Capítulo 42

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Apretaba los puños furioso , una sonrisa burlona adorno mi rostro.Después de todo ella no creyó en mis palabras. Estaba seguro de que lo había hecho pero me equivoqué , al parecer era el único que pudo distinguir. No podía culparla , para mi también fue difícil.

Trataré de entenderte , mi Elisabeth.

Trataré...

Pero mi pecho me quema , está consumiendome. Estoy ardiendo. Mi cuerpo se siente inquieto. Quiere ir a traerte y atarte a mi lado. No quiero que nadie más que yo te toqué , que naide pruebe aquello que es mío.

Joder.

No soy así.

¿Qué me está pasando?

Oh mi gatita traviesa. Es tu culpa.

Sólo tenía que controlarme , mis ganas de dejar todo e ir contigo me estan matando. Y mi lobo no ayuda mucho. Estoy molesto y celoso , debo admitirlo.

-Esa pequeña gata... -murmuré , tratando de sonreír inútilmente.

-Es culpa tuya , humano tonto - gruño mi lobo.

-Le daré un castigo cuando la encuentre de nuevo -mi voz a penas pudo salir cuando volví a sentir el mismo dolor -La voy a atar a mi cama y la tendré bajo siete llave...¡No!¡Agh!¡Calmate , Luka!

Ugh , maldito lado posesivo.

Pero detestaba este dolor , como si me golpeara mi dedo chiquito del pie una y otra vez.

Esa persona si que estaba aprovechándose de los labios de mi gatita. Quiero ahorcarlo.

Maldita sea.

Por supuesto , no debería estar enojado.

Yo la engañe claramente , aunque aquello fue un sacrificio contó como uno a sus ojos.

Me lo merecía por guardarmelo.

Estaba más que claro.

Pero no estaba enojado por eso...sino por el imbécil que estaba aprovechándose de mi Elisabeth en su momento de confusión y dolor.

¡Arrancaré las pelotas de ese despreciable individuo cuando me entere quien es!

-Te odio.

¡Ya cállate , Yuk!¡Antes no eras tan resentido!

Continúe renegando por mucho tiempo hasta que paro por un momento porque luego volvió.

Y enfurecí aún más.

Quién quiera que sea ese individuo estaba tomando una y otra vez los labios de mi Elisabeth.

¡Ugh!¡Maldito necesitado!

Empuje mi escritorio en un acto de locura. Presioné con fuerza mi pecho al sentir aún más intenso el dolor. Traté de regular mi respiración. No deseaba salir corriendo para arruinar todo lo que había hecho.

¿Debería darle un poquito de su merecido?

-No - respondió mi lobo por mi.

-Ok. ¡Mery!-extendí las comisuras de mis labios en una sonrisa juguetona.

Salí de mi oficina en busca de Mery.  No iba a hacer nada malo , sólo... Iba a darle una cucharadita de su propia medicina.

Sólo una cucharadita.

Caminé por los pasillos dirigiéndome a nuestra habitación dónde siempre estaba. Abrí la puerta y la cerré detrás mío luego de entrar. Mery enarcó una ceja al verme , yo sólo sonreí.

Atado a EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora