— ¿En tu casa?—pregunto espantada.
—Tengo el equipo médico necesario...—asiento y observo a mi alrededor nuevamente.
—De igual manera, muchas gracias.—
— ¿Quieres más comida?—asiento en silencio apenada y este toma su teléfono, dando indicaciones mientras lo observo fijamente.
—Me llamo Vita, por cierto.—se levanta del asiento y se acerca a mi, sentándose a los pies de mi cama. Su mano toca la mía y sonreímos al mismos tiempo.
—Daario, un placer conocerte.—
—Juro que pagaré lo que estas haciendo por mi.—
—No tienes por que, la ayuda me apeteció brindártela sin pedir algo a cambio.—
—Y lo agradezco, pero como alguna vez leí: "Para el hombre honrado, las deudas son una amarga esclavitud".—Su boca se abre, pero al instante entra una chica con una nueva bandeja de comida, quita la antigua y me coloca la nueva.
— ¿Podrías llevarme al sanitario?—asiente en silencio y se acerca hacia mi, llevándome en sus brazos.
— ¿Por que no tengo ropa?—
—Por que la tenías sucia, ademas, estas más cómoda de esta forma. Nadie va a juzgarte.—
—Pero no puedo estar asi, como en la época de las cavernas...—
—Estas a salvo, relájate. Cuando terminas me avisas.—asiento y me levanto la bata para hacer mis necesidades, observo el baño y veo que tras la ducha, se encuentra una puerta.
— ¿Puedo tomar una ducha?—
—Claro que sí, tienes todo lo que necesitas.—señala a su alrededor, asiento y me levanto dirigiéndome a cerrar la puerta, se quita de ella con delicadeza y la cierra, dejándonos a los dos dentro.
—Creo que no entendiste...—susurro un poco tímida.
— ¿Que cosa?—pregunta recostado en la puerta.
—Que tomaré una ducha. No puedo bañarme contigo dentro...—comento obviando la situación.
—Tomaremos una juntos...—sus manos viajan hasta el final de su camisa y la quita en un movimiento, siguiendo con su cinturón, sus zapatos son tirados al suelo, mientras me quedo observándolo asustada.
— ¡De ninguna manera!—camino fuera de su angulo y abro la puerta, sus manos viajan a mi cintura y me pega a su cuerpo, ahora desnudo.
¡Madre mía!
— ¿Acaso tienes miedo Katze? Recuerdo que con el chico del privado no lo tenías...—levanto mi vista y lo observo con furia contenida.
— ¿De eso se trata? ¿Quieres acostarte conmigo? Debí saberlo antes.—tomo mi bata y la subo por mi hombros quedando completamente desnuda frente a él, me toma de la mano y entramos a la ducha. Me acerco hacía él y lo pego a la pared, beso sus labios salvajemente, mientras tomo su miembro en mis dedos. Lo acaricio de arriba hacia abajo y entonces, me arrodillo ante él, llevando mis labios hacia la punta.
En un momento soy catapultada hacia arriba, quedando mis brazos contra la pared.
—No quiero sexo. Vamos a bañarnos.—
—Eres un imbécil.—susurro furiosa. Me siento completamente humillada y lo odio.
Mi furia se muere cuando su mano impacta contra mis muslos, dejándome completamente ida.
— ¿Que demonios haces?—sus manos toman las mías aprisionándolas detrás de mi espalda, impactando de nuevo su mano con mis muslos. Trato de safarme pero su cuerpo me tiene acorralada y no puedo salir.
—Aprenderás a respetar, katze.—
¿Acaso sigo bajo los efectos de la droga?