Narra Vanesa
La soledad que crea mi cuerpo entre las paredes de aquel salón logra que me haga pequeña a cada instante. No consigo crear una idea exacta de por que sigo ahí, y de tantos sentimientos encontrados. Que difícil a veces decidir entre el sentir y el pensar. Me remuevo en el sofá, buscando quizás en él la solución.
No quiero mentirme, pero tampoco mentir a Inma. Ninguna de las dos lo merecen en ese momento, pero yo tampoco. Y es que, sobre todo sé, que quedándome ya estoy decidiendo indirectamente, y me estoy volviendo a equivocar.
Alejandro aparece y simplemente me mira. Logra que me sienta una mierda por un momento, porque comprendo que la estoy cargando otra vez, pero como se lo explico a mi corazón.
- Estoy hecha un lío. - digo, suspirando.
- Ya veo ya. - dice lo más irónicamente posible.
- Por favor no... - no podría también soportar que alguien me juzgara en ese momento. - Que gracias a ti estoy aquí. - no quería reprocharle, pero mi humor no era el mejor.
- Si lo se, y ahora me arrepiento por ello. - se acomoda a mi lado, y me abraza. - Sabes que soy el primero en apoyar lo vuestro, y el que más quiere que volváis, pero esto no está bien Vanesa...
- Lo se de sobras. - Le interrumpo y una lágrima se escapa por mi mejilla. - Pero ¿que Le hago?
- Aclararte. No quiero que sufras otra vez. Malú es como mi hermana y sé que esto no cambiará nada entre vosotras, y tu no lo mereces...Inma no lo merece.
Aquellas palabras me estaban cayendo como agua fría. Ambos sabíamos que era la más cierto que había escuchado ese día, pero a su vez, conocíamos que no lograría cambiar mi postura ante la situación. Malú seguía siendo la primera.
- Ya, pero como Le explico a mi corazón eso... - expresé en un suspiro y rodeé los ojos.
- Solo te digo... - me abrazó más fuerte y agradecí su gesto. Necesitaba que lo hicieran y que por primera vez me reconstruyeran a mi.
- A mi no me toca abrazo o ¿que? - Malú apareció por las escaleras y logró que sonriera sin más. Eso es lo que más odiaba de ella, que logrará tanto con tan poco.
- Pues no.. - dije yo, y reí. Abrí los brazos para que viniera hasta nosotros, y la abracé como si mi vida de fuera en ella. A pesar de tener miles de dudas, quería salvarla una y otra vez. Quería que fuera feliz, sin importar lo que pasara en nuestra vida. Y se que está mal, demasiado, pero es lo que sucede cuando alguien es tu perdición.
- Lo que me gusta verte sonreír. - dijo Alejandro mientras le besaba la frente. - Sonríe siempre...
- Gracias Ale, por todo. - dejé que el abrazo ahora fuera de ellos dos mientras yo solo observaba.
- Pues yo me voy a dormir ya. Vanesa, - Le miré - ¿Qué vas a hacer? - mi cabeza volvió a dar vueltas, y no encontraba una solución que fuera la mejor y a la vez la correcta. El amor simplemente no se puede pensar. Solo suspiré y desvíe mi mirada al suelo.
- Duerme esta noche conmigo, por favor... - me suplicó Malú cuando su cabeza estaba apoyada a mi hombro, y sus manos tocaban las mías. ¿Como me podía resistir a eso?
- simplemente miré a Ale y subí los hombros. Él me entendío. - Pues buenas noches. Descandad. - dijo, y desapareció entre las sombras.
- ¿Subimos a la habitación? - preguntó Malú mientras jugaba con mis dedos.
- Si.
Volví a suspirar, y me dispuse a caminar cuando sentí como su mano se enteraba a la mía y me tiraba de ella por las escaleras. Se compenetraron tan bien al instante que mi cuerpo se desvaneció, y comprendí que era lo que realmente deseaba en ese momento.
Me sorprendió como mis pies lograban el mismo movimiento que mis manos, unidad a las suyas. Sin pensarlo, deseé volver a repetir esos momentos a su lado, y volver. Porque, yo volvería una y otra vez, si al final la tuviera ella, ahí esperando.
Al llegar a la cama, simplemente volví a acariciar cada parte de su cuerpo y deseé hacerla mía ahí mismo. Pero eso sería fallarle a Inma, y en cierto modo a mi también. Así que me dediqué a simplemente desearla en silencio como tantas otras veces.
- Buenas noches gordi. - besó la comisura de mis labios.
***
Desperté con un espacio demasiado amplio a mi lado, y me removí en él, pero sin lograr ruido alguno.
Escuché a alguien hablar muy cerca de mi, pero aún su voz y sus palabras no podían ser reconocibles.
Abrí los ojos por fin y divisé a Malú justo en frente del ventanal hablando por teléfono. No podría observar su cara, pero sus palabras se clavaban en mi como puñales.
Lo que Alejandro me había dicho la noche antes era cierto, aún ninguna podría dejar la vida que tenía, y que ilusa era siempre. Malú era así, y lo sería siempre.
Me había equivocado una vez más, con lo imaginé. Pero que difícil es saberlo o con certeza y venirte abajo sin más.
Aunque no dije nada, y volví a cerrar los ojos.

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Aprender a (sobre)vivir
Fiksi PenggemarUna vez más, aquí estoy, tratando de vivir, de ser feliz sin ella, sin sus besos y sus manos agarrandome tan fuerte, que me podían retener incluso con una multitud de cuerpos a nuestro lado. Se que no será fácil, porque nos conocemos demasiado y sie...