Apenas Franco se alejó de mí, dejé de pensar en el tema de su repentina presentación para volver a pensar en mi mamá, si algo le ocurrió, yo... Dios, sería horrible un mundo sin ella, es todo para mí. Si aparece una mínima señal de que debo ir a buscarla, lo haré de inmediato.. . . . .
¿Alguna vez lucharon para poder ver el amanecer? Notar a lo lejos cómo el sol se asoma e ilumine de a poco tu entorno. Bueno, no creo que sea mi caso ahora, porque lo menos que hacía era prestar atención a lo que sucedía fuera de la casa. Mi cabeza pesaba tanto que a veces golpeaba con la pared y me lograba despertar algunos segundos. Estaba a punto de dejarme vencer por el sueño, cuando el brazo de alguien y un grito con mi nombre me alertó, provocando que por poco y me cayera de aquel sillón.
–¡Mierda, no hice nada, no me toquen! – frente a mí se encontraba la última chica de la que desconocía el nombre, mirándome con una mueca que mostraba cómo aguantaba la risa en ese momento. Algo avergonzada, me puse de pie y guardé el arma en mi cinturón, evitando la mirada de la chica. – Lo siento, me tomaste algo desprevenida, supongo...¿sucede algo?
– Solo quería preguntarte si querías dormir un poco antes de irnos, ya sabes, como estuviste vigilando casi toda la noche. – dormir unos minutos sonaba realmente tentador, pero...no quería ser una carga si algo llegase a suceder y yo no logre estar en mis cinco sentidos. –
– Descuida, puedo aguantar un poco más.
–Sofía, los dos sabemos que eso no es verdad. – saltó Franco a responder detrás de Alhelí; llevaba su arma en una mano mientras la otra sostenía su abrigo. – Necesitas descansar y aún es temprano, por eso Liz sigue dormida como tus amigos. Los vamos a despertar para el desayuno, lo prometo.
– ¿Están seguros?
– Estamos seguros, no hace falta que sigas luchando con el sueño.
– Está bien, gracias, Fran...y gracias...mmm...
–Alhelí. – respondió al notar mi duda. – Debí presentarme antes, perdona. Igual, no es un tema importante, ve a dormir.
–Bien, bien...gracias, chicos.
Sin esperar más, abandoné la sala y me planté en medio del pasillo, viendo a mis lados en total tres habitaciones. ¿Será muy raro si justo doy con la de Liz? Bien, que sea lo que mi madre quiera, así que elegí la segunda que alcancé a ver y me adentré en ella.
Santiago esta ahí durmiendo plácidamente en una cama matrimonial, con las mantas a sus pies. El muy bestia, con este horrible frío dormía sin su camiseta. Dudo mucho que le moleste compartir lugar, así que solo me quité las zapatillas y me recosté a su lado, cubriéndome con las mantas.
Claro, para no ser tan egoísta, cubrí la mitad de su cuerpo con las sábanas y le di la espalda para dormir de una vez, lo cual, no fué difícil.. . . . .
Creo que no logré dormir más de dos horas, porque logré notar muy rápido como agitaban sin mucha fuerza mi brazo. Algo adolorida por dormir en la misma posición, me senté con mucho pesar contra el respaldar de la cama, aún sin abrir los ojos.
– Mamá, tenía mi alarma, no era necesario que subas...
– Mhm...no creo que seamos parientes, o que yo sea mujer, ¿sabes? – bien, esa respuesta fue más que suficiente para despertarme de una vez. – el desayuno ya está listo, deberías despertar a tu amigo. – sin disimular ni un poco, pasó su mirada con algo de desconfianza por la manera en que dormía a gusto casi pegado a mí. – bajen cuando estén listos. – sin más, abandonó la habitación a paso apresurado. Algo pasó aquí, pero sigo muy dormida como para ponerme a pensar en eso.
Desperté a Santi acariciando un poco su cabeza, solo que al ver cómo no quería despertar, acabé por sacudirlo con fuerza y lanzarle su camiseta a la cara. Una vez hecha mi "buena acción", bajé ya un poco arreglada y me dirigí a la cocina, ya que allí se oían las voces de los demás.
Al estar ahí, me senté al lado de Alanna, quien comía lo que parecían ser unas galletas con una botella de agua. Agarré una botella yo también y empecé a comer con ella.– Jamás había dormido tan bien como anoche, lo juro. – Santiago llegó apenas unos minutos después con su abrigo puesto y su cabello algo desarreglado. Tomó asiento a mi lado y dejó apoyada su cabeza en mi hombro, lo que aproveché para dejar mi cabeza encima de la suya. Alanna nos sonrió al igual que las chicas, siendo Franco el único que mantuvo su vista en las galletas como si fuera lo más interesante en ese momento. –
– Sé que ninguno quiere oír esto, pero...debemos ir a la ciudad. – nos habló Liz, rompiendo el silencio de una vez. – este lugar no será seguro por más de un día, y la comida no dura para siempre, al igual que la gasolina. Podríamos intentar buscar otro auto, pero...dudo mucho que podamos encontrar uno con suficiente gasolina para seguir viaje. Tenemos suficiente para la siguiente ciudad en el mapa, así que aprovechemos esta única oportunidad que nos queda.
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CAPÍTULO EDITADO.
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El escuadrón apocalíptico •||En Edición||•
Teen FictionHubo cierta etapa en la que me había encantado la idea de un apocalipsis, como a cualquier persona que lea o vea algo relacionado con los muertos vivientes, pero cuando ocurre...deseas volver a como todo era antes. Yo estoy tratando de sobrevivir e...