Tras la puerta

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Tal y como Sesshomaru lo había dicho, estuvo media hora antes frente al edificio. Rin procuro estar cinco minutos antes esperándolo para que él no tuviera que subir. Aunque dudaba que  hiciera. Aún se preguntaba porque iba por ella todos los días. ¿Acaso el señor Inu-No se lo había pedido? 

Si era así, ¿por qué el señor Inu-No, no se lo dijo? Además no veía a Sesshomaru que siempre acataba las ordenes de su padre. Sacudió un poco la cabeza y camino hacia el auto. El peliplata le abrió la puerta del copiloto pero ella no subió, lo encaro mostrando una cara seria.

—No subiré al auto hasta que me diga porque lo hace.

—¿Hacer qué? —pregunto al mirarla seriamente. 

—Venir por mi todas las mañanas —respondió con simpleza.

—Hump... Sube —ella frunció el ceño—. Es una orden —hablo autoritario, primera vez que usaba ese tono en ella. Rin lo miro con molestia y segundos después subió.

—¿Me responderá? —insistió una vez que iban en marcha.

—No tiene importancia —respondió sin prestarle mucha atención. 

—¿Su padre se lo pidió? —se atrevió a preguntar.

Sesshomaru no respondió ni esa ni las demás preguntas que Rin le hacía, no sabía la respuesta. Sí, su padre le había pedido que pasara por ella, pero solo el primer día cuando iba a ser la junta, después no era necesario y aún así lo seguía haciendo. 

Rin resopló mientras hacía un tierno puchero de molestia al ver que él ni siquiera le hacía caso. Se cruzo de brazos y espero a que llegaran a la constructora en silencio. Al llegar bajo casi corriendo y subió por las escaleras, no quería estar cerca de alguien que no la volteara a ver y que la ignorara. Quizás se estaba comportando de una manera infantil, pero le molestaba que le preguntara algo y él fingiera no escucharla.

Sesshomaru por su parte, veía con gracia a Rin quien hacía su capricho. Subió al ascensor con una sonrisa maliciosa en los labios. 

Rin llego algo agitada a la ultima planta, suspiró pesadamente tratando de calmar su respiración, por suerte el lugar estaba vació aún y nadie la vería casi ahogándose por subir tantas escaleras. Camino a paso lento hasta su oficina y cerro la puerta tras ella dando otro suspiró.

—Es un tonto —murmuro con los ojos cerrados.

—¿Quién es un tonto? —la voz grave del peliplata sonó en la pequeña oficina.

Rin abrió los ojos y se sorprendió al ver a Sesshomaru recargado en el escritorio con los brazos cruzados y su mirada puesta en ella.
Rin tragó en seco pensando que estaba vez si estaría en problemas, de nada le había servido ser una buena trabajadora esos días, estaba despedida, estaba segura. Sabía que Sesshomaru no lo pensaría dos veces para echarla a la calle.

—Responde —la voz de Sesshomaru interrumpió sus alocados pensamientos.

—Eh... Nadie —dijo muy bajito, mientras bajaba la mirada—. Juntare mis cosas —susurró sin ánimos.

—¿De que demonios hablas? —se acercó a ella lentamente.

—Estoy despedida, ¿no? —lo miro con ojos suplicantes.

—¿De dónde sacaste esa idea? —se acercó hasta estar a unos cuantos centímetros de ella. 

—Pues... —apretó los labios y después negó varias veces—. Nada —ladeó la cabeza tratando de ocultar el sonrojo de sus mejillas. Ni siquiera sabía porque se ponía así con su cercanía.

Someone else #CandyAwards #SDA2017 #PROMISEAWARS17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora