traga saliva.

―¿Vas a matarme? Hice lo mejor para ti, lo mejor para la Logia ―Bufa ―¿Acaso quieres que te ponga a prueba otra vez? Ya no hay marcha atrás, lo dice tu espalda, está gravado allí, no lo olvides ―dictamina severa.

Sonrío.

―Por eso estamos aquí, un error más y estás muerta. Acláraselo a todos, ya no habrá piedad para nadie ―Giro mi vista a un Seguidor ―. Quiero un informe detallado del día que me convertí en S. todo detalle es válido, si te olvidas uno, morirás ―le aclaro y este rápidamente se retira para comenzar a hacerlo. Vuelvo a mirar a mi madre ―. Si descubro algo nuevo, lo pagaras, puedes retirarte.

Cuando se va, algo sorprendida por mi actitud, aunque de algún modo, también satisfecha, aprovecho para indicarle a otro Seguidor que llame a Hanna, debemos aclarar muchos tantos entre nosotros.

No seas grosero con mi hermosa pelirroja –me aclara Will.

Déjalo, al fin hace las cosas como se deben –responde S. –además, se siente en el aire la oscuridad, hoy la gente deberá tener cuidado.

Sí, también lo siento.

Levanto la vista mientras espero y visualizo a Aye acercarse hasta mí, sonríe como siempre, pero hoy hay algo diferente en ella, aunque no sé qué es. Me quedo observándola mientras se queda callada, tiene un chupón en el cuello y eso a S. no le gusta.

Los juguetes no se prestan –gruñe.

Ya paren, por favor –la voz pasiva empieza a preocuparse.

La detective sigue ahí parada sin hacer ningún ruido, entonces decido hablar yo, pero cuando abro la boca, ella de repente me acusa.

―Me mentiste ―Frunce el ceño.

Sonrío.

―Te recomiendo que no hagas esto ahora, no estoy de humor.

―Yo tampoco ―Camina hasta mí, pero se detiene cuando mis Seguidores no la dejan avanzar ―¿Cuándo ibas a decirme que tu padre es el asesino del mío?

―Nunca, eso debía quedar enterrado por siempre. Parece que Nathaniel va a ser el primero en morir.

―Eres injusto.

―Te dije que estaba de malhumor ―Me río.

Sonríe también.

―Y yo ―Se gira ―. Nuestro trato se acabó.

―¿A dónde crees que vas?

―Al infierno ―Agarra el arma que lleva guardada en su pantalón cuando los Seguidores se interponen en su camino.

―No sin mi permiso.

Ayelén

Preparo mi revolver, sus seguidores quieren impedirme el paso y parece que él no va a cambiar de opinión. La oscuridad se siente en el ambiente, como la tensión. Me giro a ver al Señor S. está perdido en sus emociones de muerte, puedo notarlo, realmente está enojado.

Pero no más que yo.

―No tengo nada que hacer aquí, no cumpliste tu palabra, así que yo tampoco cumpliré con la mía ―le aclaro.

―¿No vas a cooperar? Lo lamento mucho, entonces... ―Hace un gesto de degollar en su cuello y dictamina ―mátenla.

Error mío, él sí está peor que yo.

Un Seguidor me ataca pero le disparo, otro viene corriendo y le doy una patada, un tercero me golpea en la cara aunque me reincorporo rápidamente. Mientras lucho por mi vida, William Stefanoski solo se queda sentado en su "trono" observando el espectáculo con su mirada llena de muerte. Son muchos mis contrincantes, termino por cansarme y mis balas agotarse, en un momento caigo al suelo, entonces un Seguidor me apunta con su revolver para matarme.

―Alto ―lo frena su líder, viendo la escena con su mirada fría y sin sentimientos ―¿Vas a cambiar de opinión? ―me pregunta.

―Yo no me inclino ante nadie ―le aclaro.

Él sonríe.

―Pero vas a morir.

―¡Claro que no!

Distraigo al del arma con mi grito y le pego, robándole así su revólver, pero uno que está detrás de mí me agarra por la espalda, apoyando un cuchillo en mi garganta. No me importa nada y le doy un codazo, sin embargo termino siendo golpeada cayendo al suelo. Los Seguidores bloquean mis movimientos amarrando mis manos.

―Creo que no lo estás pensando bien, quizás un tiempo en el calabozo te haga recapacitar ―mueve la mano para que me lleven mientras forcejeo. De repente todo cambia en un segundo, la puerta principal de abre no sé cómo, entonces el Señor S. se levanta de su asiento, sorprendido al ver quién entra ―¿Y tú qué haces aquí?

Levanto la vista y rápidamente mi corazón se acelera, Elián entra como si nada a la Logia de la Serpiente, sacando dos armas grandes, que ahora sostiene en sus manos.

―He venido por mi esposa.

Perversa Oscuridad: Caras [#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora