Maldita sea, no podemos ni abastecernos con algo básico para librarnos de las bestias que bloqueaban nuestro paso al "tesoro".–¿Y ahora qué? – por el tono que Santi utilizó, era fácil adivinar lo estresado que estaba con esta situación. Y adivinen, no era el único.
–Podríamos buscar otra entrada, después de todo, es un supermercado; ¿por dónde más podrían abastecer el local si no tienen una puerta trasera? – ¿Cómo no se me ocurrió? Alanna eres una genia, sin dudas.
–¿Que esperamos? ¡Andando!
Nos fuimos hasta la parte trasera del supermercado con mucho silencio.
Había una ventana no muy alta, solo que estaba sellada por dentro.–Chicas, encontré la entrada.
Y si, efectivamente había una puerta por donde ingresaba únicamente el personal del supermercado. Nos acercamos a paso sigiloso y nos colocamos a un lado de la puerta mientras Santiago se apoyaba sobre la puerta. Ambas nos miramos alto extrañadas, pero solo yo atiné a preguntar.
– Trato de averiguar si es seguro adentro. Ni siquiera sabemos defendernos, así que entrar como si nada sería una locura y nuestra muerte. – dijo, antes de volver a inclinarse. – Bien, no se oye nada, pero hay que estar alertas por si acaso. – nos miramos con Alanna y afirmamos guardar silencio, sosteniendo con fuerza la mano de la otra.
Santiago abre la puerta y nosotras entramos en silencio, dejando a nuestro amigo para que cerrara la puerta.
El supermercado es enorme, fácilmente puedes perderte en el. Lo digo por experiencia propia a mis seis años. Créanme, no fué lindo.
–Bien, iremos juntos, no debemos separarnos. Buscaremos comida, ropa, y cosas de higiene personal. Y si es posible, algo con que defendernos. Hay que aprender a luchar con esos monstruos de afuera, no vamos a evitarlos siempre. – ambos asintieron y avanzaron a paso seguro por los pasillos del supermercado.
En el primer pasillo encontramos ropa, por lo que agarramos unos dos cambios de ropa para cada uno. Vaciamos la mochila de nuestros utiles escolares y metimos las prendas en estas, de todos modos, no creo que volvamos al colegio en un tiempo.
–Eso servirá de momento, avancemos.
Fuimos pasillo por pasillo hasta que encontramos la sección de higiene.
Me fue difícil no soltar un suspiro de solo ver los jabones y luego imaginarme tomando una bien merecida ducha.Alanna, sin perder tiempo, comenzó a guardar objetos de higiene femenina bajo la mirada de nuestro amigo, que pronto apartó la vista para ver más allá los demás pasillos.
– Busquen tranquilas, yo estaré en el otro pasillo buscando la comida. Estén alertas, ¿si?
–Eso haremos, papá. – dijimos en broma. Santiago se preocupa mucho por nosotras, somos casi familia entre nosotros, nos criamos juntos y eso solo creó un fuerte lazo.
Nos aseguramos de guardar cosas para Santi también, incluso un cepillo de dientes para cada uno. Es difícil dejar el cuidado dental de un día para otro.
–Oye Sofi...¿crees que nuestras familias esten bien?
Esa pregunta me tomó por sorpresa.. ni siquiera estaba segura si mi mamá estaba a salvo luego de tal explosión, y el miedo me provocaba un dolor en el pecho.
–Yo... no lo sé...pero no hay que perder las esperanzas, seguro están bien, sobreviviendo, por nosotros. Así que nosotros debemos hacer lo mismo por ellos, ¿si?- dije poniendo mi mano en su hombro, intentando darle apoyo a pesar de estar asustada.
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El escuadrón apocalíptico •||En Edición||•
Novela JuvenilHubo cierta etapa en la que me había encantado la idea de un apocalipsis, como a cualquier persona que lea o vea algo relacionado con los muertos vivientes, pero cuando ocurre...deseas volver a como todo era antes. Yo estoy tratando de sobrevivir e...