Epílogo

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El tiempo paso y las casas en el pueblo volvían lentamente a la normalidad, el padre de Shippo volvió a ser el alcalde, varios de los antiguos oficiales regresaron a sus puestos. 
Ahora Koga era el nuevo jefe de la policía, tenía como asistente a su ahora esposa Ayame. Juntos se hacían cargo de investigar a todo oficial para saber si trabajaron para Yura, afortunadamente eran muy pocos, a lo mucho tres. 

Estaban felices de poder colaborar para que el pueblo volviera a ser como antes, con seguridad y con algo de turismo.

—Aquí están las escrituras de la casa de Rin —dijo Ayame entrando a la oficina de Koga—. Ha cedido todos los derechos al gobierno para que se convierta en la nueva casa hogar —completo al momento de llegar con él y extenderle la carpeta.

—¿Rin está segura de esto? —pregunto aún confundido. 

Tras que dictaran sentencia a Nagasaki hacia tres años, el dinero y casa pasaron a ser propiedad de Rin. La casa estaba a nombre de ella desde hace mucho. Pero la castaña decidió no conservarla, así que la dono para que la convirtieran en una casa hogar, pues había varios niños que necesitaban de un lugar para vivir.

—Completamente —sonrió al darle un beso en la mejilla—. El señor Taisho ha dicho que se hará cargo de las reparaciones necesarias. 

—Parece que esta todo resuelto.

—Sólo falta que tu y el alcalde firmen el permiso para que procedan a acondicionar la casa.

—Bien, supongo que en una semana todo estará listo —ella asintió—. ¿Quieres ir a cenar algún lado? —pregunto coqueto al guardar todo el papeleo. 

—Vamos al lugar donde antes trabajaba —respondió con una sonrisa, mientras tomaba su bolso y abrigo, estaban en diciembre, por lo que hacía bastante frío.

Salieron de la estación de policía y subieron al auto de él para luego dirigirse al lugar que ella había sugerido. Se habían casado hace menos de seis meses, había sido algo sumamente discreto, solamente sus amigos. 

~O~O~O~

Rin suspiró al beber un sorbo de su taza con chocolate caliente, observaba por el balcón del penthouse de Sesshomaru, debía de admitir que extrañaba ese lugar, en especial ese departamento que se había convertido en su nido. Después de su graduación hace casi ya dos años, se mudaron a una pequeña comunidad cerca de Tokio, pues ella comenzó a trabajar como abogada defensora y él, comenzó a hacerse cargo de una de nueva constructora en la ciudad. El camino a sus trabajos era de media hora, pero preferían vivir en un lugar tranquilo. Iban al pueblo tanto como sus trabajos se lo permitían. 

Luego de la sentencia de su padre, Bankotsu le informo que todo lo que poseía Nagasaki era ahora de ella, pues él había hecho un testamento poco después de saber que ella seguía con vida. Al principio no acepto nada, pues quería estar segura que ese dinero no tenía nada que ver con sus negocios. Al paso de unos meses y luego de una extensa investigación, los resultados dieron que el dinero era ganado por lo legal, así que ella lo aceptó, pero no se quedaría con todo. Le dio una parte a Kanna, a Kagura y abrió una cuenta para Kagome para depositarle su parte, la cual era más, pues lo poco que se obtuvo de Yura, era ahora de Kagome, Rin así lo quiso.
Quizá el dinero no compraría su libertad y mucho menos le traería a Nozomi de vuelta, pero cuando saliera de la cárcel le serviría para iniciar de nuevo. Se aseguraría de decírselo cuando fuera a verla. 

—Pescaras un resfriado —hablo Sesshomaru desde la puerta, interrumpiendo sus pensamientos. 

—Estaré bien —aseguró—. ¿Hablaste con tu madre? —Irasue estaba de viaje en esa ocasión, por lo cual no podría estar con ellos en Navidad o Año nuevo. 

Someone else #CandyAwards #SDA2017 #PROMISEAWARS17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora