— ¿Cuando vas a entender que estar afuera es peligroso? ¿Acaso no tienes conciencia?—
Siempre el mismo discurso. Ruedo los ojos y cojo un pan tostado y lo unto con un poco de mermelada.
—Deja de gritar Gian. Me duele la cabeza.—
—Ese no es mi problema, levántate, arréglate y vienes conmigo a trabajar.—me levanto tirando todo a mi paso y corro hacia mi habitación. No me iré con él. Y mucho menos con los chicos. Me coloco unos jeans rotos y una blusa gris básica, junto a unos vans del mismo color. Tomo mi mochila, mi teléfono y mis llaves y salgo por la ventana de mi habitación. Lo he hecho infinidad de veces...
Me subo al auto y presiono el control en el timón, las puertas de hierro se abren al instante, mientras, me despido de Gian y los chicos saludándolos desde lejos. Al instante la pantalla del auto se ilumina con el nombre de Gian... Contesto y sonrió mientras lo hago.
— ¿Que necesitas querido hermano?—contesto con voz dulce.
— ¿Que demonios haces Vita?—
—Nada que te importe, vuelvo mañana.—cuelgo la llamada y corro por toda la carretera, la adrenalina me sienta bien. Por suerte mi destino no esta muy lejos.
Las puertas se abren y aparco el auto justo afuera.
— ¿Otra vez Vita?—Fani se encuentra en el marco de la puerta, con los brazos cruzados sobre su pecho y con una cara no muy amable.
— ¡Hola Vita! ¡Que alegría verte! ¡Te amo tanto!—paso de largo y entro, dirigiéndome hacia la cocina, toda esta adrenalina, me ha dejado hambre.
—Deja el sarcasmo. ¿Te escapaste de nuevo?—asiento mientras tarareo una canción, me sirvo un vaso de leche y tomo unas galletas oreo.
— ¿Puedes dejar de reñirme? Te pareces a Gian...—
—Lo hago por que te amo Vita, eres mi hermana. No quiero que algo malo te pase.—me levanto y la abrazo dejando un beso en su frente.
Caminamos hacia su habitación y me siento en su cama, encendiendo la tv. Mi teléfono comienza a sonar y lo cojo inmediatamente.
— ¿Hola?—la otra línea se encuentra completamente muda y lo único que escucho es un leve respiro. Cuelgo y sigo viendo la tv.
— ¿Que harás hoy?—pregunta Fani, mientras comienza a escoger ropa.
—No mucho. ¿Por que?—
—Para que hiciéramos algo juntas, hace mucho no lo hacemos.—Exactamente dos años, para ser más especifica, cuando mi vida cambio.
— ¿Quieres ir a una fiesta? Hoy habrá una en el pub de Mario.—niega de inmediato, y entra de nuevo al tocador.
— ¿Que hora es?—pregunto observando el jardín.
—Las 2 de la tarde.—asiento en silencio y caigo en la cama, cubriéndome con todas las sábanas.
— ¿Que te pasa?—pregunta Fani curiosa. Todos los recuerdos se estacan en mi mente y no puedo sacarlos... Salgo de la cama y tomo mis cosas, saliendo como alma que lleva el diablo.
— ¿A donde vas?—ignoro su pregunto y me subo al auto, arrancado y saliendo rapidamente.
No puedo soportar todos los recuerdos en mi mente, todos se quedan en mi mente como si fuera una fiesta a la que estoy obligada a ir... Entro al Pub y me dirijo hacia un reservado en especial. Abro la puerta y entro observando a todas las chicas desinhibidas paseándose por todo el piso en poca ropa e incluso sin ella, camino hacia la puerta marrón y la abro entrando directamente hacia el tío de barba.
—Quiero una.—el tío me observa y suelta una sonrisa malévola.
—Tienes que pagar un precio...—tiro los billetes sobre la mesa y me la entrega una de sus chicas. La tomo y la trago al instante, es la única manera.
Salgo hacia el Pub y comienzo a bailar a lo largo de la pista....
El dolor se va.
Los recuerdos también.
Y yo con ellos...