36: Desátame

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Elián

Un rato antes.

Es tarde, la noche se está acercando. Me encanta mirar la luna mientras se asoma, pero algo me inquieta, hoy no es uno de esos días en que puedo disfrutar de la tranquilidad. Dejo de observar la ventana y miro mi copa de vino, está vacía, hay veces que me siento así.

Y es mi culpa.

Mi forma de vivir me ha impulsado a destruir lo que más amo, lo que me trae alegría y me aleja del aburrimiento, mi querida Ayelén Wesley. Todavía retumba en mí el día que la estafe, no sé en qué estaba pensando, pero me equivoque y no tengo como remediarlo.

De repente mi celular suena, dejo la copa, y como si la hubiera llamado con la mente, visualizo su número en el identificador de llamadas, enseguida la atiendo sonriente.

―Mi Alegría.

―Escúchame Elián, necesito pedirte un favor, así que dime dónde estás, que iré enseguida para allá, es urgente.

―Cualquier cosa por ti. Estoy en casa, te estaré esperando ―Corto cuando ella lo hace.

Aunque me pone feliz que me haya llamado, sigo inquieto, así que llamo a uno de mis empleados y le digo que rastree la llamada. Lo sé, mi intuición nunca falla y la mayoría de las veces, tengo razón. Por eso soy bueno en mi trabajo. No debería jactarme de eso, pero así es.

Rato después, llego a la Logia, lo suponía, así que no pierdo más tiempo y entro sin preguntar, rompiendo la cerradura haciendo varios tiros.

―¿Y tú qué haces aquí? ―Se levanta S. de su asiento y yo alzo mis armas poniendo una cara bastante seria al ver la escena en dónde Mi Alegría se encuentra amarrada con varios Seguidores obligándola a caminar.

―He venido por mi esposa ―declaro y mis empleados también sacan sus pistolas, aparte de mis enemigos.

Un tiroteo comienza en el mismísimo edificio principal de la Logia de la Serpiente, acto seguido hago que tiren una bomba de humo al estar en territorio de la competencia. Corro hasta mi mujer, golpeo a los que la sostienen y la levanto entre mis brazos para salir de allí. Preparo la retirada cuando obtengo lo que deseo y apoyo a Ayelén sobre mi vehículo para comenzar a manejarlo. Los Seguidores no se detienen y comienza una persecución.

―¡¡A tu derecha!! ―grita ella cuando intentan dispararnos y le hago caso girando el volante lo más que puedo.

Doy paso al acelerador y a través del altavoz de mi celular les indico a mis empleados lo que deben hacer. Cuando logro que controlen la situación, bajo la velocidad y sonrío para por fin hablarle.

―Hola ¿Me extrañaste?

―¿Esto es un secuestro? ―me dice mirando sus manos aún amarradas con el ceño fruncido pero luego se ríe ―Solo bromeo, gracias aunque... ¿Cuando me desatas?

―Cuantas exigencias. Alegría ¿Qué era eso que querías pedirme con urgencia? ―Mantengo la vista en la calle.

―Necesito que averigües sobre James Stefanoski ―Se pone seria.

―¿James Stefanoski? ¿No es el difunto Señor S? ―Giro en una curva visualizando la siguiente calle, falta poco para llegar a mi casa ―¿Qué paso en la Logia para que ocurriera esto? ―Miro sus manos aún amarradas que intenta desatar sin resultados y luego vuelvo a observar hacia adelante.

―Supuestamente es el asesino de mi padre.

―Tiene lógica, oí que era todo un sádico ―acoto y muevo el volante para entrar a mi estacionamiento al estar llegando, presiono un botón para que la compuerta se abra.

Perversa Oscuridad: Caras [#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora