Aliados

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Viernes 15 de mayo, año 2015 (tres años después)

Rin ahora tenía veinticinco años, aunque aparentaba menos. Se dirigía al hospital, eran las dos y media de la tarde, su jornada escolar ya había terminado por esa semana. Miro de reojo y resopló al ver al joven que la seguía como su sombra, ahora él era su nueva "escolta". Muchas cosas habían cambiado en esos tres años.

Haces dos años habían sido las elecciones para elegir al nuevo alcalde, para muchos fue una sorpresa que resultara ganador el ex jefe de policía, Kawaramaru. Desde ese día las cosas comenzaron a cambiar, muchos policías, entre ellos Koga y su escolta, fueron despedidos sin justificación alguna. Algunos locales fueron cerrados ya que se negaban a que Kawaramaru fuera su nuevo alcalde. Pero, tristemente él se había encargado de infundir el miedo para que lo aceptaran.

Koga se había ido con Ayame para Tokio, allá trataría de ganarse la confianza de Goshinki para así convencerle de iniciar una investigación en contra de Izumo y Kawaramaru.
Decidieron dejar a Yura de lado por el momento, para que se confiara y así poder atraparla. Además necesitaban que Izumo ya no tuviera ningun poder legal para que se anulara el documento de Yura.

Inuyasha se la pasaba mucho en Kioto en compañía de Bankotsu, ambos trabajaban juntos para encontrar a Naraku, Kikyo y a Sesshomaru, pues Inuyasha al igual que muchos más se negaban a creer que estuviera muerto y si lo estaba, al menos deseaba encontrar sus restos. Iba cada dos semanas al pueblo para ver a sus padres y hermana, no le gustaba separarse mucho de Kanna, pues temía que Yura le hiciera algo, pues con Kawaramaru en la alcaldía, era como si Yura estuviera en el poder. 

—Buenas tardes —saludó la recepcionista del hospital al ver a Rin entrar.

—Hola —le sonrió—. ¿Esta alguien con Kagura? —pregunto acercándose a ella.

—No, Kanna se acaba de ir hace media hora, así que puedes entrar.

—Gracias —hizo una reverencia—. Con permiso.

—Propio —dijo la chica con un asentimiento de cabeza.

Rin suspiró y se dirigió al ascensor para subir al piso VIP del hospital. Kagura aún estaba en recuperación, pues su estado de salud hace años era tan mala que varios médicos creyeron que moriría en menos de una semana, pero no fue así. Kagura una vez más demostraba ser fuerte, claro que estuvo sometida a muchos tratamientos y cuidados para salir adelante. Y Rin, después de que se inscribiera en la universidad, empezó a ir a visitarla, pensó que Kagura no aceptaría su visita, pero no fue así. Desde ese día iba todos los días, al principio para darle de comer, ya que estaba tan debil que no podía sostener un simple vaso de papel con poca agua. Kanna también iba a diaro, ambas cuidaban de Kagura. La animaban a seguir adelante y a aceptar la ayuda psicológica que debía tener.

—Hola —saludó Rin en cuanto entró a la habitación.

—Hola —saludó secamente Kagura.

—¿Cómo te sientes? —todos los días le hacía esa pregunta, pues sabía de sobra que los tantos tratamientos estaban funcionando y que tal vez ella sería daba de alta muy pronto, pero quería saber como se sentía. 

—Mejor —respondió con tranquilidad—. ¿Qué tal tu día? —pregunto mirando por la ventana. 

—Genial —dijo emocionada, muy pocas veces Kagura se mostraba con ánimos de hablar—. Cada vez estoy más cerca de graduarme, aún me faltan dos años, pero siento que me falta poco para lograrlo —sonrió y Kagura volteó a verla. 

—Me alegra —fue sincera. Aunque no lo lo dijera abiertamente, tenía un cariño especial por ella y por Kanna—. Deberías de dejar de venir para que puedas concentrarte en tus estudios.

Someone else #CandyAwards #SDA2017 #PROMISEAWARS17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora