Capítulo 33

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Camino hacia la SUV con una manta sobre los hombros y cuidada por Jake y Dan, mis fieles acompañantes. Me tiro a sus brazos y beso sus mejías. ¡Son los mejores! Colocaron un dispositivo en mi cadena, por lo que no les fue tan dificl encontrarme. 

Daario entra conmigo y me coloca sobre él a horcajadas besando mis labios, como si no hubiera un mañana.

—Necesito saber que estas aquí, junto a mi.—asiento en silencio y devuelvo el beso.

—Siempre.—susurro.

El viaje a casa es sumamente rápido, estaba en una bodega al norte de Italia, cuando bajo del auto Amelia y André corren hacia mi, manteniendome en sus brazos. 

— ¡Gracias al cielo estas bien mi niña!—beso la mejía de ambos y los abrazo fuerte. Estando junto a Bruce encerrada, me hizo darme cuenta que no vale la pena estar con tanto odio y resentimiento por alguien que hizo lo mejor que pudo.

— ¿Podría descansar un momento? No me encuentro muy bien.—susurro hacia los chicos, Daario sin esperar una respuesta me levanta y camina hacia mi habitación dejándome cerca de la ducha.

— ¿Estaré afuera de acuerdo?—tomo su mano y niego en silencio.

—No quiero que te vayas, te necesito.—pega sus labios a los míos y suelta un suspiro de victoria.

—Eres todo lo que necesito.—nos desvestimos entre besos y caricias, me levanta pegándome con su cuerpo a la pared, besando mis pechos.  

—Quiero darte todo nena.—

—Quiero entregarme a ti, por completo.—

Su miembro se encuentra en mi entrada y en un movimiento, nos encontramos disfrutando y entregándonos al placer más hermoso que dos personas pueden compartir. 

Mis movimientos se vuelven frenéticos acompañados de los suyos propios, queremos la liberación, queremos la entrega, queremos el amor. 

— ¡Daario!—suelto un grito seguido de un gemido. 

—Eres todo nena.—besa mis labios y tomados de la mano salimos de la ducha, coloca la toalla a mi alrededor y caminamos hacia la cama. 

—Lamento todo lo que paso...—me toma entre sus brazos y besa mi cuello. 

—Nada fue tu culpa, Chris nos aviso y por suerte llegamos a tiempo.—suelto una sonrisa agradeciéndole mentalmente a Chris. 

—Tenía 15 años.—volteo mi rostro hacia la ventana y enredo mis dedos. —Estaba haciendo mis tareas, pero entonces decidí ir a la piscina.Tomarme un descanso. Me coloque mi traje de baño favorito, era azul marino. Baje y me quede observando el cielo, Bruce se sentó junto a mi y me pregunto que como me encontraba. Lo quería mucho ¿sabes? Era el encargado de la seguridad de mis padres y siempre nos había protegido a los chicos y a mi. Me dijo que me llevaría a un lugar donde tenía un regalo para mi, fui tan ingenua. Me tiro sobre su cama y me desnudo, violandome durante horas.—Daario me levanta y me coloca sobre su regazo besando mis labios y limpiando mis lágrimas. 

—No tienes por que seguir nena.—niego y beso sus labios, dejando caer mi cabeza sobre su hombro. 

—Los chicos estaban en sus cuartos, desde el lugar donde estaba, no había manera posible que me escucharan. Esa fue la primera vez, también fue el día que mis padres murieron. Recuerdo haber corrido hacia mi cuarto y no salir durante 2 semanas, me sentía sucia. Pasaba en la ducha todo el día e incluso algunas veces llegue a dormirme allí, solo para sentir que sus manos ya no estaban sobre mi. Todos pensaba que era una especie de reacción hacia el fallecimiento de mis padres, no lo era.  Lloraba todas las noches, por que tenía miedo que llegara hasta mi cuarto. La tercera semana volvió, me llevo de nuevo hacia su cuarto y se repitió lo mismo. Durante un año pase viajando entre su cuarto y la ducha. No quería hablar con nadie y no quería ver a nadie.—

— ¿Por que no le contaste a Fani?—

—Me amenazo con matarlos si decía algo. Tenía miedo. No quería que sufriera por mi, debía de salir de eso sola.—

— ¡Hijo de puta! ¡Lo hubiera matado con mis propias manos!—ruge Daario.

—El año llegaba a su fin y yo ya no aguantaba, quería explotar y decirlo, pero siempre el miedo me invadía de que por mi culpa mis hermanos sufrieran. Un día me violo en el jardín, quería saber que todos vieran lo puta que era al exhibirme,  me resistí y me dio una bofetada, mi cabeza golpeo contra una roca y quede inconsciente. Cuando volví un chico de cabello castaño estaba frente a mi preguntándome como me encontraba. Me ayudo y esa fue la última vez. Al día siguiente lo cite en su cuarto, llego diciendo que finalmente había decidido lo que era bueno... Sus sucias manos viajan por todo mi cuerpo y entonces lo apuñale, no podía parar por que la rabia, la decepción, la tristeza, se arremolinaba dentro de mi como un huracán, queriendo vengarse. Chris me quito el cuchillo y finalmente me libere, o al menos eso pensaba. Durante esos 5 años, no podía olvidar y bebía, me drogaba hacia todo para olvidar, todos esos chicos con los que estaba, lo hacia para reponer el control de mi misma. Pero nada funciono.—

—Hasta que sucedió lo del bar ¿cierto?—

—Después tú me encontraste y aunque quería escapar, algo me guiaba de nuevo hacia ti. —

—Recuerdo haberte visto en el monitor con el tipo del bar, siempre estabas a la misma hora, pidiendo la misma bebida y embriagándote. Te veía con todos los tíos y no entendía que pasaba contigo, varias veces te llevaba hacia mi oficina y te dejaba embriagarte allí. Solo para cuidarte.—levanto la vista y varias lágrimas caen sobre mi rostro.

—Gracias por cuidarme desde entonces. Eres un ángel Daario.—

—Siempre ha sido un placer nena.—

— ¿Como me veías en el monitor?—pregunto curiosa

—Soy el dueño nena.—ruedo los ojos y beso de nuevo sus labios. 

—Gracias.—su rostro no entiende lo que digo y beso su frente.

—Por rescatarme de mi misma.—

Después de una pequeña sesión de sexo salvaje junto a Daario, bajamos tomados de la mano y frente a todos, que me observan con una sonrisa. 

—Lamento todo Vita, nunca supe cuidarte, pero te prometo que voy a estar allí para ti, por el resto de la vida.—abrazo a Gian y niego susurrando en su oído. 

—Tú no tienes la culpa, te amo. Gracias por ser el mejor hermano del mundo.—

Los chicos me toman en sus brazos y juntos formamos la mejor familia que el cielo pudo haberme dado. 

Gracias mamá, gracias papá... 

Dark SideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora