—Ahora estas limpia y reluciente.—susurra mientras recorre con la toalla todo mi cuerpo.
—Vete a la mierda.—quito de sus manos la toalla y la coloco al rededor de mi cuerpo, tomando la ropa sobre la cama caminando de nuevo hacia el sanitario.
— ¿Por que tan enojada Katze?—pregunta con una sonrisa. Mientras me sigue tratando de aguantar la risa.
— ¡No me digas eso! ¡Y vete al demonio! ¿Te parece amable jugar conmigo? ¿Piensas que soy una puta? o mejor dicho ¿Piensas que soy tu puta?—tomo las bragas y las subo sobre mis piernas siguiendo un suéter enorme y muy lindo, el chándal lo coloco de último y salgo de la habitación a toda marcha.
Me intercepta en el pasillo y me levanta sobre sus hombros, mi vista queda frente a su hermoso trasero y juro por Dios, que todo lo que quiero hacer es probarlo.
Me deja sobre la cama mientras me desviste y se coloca sobre mi a horcajadas.
— ¿Que demonios haces?—peleo contra su agarre pero este es mas fuerte.
— ¿Podrías escuchar y calmarte? Mein Gott—susurra calmado.
— ¿Que quieres que escuche? Eres el típico macho imbécil y estu...—sus labios sellan los míos, con un beso salvaje en la que todos mis pensamientos y furia mueren.
—Traje algo para que com...—ambos dirigimos la vista hacia la puerta donde se encuentra el Doctor y una enfermera, con medicamento y una bandeja de fruta en sus manos. ¡Mio Dio!
Tiro su cuerpo hacia el suelo y me levanto asustada frente a ellos.
—No estábamos haciendo nada malo.—El Doctor sale rápidamente con la chica detrás sonriendo, mientras el tío -del cual acabo olvidar su nombre- me da la vuelta y me deja sobre la cama de nuevo.
— ¿Acaso estas loca? ¡Estas desnuda! ¡Vístete y no bajes!—grita furioso dejándome sola en la habitacion de nuevo.
Me siento como Alicia en el país de las Maravillas. Todo esta de cabeza.
Me coloco de nuevo la ropa y me acuesto de nuevo en la cama, encendiendo la TV. Tomo un banano de la cesta de fruta y regreso a mi lugar. Abro la gaveta y saco mi teléfono, parte de mi quiere encenderlo pero la otra ya esta corriendo por las colinas como una cobarde.
Al instante que lo enciendo, miles de mensajes y llamadas comienzan a aparecer...
Gian
Fani
Kassius
Luca
¡Joder! ¡Estoy hasta el cuello de mierda!
Llamo a Gian y comienzo a rezar para que no conteste...
— ¿Vita? ¿Estas bien? ¿Donde demonios estas? Háblame por favor...—su voz se corta por un sollozo y mi corazón se rompe.
—Estoy bien Gian. Lamento no haberte contestado, solo necesitaba un tiempo... Estoy bien...—
— ¿Donde estas? Iré por ti.—
—No hace falta Gian, estoy bien. Regresare en una semana, estoy en un magnifico Spa, deberías de venir un día a relajarte.—La conversación continua unos minutos más hasta que -finalmente-cuelgo la llamada y comienzo a llorar incontrolablemente. Unos brazos me envuelven y me escondo en su cuello.
— ¿Por que no les dices la verdad?—
—Lo mataría. Ha hecho todo por que sea otra persona y mira lo que he conseguido.—
—No entiendo por que eres de la forma que eres, pero todo tiene una solución. No te rindas contigo misma.—
—Hace mucho que perdí la poca esperanza que tenía. ¿Sabes? todo mi mundo esta completamente negro.—
—Pues busca una luz entre tanta oscuridad. Eres capaz.—besa mis labios y me deja meditando sobre lo que acaba de pasar.
¿Habrá una solución para alguien como yo?
