Cap 26: El Trato

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- Tan bello como siempre... - dijo la niña de rostro angelical, con una gran sonrisa.

- Preferiría este momento sin la niña asesina. - se quejó el albino, recostándose en los pilares que sujetaban el puente.

- Ya cállate, estúpido.

- ¡Tonta!

- ¡Idiota!

- ¡Ya dejen de pelear! ¡¿Estamos aquí para encontrar un maldito momento de paz entre los tres y así se tratan?! Pareciera como si todos nuestros esfuerzos hubieran sido en vano. Ya pasamos por muchas peleas y regaños de los adultos, ya tuvimos charlas muy largas sobre el tema. ¿no pueden madurar de una vez? - estalló en enojo la de cabellos castaños, para luego tomar la mano de ambos bruscamente, y llevarlos a la fuerza del otro lado del puente, a un solitario banco azotado por los rayos del sol.

- ¡Auch, duele bruta! - se quejó de nuevo el ojiazul, forcejeando suavemente.

- Ves, Frisk, este tipo es un marica. No se aguanta ni uno de tus golpecitos de bebé.

- ¿Se pueden callar, porfavor? - la menor se detuvo y los observó a ambos con el ceño fruncido, parecía dispuesta a matar a ambos ante cualquier comportamiento fuera de lugar.
El ojiazul y la ojirubí se sorprendieron y asintieron inmediatamente, dejando que ella los guíe hacia su asiento. Fueron arrojados ferózmente y obligados a quedarse ahí. Frisk dio un profundo suspiro y se sentó en medio de los dos.

- Entiendo que no puedo hacer que se lleven bien. Ustedes son dos opuestos, prácticamente la representación del bien y el mal. La verdad, aprendí mucho de ambos, seguí dos caminos distintos, seguí sus consejos. En el Subsuelo, me di cuenta que no podía seguir los dos a la vez, porque Chara quería que los destruyera, mientras que Sans que los perdonara. La primera vez que caí, opté por seguir el camino que me hacía sentir mejor, el camino con el que mi Alma podría resplandecer y relucir todo el Razgo que me representaba. Por lo tanto, seguí todos y cada uno de los consejos de Sans, perdonando a todos los monstruos que querían pelear conmigo, incluso haciendome amiga de ellos. Sin embargo, aún no me sentía completa, faltaba hacer algo más. Todo volvió al comienzo y sentí curiosidad por obtener un final distinto. Pensé en todo lo que Chara me había persuadido para hacer un Genocidio. Para no sentir dolor, para no sentir nada.

Frisk tragó en seco y continuó.

-Sabía que le había prometido a Sans no reiniciar, pero, aún así, lo hice. Seguí el camino que Chara me estaba ofreciendo y mi Alma se llenó de odio. Me da miedo saber que algún día podría llegar a perder la cordura y volver a empezar todo con otra ruta no deseada. Me da miedo ser obligada a reiniciar este mundo de nuevo.

Una vez dicho eso, los tres quedaron en un profundo silencio. Analizaban todos sus sentimientos detenidamente. El día les favorecía, ofreciendoles un día de calor en un otoño que ya se hacía agotador. Luego de unos minutos de charla seria y nostálgica, decidieron volver a donde los demás los estaban esperando.

- Yo los alcanzo después, aún tengo un poco que reconsiderar. - anunció la de cabellos castaños y ojos rubís, para darse la vuelta y caminar alrededor del lugar con la mirada baja. Por su parte, los otros dos volvieron a cruzar el puente para regresar con sus amigos.

- ¿No te trae recuerdos? -preguntó la niña de cabellos cortos, tomando una rama del suelo.

- Heh, deberías ser la reina de las ramas. Parece ser que te agradan en tus viajes, no dudes que ese será tu próximo regalo de cumpleaños.

- Pero que vago. Bueno, de todas formas no me interesan los regalos. Siempre y cuando no faltes, estarás perdonado.

- Era broma, niña. Tu regalo será mucho más especial.

- Vaya, dudo que te esfuerces en ello. -contestó ella entre risas- No me imagino a un Sans responsable en lo más mínimo.

- Pero sí a uno que cumple promesas, ¿verdad? - preguntó.

- No prometas cosas que no puedes cumplir, Sans.

Frisk relajó su cuerpo y sólo se dedicó a observar el ardiente sol que iluminaba su rostro.

- Mejor no arruinemos la sorpresa. Tendrás que ser paciente, niña. - dijo el albino, con su típico tono despreocupado y juguetón. El silencio logró apoderarse de nuevo de la situación. - Hey, niña. No seguirás pensando en lo de la otra vez, ¿o si? En la cita...

Frisk se estremeció ligeramente, tan solo pensarlo ya le angustiaba el día. Sobre todo sabiendo que la chica la odiaba a muerte, incluso si ellos eran simplemente buenos amigos. No se animó a responder esa pregunta.
Sans dio un profundo suspiro y se agachó a la altura de la niña. Parecía que volvería a ponerse serio, tal vez querría aclarar las cosas.

- Escucha, Frisk. Veo que no quieres hablar de eso y lo entiendo. Pero, antes de que vayas a echarte a llorar por mi culpa quiero que sepas que, al menos para mí, tú eres más que una amiga que bajó a traernos paz y libertad. Digo, mas allá de eso, tu sobrepasas cualquier límite, pues tu fuiste quien me enseñaste a amar, a todos nosotros. A lo que voy, la forma en la que te veo, niña, es muy diferente a la forma en la que veo a los demás. Tú me entiendes.

Ella le devolvió la sonrisa, ¿qué más podía hacer? Declararse sería lo último en esos momentos, por más que extrañamente Sans se haya puesto más cariñoso y sentimental en esa situación, cosa que Frisk nunca se esperó.

El joven despeinó tiernamente los cabellos cortos de la niña y, antes de levantarse de nuevo, besó su frente con delicadeza.

Volviendo con la niña de ojos rojizos, comprender que sentía ya se le había vuelto bastante difícil, por lo tanto, decidió que ya era hora de volver. Pero fue alertada por una voz extraña, a la qué fue necesario detenerse a escuchar de nuevo.

- Saludos... Tu debes ser Chara, ¿verdad? La hermana de Frisk. - al escuchar más detenidamente aquella voz, la del buzo verde no tardó ni un segundo en reconocerla.

- Jennifer. ¿Qué demonios quieres ahora? - preguntó fríamente como de costumbre, no le agradaba hablar cuando se tomaba algún tiempo de reflexión, consideraba a aquellas personas un simple estorbo y más si se trataba de alguien que no le caía bien, alguien como ella.

- Quiero pedirte un favor, Chara.

- ¿Tú me quieres pedir un favor a mí? ¿de verdad? Si que debes de estar loca.

- Veo que estás teniendo problemas con tu triste pasado. - la ojirubí prefirió no responder a eso. - Créeme cuando te digo que te entiendo, entiendo lo que sientes y si me dejas ayudarte, podemos hacer que eso pare ahora mismo. Tendrás tu merecido respeto y todo volverá a ser como antes.

- Yo no necesito eso, no me interesa.

- No puedes mentirme, conozco tus intereses. Al igual que tus miedos y dolores. Oh, y también sé a quién intentas conquistar.

- ¿Eh?

- Tu lindo hermanito Asriel, es muy bonito, la verdad. Bueno, Chara. No querrás que toda la escuela se entere de tu amor hacia tu propio hermano, ¿verdad?

- Si dices algo, te mato.

- Muy bien. Hagamos un pequeño trato. Sabes que tengo la gran habilidad de leer mentes y jugar con ellas a mi gusto. Por lo tanto, podría ayudarte mucho con tu problema. Ya sabes, entrar en la mente de algunos de esos idiotas y hacer que vuelvan a respetarte. Podrás volver a sentir todo ese poder, yo podría ser tu nueva compañera.

- ¿Qué quieres a cambio?

- Así me gusta, bien al grano... Bueno, tu pequeña hermana, posee un objeto muy preciado que me pertenece. Y, bueno, quiero que me lo devuelvas sin que ella se entere. Al menos por un tiempo. No parece muy difícil, ¿verdad?

- ¿Se puede saber de que objeto estamos hablando? - preguntó la hermana mayor del príncipe. De repente una voz en ultratumba resonó irritantemente en su cabeza.

- El medallón, Chara. El medallón. Entrégamelo, y tendrás lo que quieres. - la de cabellos cortos, se quedó inmóvil, reconsiderando lo dicho, para elegir la mejor opción. - Bien, a partir de ahora, el cambio queda en tí. Ese medallón tiene que quedar bajo mi poder lo más pronto posible... Nos vemos, Chara.

HUMANTALE "Mi Trabajo Es Protegerte" (FRANS) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora