1: Libertad

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William

La enorme puerta se abre, luego la reja corrediza y al fin puedo ver el sol. Estoy demasiado sucio luego de estar por... no sé, ¿un mes?, ¿dos? Ni conté los días que estuve en la cárcel. Los que sí los contaron fueron mis seguidores. Ya hay un auto esperando aquí, en frente del edificio de la prisión.

«No pueden vivir sin mí un día, ¡estúpidos!», grita mi voz agresiva.

Sin embargo, no entro al vehículo y el chófer me mira impaciente, nervioso. Por su insistencia, la voz que denomino en mi cabeza como S, lo está taladrando con insultos y me estoy irritando.

Espere, buen hombre ―calma la voz pasiva que también existe en mi cerebro y ahora sale de mi boca. Ese es Will o como algunos lo llamarían, la conciencia. Esa, la que controla, lo que está bien y lo que está mal.

No tengo ganas de explicar esto, me aburre. No me acuerdo ni cuando comenzaron a tener vida propia, las dos voces o en realidad...

«¡Atención! Detective sexy acercándose, gr», S está listo para la acción.

Giro mi vista y le sonrío amigable a Ayelén que viene en mi busca.

―Detective Wesley, la estaba esperando. Pensaba que se había arrepentido, la Logia no es para cobardes... ni cuerdos ―agrega S lo último.

Se ríe y su rostro demuestra malicia.

―Ninguno de esos dos defectos me definen, cariño. ―Mueve su cabello y me muerdo el labio inferior, esa confianza me enciende.

«¡Uf, y no sabes cómo!», la voz agresiva vuelve a hablar.

Subimos al vehículo, el chófer, o sea, mi seguidor, hace una mueca de molestia al dejar que la detective se adentre en auto. Es obvio, varios van a mirarla mal en un principio. Después de todo, ella fue quien me metió a la cárcel. Me divertiré mucho a partir de ahora, más que antes quizás. Aunque también debo ponerme serio, encontrar al asesino de su padre, para que yo pueda encontrar a mi hijo.

"Un intercambio más provechoso para ambos", recuerdo sus palabras.

Debo admitir que es muy astuta. No puedo andar con errores. Necesito esta alianza.

Cuando el vehículo termina de hacer su recorrido, estaciona en frente de la Logia y bajamos para entrar directo. Me abren la puerta muy emocionados, así que les exclamo alegre.

―¡Ya llego por quien lloraban!

―¡¡¡Viva las Serpientes!!! ―gritan todos y aplauden.

«De verdad están llorando», opina Will, «pobrecitos».

«Que se caguen», dice S, «ellos ni se dignaron a sacarnos, en cambio, a la bella detective, ¡la quiero en mi cama!».

Ignoro la conversación de mis dos voces y comienzo a caminar. Todos se acercan a pedirme indicaciones, de lo que me corresponde como Serpiente y como siempre empiezo a contestar.

―Señor S, ¿me firma esto? ―dice un seguidor―. Es sobre la nueva sucursal del nuevo prostíbulo.

Lo miro.

―Denegado. ―Se lo devuelvo―. Ese lugar no es apropiado, busca otro. ―Continúo avanzando.

―Señor S, Marcoli aún no se digna a pagar ―me avisa otro.

Perversa Oscuridad: Caras [#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora