Capítulo 22

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-Maldito imbécil, te arrepentirás -Vyna entró de golpe a la oficina de Luka. Sus ganas de golpearlo eran enormes.

Luego de escuchar todo, no pensaba quedarse de brazos cruzados.

-Ahora no. Lárgate, Vyna, no estoy para perder tiempo contigo también -Continuó revisando sus papeles sin prestarle atención a Vyna -¿Qué esperas? Desaparece.

Aquello enfureció más a Vyna quien no aguantaría más a Luka, ya tenía suficiente. Lastimó a su amada Elisabeth, y eso nunca le permitiría a nadie. Estaba enojado también consigo mismo, no debió de haber permitido que ella se vaya con él, creyendo que sería mejor persona para ella.

La lastimó, no se lo perdonaría.

-Eres un patán -Tomó un jarrón y se lo lanzó -¡Estoy cansado de ti! ¡Esta vez no te lo dejaré pasar!-Gruño, tanto él como su lobo estaban furiosos. Luka esquivó el jarrón exitosamente.

Soltó una risita y miró fijamente a Vyna.

-Tú...¿Realmente crees qué golpeándome solucionarás algo?

-¡Cállate!-Tomó otro jarrón y lo lanzó en su dirección -¡Siempre lastimando a mi Elisabeth! No me importaría ser desterrado de la manada con tal de matarte.

Luka soltó unas carcajadas y se quitó los lentes, para luego taparse la cara y fingir sollozos. Esto le divertía.

-¡Uy noo! ¡Qué miedo! Estoy temblando...-Se burló -Eres un verdadero payaso ,Vyna -Aplaudió con ánimo.

-Te mataré —Mascullo entre dientes antes de abalanzarse sobre Luka y golpearlo usando su fuerza lobuna.

Él continuó riendo al ser golpeado, era más fuerte que Vyna, le dejaría jugar un rato. Le causaba gracia todo lo que estaba haciendo su Beta.

-Eres igual a tu padre. Tu madre debe estar retorciéndose en su tumba -Soltó.

Luka no reaccionó más, su sonrisa ladina se le había borrado completamente de la cara, y una expresión confusa se formó en su rostro mientras que sus ojos cambiaban de color una y otra vez.  Las palabras Vyna calaron en lo más profundo de su mente, los recuerdos invadieron su cabeza, toda su infancia y sus juramentos pasaron en un instante. Y su verdadero yo estaba luchando contra la hipnosis.

-No... Yo no puedo ser igual... Nunca... seré igual a él -Negó con la cabeza una y otra vez, un dolor se formó en su pecho.

Vyna paró de golpearlo, confuso por su extraña reacción. Nunca había visto a Luka tan fuera de sí, al parecer las palabras que dijo lo habían lastimado. Un sentimiento de culpa se apoderó de su pecho, pero en ese mismo instante desapareció.

No pensaba perdonarlo.

-Scarlett, Scarlett -Luka fue soltando susurros incoherentes. Sus sentimientos estaban mezclados y la hipnosis fue desvaneciéndose -Necesito ver a Lisa -Se reincorporó de un salto y salió corriendo dejando a Vyna desconcertado.

Quiso seguirlo, pero se quedó quieto. Sus piernas no obedecieron a su cuerpo, cayó de rodillas y lágrimas empezaron a descender por sus mejillas. El miedo invadió su pecho, un aullido en sus adentros hizo que se abrazara aún más así mismo.

Debía encadenarse otra vez...

Sus pasos se dirigían a su habitación, los sollozos que provenían de ahí eran audibles desde lejos, su pecho se escogía cada vez que los oía. Sus susurros maldiciendo a su ser, lo lastimaban. Tal vez podía arreglarlo, tal vez podía arreglar otra vez su error.

Se plantó frente a la puerta, que a su visión se hizo grande y temerosa. Era la tercera vez que sentía miedo y nervios mezclados perfectamente para roer su ser poco a poco. Sacudió la cabeza, debía armarse de valentía.

No puedo dejarte así.

Sus nudillos tocaron la puerta con temor, paso su mano por su cabello algo mientras sus pies se movían de un lado a otro.

-¿Quién es?-Su voz rota y ronca hizo que su corazón se estremeciera. Era su culpa.

-Soy yo, ábreme -Soltó con suavidad, su mano se apoyó en la puerta. Necesitaba tocarla -Por favor, Elisabeth.

Ella del otro lado soltó un pequeño sollozo, apoyo su frente contra la puerta. No deseaba verlo, pero algo dentro suyo decía que debía abrir y escucharlo. Tenía miedo a ser herida de nuevo, no le gustaba sentirse así. Se sentía como si estuviera agonizando. Cerca de la muerte.

Nadie muere de amor, se decía así misma.

Los mates mueren de amor, mueren por ni estar uno con el otro, respondía su subconsciente.

No somos mates.

Más lágrimas resbalaron por su mejilla, se abrazó a sí misma. Luka aún esperaba impaciente del otro lado. Tal vez era el final.

- No somos nada -Susurro ella dándose calor a sí misma -Nada...-Sus palabras eran puñales a su pecho. Dolía, dolía amarlo.

Luka escuchó aquello, algo dentro suyo se quebró. La había lastimado tanto. Se había jurado a sí mismo protegerla cuando la trajo a la manada, y ahora la terminó lastimando. Una lágrima rodó por su mejilla mientras apoyaba su frente en la puerta.

"Eres igual a tu padre"

Negó con la cabeza, aturdido y molesto. No era lo que planeaba para sí mismo. Debía intentarlo una vez más.

-Quédate a mi lado, por favor -Su voz era un hilo casi inaudible, un sollozo más fuerte se oyó del otro lado.

-Mientes-Espetó enojada -Mientes, siempre lo haces-El dolor en su pecho se intensificó.

-Créeme -Suplicó. Un brillo se mostró en su muñeca y de ella salió una cadena dorada que llevaba al otro lado de la puerta -¿Qué?-Soltó sorprendido, tal vez las lágrimas cubrían sus hermosos ojos pero lo veía perfectamente.

"Amas a la persona equivocada."

-¿Luka?-Ella también veía lo mismo -¿Qué es esto?-Preguntó asombrada mientras limpiaba sus lágrimas con la manga de su vestido.

Luka sonrió satisfecho, soltó una pequeña carcajada mientras las lágrimas comenzaban a descender por su rostro y caía de rodillas.

Estaba atado a ti después de todo.

-Eras tú, realmente... -Sonrió limpiándose las lágrimas -Siempre fuiste tú, después de todo.

-Luka -La puerta se abrió, como si fuera la luz que lo llevaría al cielo.Él se abalanzó sobre ella envolviéndola en un cálido abrazo.

No necesitaban palabras para decir lo que sentían, ante aquel brillo de la cadena dorada que unía sus manos. Ellos se entendían, todo este tiempo habían estado alejados y separados, engañados profundamente y siendo víctimas de una mentira.

Estaban destinados a estar juntos, siempre lo habían estado.

El silencio que inundaba la habitación no era incómodo, es más, era tranquilizante. Se separaron solo para cerrar la puerta, no deseaba que nadie interrumpiese. Este era su momento. En ese pequeño lapso, un fuerte aroma invadió sus fosas nasales. Un aroma maderado y a Jazmín, su propio aroma. El que hacía que se reconocieran como mates.

Necesitaban una explicación a toda esta locura, pero más tarde la buscarían. Deseaban concentrarse en ellos dos. Volvieron a abrazarse, esta vez sus labios se unieron , estaban perfectamente sincronizados, encajaba como un rompecabezas y se complementaban el uno al otro.

-Mi hermosa Elisabeth-Susurro Luka sobre sus labios -Siempre fuiste tú -Su mano acuno su rostro.

Se encontraban felices, sus corazones ya no dolían, el amor los invadió. No deseaban concretar su unión aún, querían esta vez hacerlo bien y para eso iban a tomárselo con calma. Se recostaron en la cama abrazados, no querían separarse más.

Deseaban quedarse así.

Mientras sus corazones latían en sincronía...

Atado a EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora