Capítulo 13

1.6K 36 1
                                        

— ¿Que te parece?—pregunto lamiendo mis dedos, estuvo fantástico...

—Estuvo perfecto.—susurra tomándome de las manos y sentándome sobre su regazo.

—Creo que puedes contratarme como tu chef.—comienza a hacerme cosquillas y yo tomo un poco de salsa y lo dejo caer en su rostro. Somos como un par de niños corriendo por toda la casa en una guerra de comida. 

Corro contra el sofá resbalándome en el instante, cayendo junto a la enorme mesa de mármol. Comenzamos a reír y comienza a besarme  muy lento y despacio, olvidándome del dolor. 

—Mira que bellos los dos, retosando por toda la casa, mientras nosotros trabajamos.—me levanto de inmediato y observo a los presentes... Todos me miran con una sonrisa y yo...yo estoy a punto de morirme. Llevo únicamente una camisa de Daario y unas bragas que -gracias al cielo- me tapan bastante...

Me escondo detrás de él y lo comienzo a pellizcar... 

—Hola chicos. Les presento a Vita...—¡Que me maten en este momento!

—Creo que no es un buen momento Daario.—susurro contra su espalda. 

—No te preocupes hija, estaremos en la cocina.—

—O al menos lo que quede de ella.—susurra una chica castaña con los mismos ojos de Daario. 

Caminan hacia la cocina, mientras como un cavernicola, Daario me toma sobre su hombro y me lleva directo hacia su habitación. Entramos en la ducha y nos lavamos el uno al otro entre risas, besos y caricias. 

Me coloco unos jeans rasgados y una blusa negra básica junto a unos tenis blancos, dejando mi pelo suelto para que se seque mejor. 

Bajamos tomados de la mano y los encontramos en el jardín riendo, saludo a todos con dos besos en la mejía y un enorme abrazo y me siento junto a Daario

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Bajamos tomados de la mano y los encontramos en el jardín riendo, saludo a todos con dos besos en la mejía y un enorme abrazo y me siento junto a Daario.

—Bella, te presento a mis padres. Ella es Leila y Vincent.—Daario es muy parecido a su madre, aunque tiene unos pocos rasgos de su padre. 

—Un placer conocerlos, Vita Muso. Lamento la muy mala primera impresión.—

—No te preocupes querida. Son jóvenes...—sonrío y soy guiada hacia la chica frente a mi, que se encuentra con una enorme sonrisa.

—Finalmente ella es Dasha, la peque.—

—No soy tan peque Daario.—gruñe Dasha rodando los ojos.

—Un placer conocerte.—susurra besando mis mejías.

— ¿Que les parece si comemos algo? Vita ha preparado una pasta al pesto, para chuparse los dedos.—

Mi teléfono comienza a sonar y lo cojo de nuevo, contestándole a Fani.

—Ahora no puedo ¿de acuerdo?—cuelgo de nuevo y camino junto a ellos de nuevo a la cocina, que mágicamente se encuentra completamente limpia y reluciente. Sirvo los platos y todos comenzamos a comer, no es que no me quepa otro plato. 

— ¡Esta delicioso!—comenta Dasha.

— ¿Donde lo aprendiste?—pregunta Leila.

—Mis hermanos me enseñaron todo lo que sé.—sonrío recordando tantos momentos junto a los chicos, limpio una lágrima y sonrió. —Ademas, los italianos somos muy amantes de la cocina.—  

— ¿Alguien quiere una copa más?—pregunta Daario, Dasha asiente, mientras que Leila y Vincent niegan deliberadamente.

—Anni, amori e bicchieri di vino, nun se contano mai.—

— ¿Amores, vino...—sonrió hacia Daario y beso sus labios en un impulso y susurro contra sus labios.

—Años, amores y copas de vino, no se deberían de contar nunca.—susurro contra sus labios, observo mi reloj y me separo al instante de él, el tiempo se me paso volando. —Fue un placer conocerlos, sin embargo tengo que irme. Espero verlos pronto.—me despido de todos e incluso de Daario, que me observa con una mirada incrédula y un tanto molesta.

—Espera te llevaré.—Daario toma su chaqueta y sus llaves y lo detengo en el momento.

—Relájate Friki, tengo mi auto.—señalo las llaves con obviedad, me despido besando sus labios y mordiendo su mejía, trato de correr para safarme de su agarre, pero este me toma por detrás cerca de la cintura y me pega a su pecho, su mano golpea mi muslo y comienzo a reír mientras muerde mi cuello. 

— ¿Sabes que quedara una enorme marca?—comento mientras camino hacia mi auto.

—Ese es el punto nena...—me carcajea y le envío un beso que recibe al instante con su mano y lo lleva hacia su corazón. 

¿Que diablos pasa conmigo?

Dark SideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora