He pasado una semana sin hablarle a Gian y me esta matando. Me siento realmente mal por lo que hice, pero no puedo decirle la verdad. Me niego a involucrarlo con mis problemas. No puedo hacerle eso.
Estoy recostada sobre mi cama cuando una bocina comienza a sonar incansablemente afuera. ¿Quien demonios es? Observo un auto aparcado fuera de casa, pero no lo conozco. Supongo que ha de ser uno de los chicos.
Camino hacia la cocina y comienzo a buscar algo para comer, toda esta semana comiendo solo sopas, me esta pasando la factura.
— ¿Que te parece este filete?—me volteo hacia atrás horrorizada dejando caer el vaso. — ¿Te alegras de verme?—
— ¿Como demonios entraste?—pregunto acercándome a él.
—Tengo mis recursos Katze...—beso sus labios y en un momento de arranque, me sube a la encimera, aprisiono su cintura y comenzamos a movernos, sus manos viajan por todo mi cuerpo y no puedo controlarme.
—Señorita Muso, el señor Muso la espera en la oficina.—comenta Jake impasible, asiento hacia él y me bajo de la encimera, tomando de la mano a Daario que se ha quedado pegado como un helado derretido al suelo.
Subo las gradas hasta mi habitación y cierro la puerta, caminando hasta mi armario.
— ¿Estas casada?—pregunta furioso.
—No me recuerdo.—tomo un jumpsuit de color celeste y lo coloco frente a él, si lo sé, soy un poco descarada, me coloco unos tacones con cintas que se enlazan en mi pies y un sombrero a juego. ¡Estoy lista! Camino hacia su cuerpo y me siento a horcajadas sobre él, besando sus labios y su cuello.
—No estoy casada ¿de acuerdo? No temas.—me da la vuelta y quedo debajo de él, nuestros ojos se encuentran fijos y aunque no quiera aceptarlo, creo que esta derribando todos mis muros...
—Dejaremos el sexo apasionado para otro momento, ¿de acuerdo?—me desago de su agarre y me coloco bien la ropa. —Puedes quedarte, pero no puedes esculcar mis cosas.—tiro un beso en el aire y este lo agarra con esa sonrisa tan preciosa y única que tiene. Bajo corriendo las gradas y entro al auto seguida de Jake y Luis.
Gian insistió tanto en que tuviera seguridad que ahora no me dejan salir sin ellos, pero realmente es molesto ser perseguida hasta para ir al baño. Por suerte estos chicos, son geniales. Aparcamos frente a Muso Inc. y bajo con ayuda de los chicos quienes me guían hasta el último nivel.
— ¿Acaso necesitan un poco de mi felici....—mis palabras mueren al entrar a la sala de reuniones y encontrarme con los invitados. — ¿Que hacen ellos aquí?—pregunto molesta.
— ¿Podrías tener un poco más de respeto por nuestros abuelos?—
—Mi respeto se gana Gian.—
— ¿Como estas princesa?—
— ¡No me vuelvan a llamar así!—trato de salir de la habitación pero la puerta se encuentra bloqueada.
— ¿Podrías sentarte y escuchar un momento?—camino de nuevo y me siento lo más alejada posible que puedo de ellos, tomando una silla junto a Fani y Kassius.
—Nana y Papu han venido para quedarse, asi que desde ahora, trabajaras para ambos. En su división. No te enviare a Londres, pero es la última advertencia que tienes. No habrán más Vita, y esta vez es enserio.—Gian se levanta molesto y abandona la sala sin esperar a que pueda hablar. Necesito hablar con él, no me gusta estar peleada y mucho menos con él. Es como mi otra mitad.
— Hija ¿podríamos ir a co..—
—No me interesa nada que venga de ustedes ¿De acuerdo? Nos limitaremos a trabajar, solamente.—me levanto y camino fuera, buscando a Gian por todo el edificio. ¿Donde estará?
—Buenos días Mía disculpa, sabes ¿donde esta Gian?—
—Esta en su oficina, señorita Muso.—agradezco y camino directa hacia ella. Abro la puerta y entonces la vida se me va...
— ¡Por el amor de Dios Gian!—grito tapándome los ojos, una chica de pelo negro con una falda muy corta y una blusa aún mas corta se levanta y sale corriendo hacia fuera apenada.
— ¿Por que no tocas antes de entrar?—gruñe Gian.
— ¿Por que no te metes al baño?—me siento en el sofá mientras se re coloca la ropa y se sienta junto a mi.
—Lamento lo que ocurrió. ¿de acuerdo? Y no lo digo por que ellos estén aquí, lo digo por que no me gusta estar peleada contigo, por que eres mi otra mitad y por que se que me excedí.—
—Solo quiero ayudarte Vita. No soy tu enemigo ni mucho menos. Te amo y siempre lo haré, estamos preocupados por lo que te pasa.—
—No pueden ayudarme ¿de acuerdo? Es mi asunto y tengo que resolverlo sola. Pero estaré bien. Perdóname por favor.—me toma en sus brazos y nos fundimos en un enorme abrazo.
—Eres un asco. Vete a lavar las manos, no quiero tener olor de pe...—
—Pareces marinero con tantas malas palabras que dices...—
Me paro frente a él y hago una reverencia sarcástica, se carcajea y me despido de él.
Me espera un día super largo...