Sin rencores

873 86 54
                                    

Naraku ayudo a Kikyo para subir al avión, sus asientos estaban juntos, el de Kagura era dos delante de ellos. Una vez que el avión despego, Naraku decidió empezar con las preguntas.

—¿Cómo hizo Kagura para conseguir tres boletos? —pregunto en voz baja, sin soltar la mano de Kikyo.

—No lo sé —confesó—. Ella sólo me dijo que tenía tres boletos y que uno era para mi. 

—Tendré que hablar con ella más tarde —susurró.

—¿Te molesta que haya venido? 

—Para nada —le dio un corto beso—. He hecho estaba planeando en volver por ti —confesó y ella frunció el ceño.

—No parecía que tuvieras esa intención anoche.

—No la tenía —fue sincero—. Pero la señora Kaede me... regaño por así decirlo —soltó una risa nerviosa.

—¿Mi madre? —frunció el ceño.

—Sí, anoche antes de irnos de la casa ella me dijo que quería hablar conmigo, así que la acompañe a la cocina. 

—Entiendo —podía ver que lo ponía nervioso pensar en esa plática, así que decidió no preguntar al respecto. Lo importante era que estaban juntos.

Naraku le dio otro beso al darse cuenta que ella no preguntaría sobre la conversación que tuvo con Kaede, cosa que agradecía ya que le resultaba un poco incomodo. 
Kaede le había dicho que era un tonto al creer que alejándose de Kikyo, ella estaría mejor. Así que le puso un ultimátum, si en una semana no volvía, que no se sorprendiera de que Kikyo siguiera adelante sin él, si encontraba a alguien más o si se iba a otro lugar a donde él no la encontrará. 

Y él, al pensar que Kikyo pudiera estar con otro chico al que le regalara sus besos y caricias, lo puso de malas. Quería que ella ya no corriera peligro, sólo que no se había detenido a pensar que alguien más podría llegar para ocupar su lugar. 

—Volveré por ella —aseguró después de unos segundos—. Cómo comprenderá no puedo dejar que Kagura viaje sola. 

—Entiendo a la perfección —dijo la mayor con tranquilidad—. Pero comprenderá que no puedo dejar que mi hija siga sufriendo. Así que ya sabe, tiene una semana, si no, olvidesé de ella —fue clara y él no la juzgaba, sólo protegía a su hija.

Asintió una vez más y después dio la vuelta para irse. Le pareció un poco extraño que Kagura terminara de bajar las escaleras, pero no preguntó nada al respecto. El resto de la noche no había dormido nada, había estado planeando todo lo que haría. Por ello, cuando Kikyo llegó por sorpresa al aeropuerto lo puso feliz y confundido.

—Deberías dormir un rato —dijo él al ponerle una manta sobre las piernas.

—Quizá lo haga —bostezo, no había dormido nada—. Tú deberías de hacer lo mismo.

—Lo haré —beso sus labios—. Si te sientes mal o necesitas cualquier cosa no dudes en decirme.

—Esta bien —sonrió de lado y se acomodó en su asiento.

Naraku la observó por varios minutos hasta que se quedó dormida. Luego él se acomodó para dormir también un poco. El viaje sería algo largo, pues irían hasta Inglaterra, sus padres vivían anteriormente en Tokio, pero tras la desaparición de Kagura, Totosai decidió que era mejor que ellos se fueran, para que estuvieran a salvo.

~O~O~O~

Rin sonrió al terminar de escuchar el mensaje de voz de Kikyo. Estaba feliz porque ellos estarían juntos. No se arrepentía de haber ayudado a Kagura para conseguir los tres boletos, tuvo que guardar el secreto hasta de Sesshomaru, pero había la pena.

Someone else #CandyAwards #SDA2017 #PROMISEAWARS17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora