Confesión

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El domingo comenzaba, Rin se levantó. Se alisto ella y a la niña. Después del almuerzo salieron del departamento y se dirigieron al centro para encontrarse con Yura y Kagome. 

—Hola —las saludó Yura cuando las vio llegar. Se acercó a Rin y con una mirada le pidió permiso a su hermana para cargar a Nozomi, la castaña asintió y dejo que ella la tomara en brazos. 

—Hola —saludó la niña tras darle un beso en la mejilla a Yura.

—Te presento a Kagome —se acercaron a la pelinegra, quien estaba con los brazos cruzados observándolas. Rin no dijo nada, simplemente guardo su distancia sin dejar de ver a la niña. 

—Hola —saludó secamente Kagome, la niña le sonrió y ella sintió algo extraño.

Yura frunció ligeramente el ceño al ver la mirada de Kagome, sabía que era lo que estaba pensando. 

—¿Quieres cargarla?  —pregunto Yura en tono tranquilo. Kagome dudo unos segundos pero al final acepto.

Kagome tomó con sumo cuidado a Nozomi, la niña sonrió ampliamente sin siquiera pensarlo. Rin miraba extrañaba aquella escena, de hecho, viéndolas así de cerca tenían un ligero parecido, el color del cabello por ejemplo, al igual que la pequeña nariz. Negó lentamente ante los locos pensamientos que llegaron a su mente.

"Estás demasiado nerviosa", se dijo a si misma en silencio. No es que pensara que Kagome le fuera a hacerle algo a su hija, simplemente que no le daba buena espina, quizás era por saber que no fue a ver a Inuyasha en todo aquel tiempo que él estuvo encerrado, aún no sabía los detalles, pero cuando el peliplata le contó aquella parte de su vida pudo notar la tristeza en sus ojos.

Quizá Inuyasha ya no amaba a Kagome, pero aún le dolía lo que le había hecho.

Luego de unos minutos Yura tomó a Nozomi de nuevo en brazos y así las tres comenzaron a caminar por las calles, Rin y su hermana mantenían una platica amena, hablaban sobre sus trabajos. Kagome miraba de vez en cuando a Nozomi de reojo, era obvio que le había afectado conocer a esa niña, tal vez era por la inocencia de la pequeña, que hacía que la pelinegra se sintiera un poco abrumada. 

Al paso de unos minutos llegaron a la primera tienda la cual Rin conocía, pues el local pertenecía a Izayoi, quien en sociedad de Irasue, abrieron esa pequeña tienda, donde no solo había vestidos de novia. También encontraban ropa según la temporada y a un precio accesible para todas las mujeres del pueblo, pues era una tienda exclusiva para mujeres. Del lado derecho del local podían encontrar un salón de belleza y del lado izquierdo una zapatera que también tenía como dueñas a Irasue e Izayoi. 

Entraron al local, Rin examino rápidamente el lugar, las puertas principales era de cristal. El suelo era de mosaico color arena, las paredes eran en color blanco y el techo de color rojo que hacía constaste con todo. 

—Bienvenidas —saludó la encargada del lugar, una mujer de unos treinta y cinco años, piel morena, ojos claros, cabello negro azabache y lacio el cual llevaba atado en una coleta. Vestía un traje de falda y saco en color azul rey.

—Buenas tardes —saludaron las tres en unísono. 

—¿En qué puedo ayudarles? —pregunto amable.

—Necesitamos ver algunos vestidos de novia —respondió Yura.

—Síganme por favor —hizo un ademán para adentrarse más al local.

Rin parpadeo varias veces, el lugar era más grande de lo se veía por fuera. Caminaron un par de pasillos hasta llegar a una habitación o al menos eso aparentaba desde afuera. La señora les abrió la puerta, había un par de sofás frente a una pequeña plataforma, luego había tres espejos alrededor de la plataforma. Atrás de los espejos se encontraban varios percheros con vestidos y luego un pequeño pasillo con cortinas que eran los vestidores.

Someone else #CandyAwards #SDA2017 #PROMISEAWARS17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora