Capítulo 8

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—Buenos días, princesa durmiente.—parpadeo varias veces y me levanto observando mi alrededor... 

— ¿No es Bella durmiente?—La chica me deja la bandeja en la cama y observo mi desayuno. ¡Estoy en el cielo! 

—Creo que sí... No se, lo he olvidado.—sonrió hacia la chica y esta abre las cortinas, dejando entrar los rayos del sol en todo el cuarto.

— ¡No! ¡Me voy a morir!—grito tapando mis ojos. 

—No se puede morir por el sol.—comenta la voz fuerte y rasposa. 

— ¡Pasa adelante raro!—comento mientras meto un bocado de waffles a mi boca.

— ¿Podrías dejarnos un momento a solas Clarissa?—la chica asiente y se despide de mi. 

— ¡No te vayas! Va querer tocarme o matarme... ¡Diles a las personas que estoy indefensa con este friki!—la chica sale riéndose y este me observa con cara de póquer. 

— ¿Vienes a darte una liberación mañanera?—

— ¿Por que eres tan respondona?—

—Por que me encantar decir la verdad a las personas arrogantes y estúpidas como tú.—

— ¿Podrías respetarme más?—

— ¿Podrías dejar de ser tan friki?—

— ¡Me quitas la paciencia!—

— ¡Tú me la quitas a mi!—

— ¡Deja de gritar!—

— ¡Deja de gritarme!—

— ¡Eres una cría!—

— ¡Y tú un imbécil!—Cierra la puerta de un golpe y logro escuchar varias maldiciones afuera. Es lo mejor. Para mí como para él.

De eso estoy segura. 

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—Tendrás que tomar esta medicina por un mes más. ¿De acuerdo?—asiento hacia el Doctor, evitando con todas mis fuerzas su mirada, no me puedo olvidar que me vio como Dios me trajo al mundo. 

— Muchas gracias por todo. Lamento las molestias.—me toma en sus brazos y me despide. La chica tras él, me envuelve en un abrazo aún mas fuerte y beso su mejía.

—Gracias a ti también.—

Coloco mi mano frente a Daario y este me observa con la ceja enarcada. 

— ¿Me darás la mano?—pregunta como si fuera inaceptable.

— ¿Que quieres que te de? ¿El pie? ¡O no! ¡Ya se lo que quieres! Lastimosamente no me has pagado, y como dicen por allí, sin dinero no hay baile...—paso de largo hacia las gradas y bajo lentamente observando la casa. ¡Es una mansión! 

— ¿Por que siempre quieres pelear conmigo?—

—No tengo la menor idea, creo que por que lo tonto lo llevas en la ropa.—me pega a su cuerpo y sus labios me silencian en el instante. 

—Me cabreas tanto.—susurra contra mis labios. Me separo de él y observo a los presentes sonrojada. 

—De nuevo. Gracias por todo. Menos a ti.—le señalo y bajo las gradas que me quedan, entro al auto y este entra junto a mi. 

— ¿Quieres un rapidín en el auto?—

— ¿Podrías dejar de ser tan estresante?—

—Creo que no y menos contigo.—

El camino a casa lo hacemos con muchas más peleas que las que teníamos en su casa, Carlos, el chico que hizo el favor de traerme a casa, me ayuda a salir del auto y observo la casa, completamente iluminada. 

—Gracias por traerme, y un no placer conocerte.—tomo mi bolso y me dirijo hacia la entrada, su mano me da la vuelta y me deja frente a él. Su aliento cerca de mi rostro, me aviva y mi mente comienza a imaginar cosas.

—Despídete de buena manera.—pega sus labios con los míos y dejo caer mi teléfono al suelo, llevo mis manos hacia su nuca y ambos nos perdemos. 

— ¿Vita?—me separo al instante y observo a Gian, parado con una furia incapaz de controlar.

— Hola amor.—susurro asustada.

— ¿Acaso estas loca? Todos los chicos han estado buscándote por días y noches, y tu aquí parada frente a mi, ¿besando a este gilipollas?—

— ¿A quien le dices gilipollas?—grita furioso Daario. 

— ¡Cállense los dos! Sabes como soy Gian, no tiene por que extrañarte. Y tú -señalo a Daario- puedes irte, gracias por todo, enserio.—me acerco hacia él y beso su mejía lentamente. —Friki—susurro en su oído, sacandole una sonrisa. 

Entro hacia la casa y mentalmente me preparo para la tercera guerra mundial.

— ¿Acaso estas demente?—grita furioso Gian. Los chicos bajan las gradas y corren a abrazarme.

—No vuelvas a hacerlo Vita, estábamos preocupados por ti.—

— ¿Que pasa contigo Vita? ¿No eres feliz con todo esto? ¿Que quieres?—grita Gian con los ojos rojos. Los chicos se separan y nos observan a los dos fijamente.

—Déjame en paz Gian. Estoy harta.—me toma de la mano y me voltea tirándome al sofá.

— ¿Que te pasa?—grito sobando mi brazo. Los chicos no me defienden y entiendo el porque, em comporte como una perra total. Pero realmente no les puedo decir que estuve a punto de morir por una sobredosis... Sería el final de todo.

—¡Eso te pregunto yo a ti! Estoy harto de tu comportamiento de niña malcriada mimada, esta es la última vez. Te enviaré a Londres con Nana y Papu.—me levanto al instante y niego asustada.

—Lamento lo que hice ¿de acuerdo? No volverá a pasar.—me acerco hacia él y lo tomo en un abrazo.

—No lo digas solo por decir Vita. Me has decepcionado y lo peor, es que me he decepcionado yo mismo. Eres mi responsabilidad Vita y quiero cuidarte, pero tienes que dejarme. Le he fallado a mamá y a papá.—quita mis manos de su torzo y sube a su habitacion dejándome sola con los chicos.

—Esta vez te pasaste, debes arreglarlo.—susurra molesta Fani. Los chicos asienten y mientras me siento sobre el sofá y llevo mis manos a mi cabeza. 

¿En que demonios me estoy convirtiendo?

Dark SideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora