Capítulo 1

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Había decidido salir a tomar aire fresco en medio de la noche, los asuntos de la manada eran complicados y esta vez había terminado muy estresado. Por eso, tomé un abrigo y salí a dar un paseo en las fronteras. Fue relajante, como si mi estrés hubiera desaparecido por arte de magia al sentir la brisa acariciar mi rostro y el olor a tierra mojada luego una buena lluvia. Adoraba los días lluviosos, me hacía recordar cuando mi madre me llevaba a jugar en medio del bosque para no sentirme triste. En ese entonces mi hermana había huido para no ser emparejada con un Alfa.

No fue la mejor infancia, pero mi madre había dejado buenos recuerdos. 

Extrañaba su sonrisa.

Y así pensando en ella me quedé dormido sobre la rama de un gran árbol bajo el arrullo del viento.

Lamentablemente...Fue una maldita y pésima idea.

Desperté siendo llevado a un lugar desconocido, un grupo de vampiros desterrados me habían secuestrado. Definitivamente debía arreglar la seguridad de las fronteras ¿Por qué demonios me habían secuestrado fácilmente. 

Además...

Recuerdo haber dicho al hijo de lobuna madre que me acompañara.

-¿En dónde diablos está Vyna?

Había luchado con ellos por unas cuantas horas, eran seis malditos chupa sangres, tampoco era un super lobo que podía con diez o veinte. Bueno, agreguémoslo que tampoco eran tan débiles. Los muy bastardos sabían luchar. 

Al final, tuve que huir dejando mi orgullo de Alfa.

-Ya no puedo más, Luka -murmuró mi lobo en mi cabeza -Lo siento, pero te traje al bosque perdido.

¡¿Qué?!

De todos los lugares...¡Un bosque maldito!¿En serio?

-Estoy débil, es culpa de Vyna - sí, echémosle la culpa al inútil de Vyna que me dejó al alcance de esos bastardos -¿Dónde se supone que esta?

¡Mierda! Estoy lejos, muy lejos. Ni siquiera puedo comunicarme con nadie porque solo puedo hablar con los demás lobos a distancias cortas.

Si llego a sobrevivir, destrozare a Vyna. 

El bosque maldito, lugar de famosas criaturas que con la mirada podían matarte. Según algunas versiones te volverías loco y nunca volverías a tu hogar. Así de aterradora eran las historias, los lobos teníamos prohibido entrar.

Yo ya estaba dentro.

Sin evitarlo sentí algo de miedo. Y estaba demasiado débil para huir y luchar otra vez con esos chupa sangres. No podía morir tan joven. Mi alma ya se estaba despidiendo.

Unas risas angelicales me volvieron a la vida.

¡Gente!

-Cállate, Dalia- escuché una tierna voz.

Estaba salvado. 

Y con la poca energía vital me arrastré hacia donde provenía las risas y chapoteos.

-Ayuda...-mi voz apenas salió cuando por fin pude llegar.

Había gastado toda mi energía y estaba al borde de perder la conciencia.

Había una gran lago rodeado de árboles frondosos, flores silvestres y una pequeña catarata donde el agua era muy cristalina y con la luz del sol parecían diamantes que caían. La vista era hermosa y no tenía para nada el aspecto de un bosque maldito.

-¿Escuchaste eso, Kania?- una hermosa sirena logró oír mi voz.

Suspire aliviado. Iba a ser salvado...Claro, si ella no eran unas sirenas come hombres.

Atado a EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora