Nuevo comienzo

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23 de febrero, 2008.

Madrid, España.

Eran las ocho de la mañana, una chica de dieciocho años corría por las calles sin mirar atrás. Sus pies dolían de tanto correr, su respiración estaba agitada, su cabello despeinado. 

Se detuvo tras dar la vuelta en una esquina, se inclino un poco para sujetar sus rodillas, trataba de recuperar el aliento, sentía la garganta seca y sus ojos estaban llorosos. Por fin había logrado salir de ese lugar. Dio un largo suspiró, mientras daba un vistazo a sus pies descalzos, los tenía lastimados y no era para menos, llevaba casi una hora corriendo sin parar, intentando huir de aquel infierno. 

—¡Ahí esta! —escucho el grito gutural de un hombre.

Dio un leve salto y con miedo giro lentamente. Sus ojos se abrieron a más no poder al ver al hombre alto y musculoso, que había salido tras ella hace rato, pensó haberlo perdido, pero no era así. Trato de no dejar que su pánico la dominara y así poder seguir corriendo. 

Sus pies se negaban a moverse, tras ver a otro hombre unirse al primero. Ambos sacaron sus armas y le apuntaron, ella trago en seco y se obligo a moverse. No supo ni como, ni cuando, pero ya se encontraba nuevamente corriendo por las calles solas. Doblo otra esquina, estaba tan distraída pensando en huir que no vio al hombre que iba saliendo de una cafetería y que llevaba un periódico en la mano. 

Su choque fue inevitable, ella cayo al suelo, soltando un leve quejido. Estaba con la mirada baja, podía sentir la mirada curiosa sobre ella. Se armo de valor y levanto la vista lentamente, encontrándose con un hombre de cabello negro y los ojos rojos que daban miedo.

—¿Estás bien? —hablo él, sin dejar de mirarla de arriba abajo. 

Abrió la boca tratando de encontrar las palabras para poder hablar, cerró los ojos con fuerza para poder decir palabra.

—A-ayuda —balbuceo y abrió los ojos—. Ayúdeme... por favor —suplicó.

Él tenso la mandíbula al ver esos ojo claros llenos de agua, su rostro sucio al igual que su ropa. Resopló y le extendió la mano, tenía varias preguntas que ya quería hacerle, pero ella parecía demasiado asustada como para decir más.

—¡Se fue por allá! —se escucho la voz de uno de los hombres armados. Ella se sobresalto, estaba dispuesta a volver a correr, pues dudaba que el hombre que tenía en frente le ayudaría. 

—Espera —la detuvo él, sosteniendo su brazo—. Sube —abrió la puerta del copiloto de su auto, que estaba frente a ellos.

Ella lo miro con desconfianza por unos segundos y luego subió al vehículo. Él cerro la puerta y se puso a leer su periódico como lo estaba haciendo minutos antes. La chica que estaba dentro del auto se abrazo a si misma, mientras observaba todo en ese pequeño lugar, dio un grito ahogado al ver que en medio de ambos asientos delanteros se encontraba un arma.

¿Acaso le había pedido ayuda a un criminal? ¿Acaso ese hombre era un asesino?

Trato de controlar sus nervios y tomó el arma con cuidado, la abrazo con fuerza, nunca había disparado una, pero sabía que tenía que jalar del gatillo, estaba dispuesta a hacerlo si su supuesta ayuda intentara hacerle algo o hacerla regresar al lugar de donde se escapo. 

Miro por la ventana y se encogió en su lugar al ver que los dos hombres que la seguían, ahora estaban frente al hombre que acaba de ayudarle. 

—Oye —un hombre se acercó al ojos carmín, quien aparto la vista del periódico y giro hacia donde lo llamaron—. ¿Has visto una chica pasar por aquí? —pregunto con molestia.

Someone else #CandyAwards #SDA2017 #PROMISEAWARS17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora