— ¿Como te encuentras?—pregunta Daario acariciando mis mejías.
—Gracias, por salvarme la vida. De nuevo.—beso sus labios y escondo mi rostro en su cuello.
Me encuentro a horcajadas sobre él mientras sus manos acarician mi espalda, en un intento para tranquilizarme.
—Para eso he nacido nena.—suelto una sonrisa y vuelvo a besar sus labios.
—Lamento lo que dije. Quiero cambiar, pero también quiero que sepas que soy así por una razón... No te lo puedo decir por el momento. Sin embargo estoy dispuesta a intentar, lo que sea que sea esto entre tú y yo. Si aun lo quieres...—Nunca había sentido esta sensación de estar tranquila y en paz.
—Nena... Me haces tan feliz. Y claro que quiero intentarlo, debo de admitir que lo iba a seguir intentando incluso si tú no querías...—vuelvo a besar sus labios, cuando más lágrimas salen incontrolablemente.
— ¡Pero mira nada más! Ensuciando el sofá en el que todos nos sentamos, son un asco...—suelto una carcajada y me volteo para saludar a Sasha pero mi loco pie de piña no me deja, agarrándome de la cintura.
— ¿Me dejas levantarme para saludar a tus amigos?—niega con el ceño fruncido, y junto a mi, se para caminando hacia los chicos, dejándome solo darles un pequeño beso en la mejía.
— ¿Por que estabas llorando?—pregunta Ibra.
—Hemos tenido un pequeño episodio CSI, un auto ha tratado de impactarla y la ha seguido durante todo el trayecto hasta acá.—
— ¿Que demonios?—pregunta ambos al mismo tiempo. Los chicos de Daario llegan al momento y nos observan a todos, tratando de saber si están autorizados a compartir la información.
— ¿Que pasa Sergei?—pregunta Daario muy serio.
—Hemos seguido al auto y ha desaparecido en un bosque al Norte, el número de placa era falso y la Minivan había sido robada hoy a las 5:30 a.m, aunque los vidrios estaban tintados logramos descubrir que el conductor era un hombre, el rostro lo tenía cubierto con un pasamontañas. Sería bueno si la señorita Muso recordará todo lo que paso.—asiento y me separo un poco del pecho de Daario, o al menos, lo que me deja separarme.
—Venía hacia acá cuando quise cruzarme al carril derecho, el auto acelero y no me permitió el paso, supuse que no me lo quería dar, asi que me iba a cambiar mas adelante cuando se fue hacia atrás de mi, acelerando constantemente y frenando a centímetros de mi, comprendí que iba hacia mi, comencé a esquivarlo constantemente y el auto me seguía, tenía miedo y llame a Daario.—
—Muchas gracias, señorita Muso.—
—Sigue investigando Sergei, gracias.—
—Muchas gracias chicos, por ayudarme.—comento apenada, los chicos junto a Segei se despiden y caminan hacia el otro lado de la casa.
— ¿Quien piensas que es?—pregunta Sasha.
—No tengo la menor idea. Sin embargo, creo que es el mismo hombre del ataque en casa.— ¡Joder! ¡Yo y mi bocota!
— ¿Ataque en casa? ¿Cuando? ¿Por que no me lo dijiste?—
Estoy en grandes problemas...
