Ayelén
Bueno, hay que admitir, William sabe dónde tocar. Mis zonas erógenas han sido atendidas y veo como se relame los labios cuando aleja su cabeza de mi intimidad, para luego agarrar el preservativo.
Respiro agitada y espero con ansias. Ya no puedo aguantar más, todo mi centro palpita. Al fin se pone el condón y se posiciona entre mis piernas.
―¿Tienes calor? ―se burla y se ríe.
―Tú también lo tienes, cariño ―lo provoco y rodeo mis piernas alrededor de su cintura, acercándome hasta su boca―. Dame duro.
Nos besamos y se introduce en mí. Siento la adrenalina cuando comienzan sus embestidas. Esto es delicioso. El sexo sin ataduras es delicioso. Puedo sentir las buenas vibras sin ninguna culpa. Puedo notar en su mirada, su deseo. Se siente poderoso. No digo que no lo sea, pero cuando tenemos esta intimidad, parece hasta otra persona.
Aunque bueno, siempre he pensado que tiene dos caras. No es de ahora, pero cuál es la verdadera.
―Oh, Detective Wesley. ―Su tono es diferente. Aparte de estar excitado, claro―. Me interesas mucho. ―Aumenta el ritmo y presiona mi trasero, haciendo que gima.
Solo espero que solo sea un calentón y ese interés no crezca, porque siento que me traerá problemas en mi investigación.
~~~
Abro los ojos, ya es de mañana, ayer ha sido un día de locos, más locura de lo normal. No es que esté cuerda, pero preciso tranquilidad, al menos de vez en cuando. Me siento en la cama, pero antes de levantarme soy detenida. El rubio me abraza por detrás.
―Buenos días ―susurra en mi oído.
―¿Estabas despierto?
―Soy un animal, siempre estoy alerta. ―Mueve mi cabello y besa mi cuello, se dedica a hacer un chupón.
―¿Estás caliente?
―S siempre está caliente. ―Me agarra el rostro y me gira, acercándose a mi cara―. Más si la detective Wesley está en su cama. ―Gruñe.
―Y hablas de ti en tercera persona, qué divertido. ―Me río―. Pero no. ―Lo empujo y me levanto, comenzando a agarrar mi ropa para empezar a vestirme―. Ya fue mucho sexo por una sola noche y tengo prioridades ―le aclaro cuando termino de ponerme la última prenda de ropa.
Visualizo como él se coloca su bóxer y su pantalón, levantándose para luego acercarse hasta mí. Apoya sus manos en mis hombros y de nuevo se posiciona detrás de mí, susurrando otra vez en mi oído.
―Tienes razón, podemos jugar después.
Me alejo, voy hasta la puerta, abro y me sigue. Va a ir sin camisa y descalzo por ahí, parece. Se pone delante, estirando su brazo, poniendo su mano en la pared, bloqueando mi paso.
―¿Qué?
Continúa con su sonrisa.
―Me encanta tenerte por aquí.
―No me coquetees, porque no funcionará ―me burlo.
Se acerca a mi boca y antes de que piense cualquier cosa, dice algo muy diferente.
―Busca a Nathaniel, él te dará todas las instrucciones que tengas que saber ―me indica y asiento.
Entonces, veo como se retira en la dirección contraria hacia mí. Me mantengo parada y visualizo a unos metros a Hanna. Me mira, detenidamente. ¿Acaso tiene algo para decirme? Espero que no tenga que ver con Julia, porque ya tuve suficiente de esa mujer.
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Perversa Oscuridad: Caras [#4]
AcciónDos caras de una misma moneda... "La oscuridad regresa, multiplicada por dos". CUARTA PARTE DE PERVERSA OSCURIDAD. ___ ADVERTENCIA: Esta novela tiene lenguaje adulto, violencia y escenas de sexo explícito. *Por Viviana Veleria V.