El escuadrón apocalíptico •||En Edición||•

·CAPÍTULO 1·

Todo está destruido.

Gente aparentemente muerta, busca comerte. Probablemente todos estén muertos en este instante y no logremos encontrar a nuestras familias.
Casas saqueadas, autos volcados y destruidos.
Cuerpos tirados en las calles..incluso cuerpos de niños que no tenían siquiera 5 años están allí.

Todo está destruido.

. . . . .

Estuvimos corriendo como unos 20 minutos sin valor de frenar, ya que, a pesar de la distancia recorrida, los gruñidos aún eran audibles y temíamos voltear.
El paso aminoró cuando llegamos a una calle cerca del centro, y, a juzgar por como se ve, es como si el desastre no hubiera llegado a esta zona. Por fin, una buena noticia.

–Creo que ya los perdimos. – habló Alanna sin muchas fuerzas ya mientras apoyaba ambas manos sobre sus rodillas, tratando de recuperar el aliento.

–Si, tienes razón. – respondimos con Santiago al mismo tiempo; se notaba el cansancio en nuestras voces y a duras penas podíamos mantenernos en pie. Alanna se limitó a dejar caer la mochila y cayó sin más al suelo, acción que Santiago imitó.

–¿Ahora que haremos? Esas cosas podrían seguir viniendo hacia nosotros. – La frente de Santi brillaba, y estoy segura de que nosotras estábamos igual o peor.

–No lo sé...no esperaba ver algo así jamás. – y es verdad, todo formaba parte de mi cabeza. ¿Quién podía pensar siquiera en que algo así podía ocurrir? Solo quiero asegurarme de que mi madre aún vive, es lo único que necesito para mantenerme fuerte.
Alanna, aún en el suelo, alzó la mano.

–Ir a nuestras casas ya no es opcional si lo que dice Santiago es verdad. Y, como sé que todos piensan igual, deben haber más zombies en todas partes.

–¿Podríamos interesarnos en la parte de la comida? Dios, no desayuné y esta carrera mortal me dejó muerto. –

Vaya, ahora que lo menciona, mi estómago no tardó en rugir de solo pensar en la comida, incluso en el desayuno de mamá...esperen, ¡el desayuno!

–Oigan, sé que no es mucho, pero les ayudará hasta que encontremos algo de comer. – de la mochila, saqué la barra de cereal que pensaba comer más tarde, solo que ahora la estaba partiendo a la mitad para mis cansados amigos, que no dudaron ni un segundo en tomarla.

–¿Sería buena idea ir al supermercado de aquí cerca? Quizás esté intacto y, con algo de suerte, los zombies no estarán allí.– sugerí mientras me quitaba de una vez la camisa y la dejaba atada a mi cintura.

–No sería mala idea...mira, no soy un aventurero ni nada por el estilo, pero tenemos que sacar ese lado para poder sobrevivir a lo que sea que nos está rodeando. –

–Tienes razón. – apoyó Alanna mientras se levantaba del suelo. – Este mundo aún no sabe que podemos cambiar y demostrarle que no nos asusta.

–Entonces vamos, anochecerá en cualquier momento y nosotros seguimos aquí. – ambos asintieron y emprendimos nuestro camino.

. . . . .

El súper estaba a unas dos calles de donde estábamos, y, por suerte, no nos cruzamos con ninguna de esas cosas en el camino. Aún así, no nos permitimos bajar la guardia, ya que no podríamos defendernos en caso de un ataque.

Finalmente, llegamos.

El estacionamiento estaba vacío, con uno que otro carrito de compras tirado por allí. A simple vista parecía abandonado. Bueno, eso parecía.
No puede ser posible que todos hayan abandonado la ciudad tan rápido.
Estamos solos al parecer...si todos evacuaron, mamá podría estar a salvo.

Estaba por dar un paso al frente cuando siento que tiran de mi brazo y me esconden detrás de un árbol. Santiago mira detrás del árbol y mantiene su mano firme a mi muñeca, llegando a lastimarme un poco por tanta presión.

–Que mierda te suc..– con su mano en mi boca impidió que soltara mil groserías, y, haciendo un gesto de que guardara silencio, apuntó después con su cabeza hacia la puerta del supermercado.

Asomé un poco mi cabeza para ver que sucedía, logrando así que dejara de forcejear con mi amigo y viera nuestro primer problema.

Había tres de esas cosas caminando cerca de la puerta y nos podrían ver fácilmente si tratamos de entrar. ¿Ahora que? Es imposible esquivarlos.

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CAPÍTULO EDITADO.