He caminado durante horas y no puedo encontrar una salida, estoy desesperada y cansada. Lo único que quiero hacer es salir y no volver nunca más, no puedo ubicarme donde estoy y ya no puedo caminar más. Me siento sobre una roca descansando un poco.
Observo mi alrededor, pero realmente no se donde estoy, creo que he estado caminando en círculos durante estas ultimas horas.
Intente seguir a Bruce pero en un momento perdí su rastro asi que me perdí. Solo ruego al cielo que los chicos puedan encontrarme...
Llevo mis manos hacia mi rostro y me levanto, preparándome para caminar de nuevo. Unas manos me toman de los hombros y me llevan hacia el suelo.
— ¡Eres una estúpida!—mi cuerpo se sacude y comienzo a pelear con Bruce.
— ¡Eres un maldito!—grito pegandole en el rostro, me levanto corriendo pero me toma del pelo y me vuelve a tirar al suelo. Su cuerpo sobre el mio me recuerda todos los momentos tan sucios que viví con él, pero algo dentro de mi, en ese momento se rompe, y, finalmente me siento libre...
Voy a luchar, por mi, por mi libertad.
No me dejare vencer.
Comienzo a colocar toda mi fuerza sobre su cuerpo, para quitarlo de encima, vuelvo a pegarle en la entrepierna, pero esta vez no me suelta, me abofetea y puedo decir con seguridad, que me acaba de mover el cerebro. Me vuelvo hacia él un poco descolocada por el golpe, pero continuo tratando de safarme.
— ¡Debí matarte antes!—grita mientras comienza a pegarme en las costillas, ruedo hacia el lado contrario y me levanto huyendo de su agarre, logra derribarme de nuevo y entonces saco la pistola para amedrentarlo.
— ¡No te muevas o disparo!—grito señalándolo.
Levanta las mano en señal de rendición y suelto un suspiro, esto se acabo, finalmente.
Varios ruidos tras de mi me descolocan y volteo hacia atrás, manteniendo la pistola en su lugar. Bruce se tira sobre mi y comenzamos a pelear por el control de la pistola, comienza a aruñarme pero no la suelto...
— ¡Suéltala Vita!—como si mi cuerpo fuera un robot, al instante suelto la pistola....
Un fuerte sonido me descoloca y lo cierro los ojos.
Me quedo estática esperando lo que seguirá. El peso sobre mi desaparece y unos brazos me toman apretándome y besando mi cabeza.
—Estas bien nena, estoy contigo.—abro los ojos y lo primero que registro, son esos hermosos ojos azules que tanto quiero.
Corro hacia el árbol frente a mi y comienzo a evacuar, toda la adrenalina y el miedo me esta pasando la factura. Las manos de Daario acarician mi espalda y me siento segura y libre.
Los chicos se acercan y me toman en sus brazos, Fani me observa llorosa y besa mi mejías.
—Eres valiente chica.—asiento en silencio y tomo la mano de Daario. Creo que le debo una enorme explicación.