37: Confesión

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Hanna

Tengo un revuelo en mi cabeza, no ha sido bueno escuchar a Ayelén. Además, la noche sigue siendo complicada, han pasado tantas cosas de una sola vez. Los Seguidores están totalmente alterados, corren de un lado para el otro como si fuera el fin del mundo. Da la casualidad que uno se acerca hasta mí cuando voy por los pasillos.

―Me estaba yendo, tengo trabajo ―Le aclaro.

―Puede esperar, Serpiente te llama.

Me sobresalto.

―¿Ya está bien? ¿Cómo se encuentra? ―pregunto preocupada, aunque una parte de mí no lo quiera admitir.

Sigo enojada.

―Bien es decir poco, me recuerda al señor James ―nombra al padre de Will ―y eso es peligroso. No lo hagas esperar, que podría matarte.

¿De qué está hablando? ¿Es por eso que todos están alterados?

Asiento y apresuro mi paso, ¿Qué ha pasado aquí? Observo que todo está destruido y están arreglando, mientras William con una mirada del infierno se mantiene sentado en la silla principal, como un Rey asesino. Cuando dicen que va a matar a alguien se nota, su sonrisa no está.

La oscuridad se siente alrededor de él.

Camino hasta en frente del trono, dónde se encuentra, y mientras avanzo hacia él, su mirada llena de muerte se desvanece, su sonrisa regresa como si nunca hubiera vivido un infierno aquí dentro, como todos.

―Hanna ―expresa tranquilo ―mi pelirroja.

Frunzo el ceño.

―Se ve que estás bien.

―Sí, ya recordé ―Se levanta de su asiento y se acerca hasta mí, yo retrocedo, su actitud me desconcierta y confunde ―. Íbamos a huir, tú y yo.

―Sí ―digo en tono bajo para después aclararle ―sigo enojada.

―Por lo de Fantasma, lo sé ―Apoya su mano en dónde está su corazón ―lo siento tanto, no encontraba forma de trasmitirte mis sentimientos sin que me odiaras ―Camina para estar cerca mío y agarrar mis manos ―. Puedo arreglarlo, estoy seguro, ahora estoy completamente seguro ―repite para recalcar.

Me suelto.

―No me vengas con banalidades.

―¿Esto es banal? ―Saca de su bolsillo una carta ―Mi Seguidor investigo lo sucedido hace once años, no se guardó ni un detalle ―Abre el papel viejo y comienza a leer, me sonrojo cuando oigo mis palabras escritas, al oírlas desde su boca ―"Mis sentimientos por ti han crecido, me gustas, Will. Ya no es un te quiero como amigo, es un te amo como algo más".

―E... eso fue... fue hace un montón ¡Tenía quince! ―grito nerviosa ―¡Y tú me abandonaste! Así que no me vengas ahora con esas.

―No te abandone ―dice seriamente.

―¿Eh? ―Lo miro confundida ―¿De qué hablas? ―Mis ojos se humedecen ―¿Tampoco te harás cargo de tu culpa ahora que lo sabes?

―Yo iba a ir por ti ¡Lo juro! ―Me abraza y me sobresalto ―Tenía el bolso, estaba listo para marcharme, pero no me dejaron, me descubrieron.

¿Qué?

―¿Sabes qué fue lo peor? ―continua con su explicación y se nota su voz afligida ―No descubrir cómo ayudarte. Estaba entre la espada y la pared, literal. Entonces la culpa me consumió aunque no era mía y el dolor físico termino de hacer el resto ―Me abraza más fuerte ―perdóname Hanna, por ser un cobarde, un débil, y por no ser más inteligente a la hora de luchar por ti.

Perversa Oscuridad: Caras [#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora