Narra Vanesa
¿Para que mierda digo eso? Ay Vanesa, sola te metes en los problemas.
Si, claro que sí, pero creo que nunca tendré remedio; nunca lo tendremos. Siempre será:
Malú;
ella y sus cosas.
Ella y sus ojos.
Ella y su piel rozando la tuya.Resoplo por dentro, por la propuesta, pero es que se ve tan indefensa y tan ella a la vez, que claro que quiero llevarla a su casa, a su cama, abrazarme a ella toda la noche, y sentir su perfume a mi lado.
Claro que sí coño, por mucho que lo niegue sigue siendo la primera y la única en mi, y en mi vida. Y lo admito, lo del juego solo fue para ver cómo reaccionaba, para ver que tan mía seguía siendo, para comprobar mi poder en ella.
- Pero Amparo, que no hace falta, tenéis cama aquí. - vuelve a decir Pastora.
- No te preocupes, puedo manejar. - le acaricio el brazo, cuando me deshago del amarre de Malú, aún velando por su estabilidad.
- Vale, como queráis. - me dice y acompaña a Pablo a la planta de arriba, que es él peor de todos.
¿Por que no dice nada? Habla coño, y deja de mirarme como lo haces.
Siempre he odiado su mirada tan penetrante, pero ahora mismo lo hago aún más. Me estresa, me pone nerviosa y me hace salir de mis zonas de comfort.
Me voy a arrepentir de esto; ya lo hago. Pienso en mi presente, en Inma...mejor no, hoy no.
- Vamos. - vuelvo a decir, y la tomó del brazo hasta la salida, más que nada porque no vaya ser que se caiga y sea peor todo.
- Tú lo que quieres es pasar tiempo conmigo, no mientas... -dice con total plenitud de sus facultades, y se detiene justo en la puerta del portal.
- Ya claro, como no tengo cosas más importantes que hacer que llevar a una borracha a su casa. - digo. Odio que me intente vacilar sensualmente, porque sí; lo logra.
- Ui, lo siento. - se acerca a mi boca, y su mirada cambia de ella a mis ojos constantemente. Me está poniendo muy nerviosa. - Se me olvidaba que tienes a tu novia en casa, esperando por ti. - se muerde el labio. Otra vez no, por favor.
- Mejor calla. - digo en un suspiro. - Y ya te he dicho que no vivimos juntas. - sus manos bajan por mi espalda.
- Ya claro, por eso dices que estás enamorada de dos personas... - me tienta. - No estás segura, no? - juega conmigo, y me devuelve lo ocurrido antes.
- No he dicho eso... - siento su respiración en mi.
- Puede que este borracha, no sorda. - me aprieta el culo, y suelto un gemido ahogado. - En verdad, me da igual, con esto me vale; por ahora.
Me presiona contra su cuero y vuelvo a saborear sus labios, que tienes una mezcla exquisita entre su sabor delicioso y el tequila.
Dios, nunca me adaptaré a la sensación que causa en mi, a pesar de haberlos probados horas antes. Es un maldita adición para mi; una que por más que quiero eliminar de mi vida, por mi presente, simplemente no puedo; y también puede decirse que no quiero. Joder, es que no quiero dejar de hacerlo nunca.
Sus manos ahora cogen con fuerza mi nuca y me atrae mucho más a ella, si eso es posible; mientras las mías juguetean por su pelo.
- Te odio tanto... - digo, entre beso y beso, cuando nuestras lenguas y la respiración permiten.
- No me copies la frase Martín . - que sexy suena cualquier cosa ahora mismo de su boca. Y no dejo tiempo para que diga nada más, la necesito jodidamente.
- Se te olvida el bolso, Malú... - sale corriendo Pastora, pero se detiene en cuanto nos ve. Creo que no había reaccionado a los acontecimientos anteriores hasta ese momento, ni el lugar en el que estábamos aún. - Perdona...eh no he visto nada. - Malú tiene aún sus manos alrededor de mi cuello. - Hasta mañana chicas. - y se gira.
- El bolso... - digo, ya consciente de todo, y con ganas de salir de ahí, y salir de su droga.
- Si si... - se lo entrega a Malú, y desaparece automáticamente.
- Vamos... - vuelvo a decir, y ella suelta una risilla pícara.
Dios, que acabo de hacer. Lo deseaba sí, claro, como nada en los últimos meses, pero ¿Qué hago con mi vida después de esto? No estoy preparada para hacerle el amor hasta el amanecer y después volver a ser Nadie en ella y en su complicada agenda de Hetero.
Me agarra la mano y salimos así.
No quiero soltarla, pero a la vez, no quiero...
En verdad, mi cabeza ahora mismo procesa demasiados pensamientos; locos, sobre como hacerle el amor y adorarla, y temerosos, en lo mierda me siento por todo a mi alrededor; por Inma.
Es que es horrible cuando una persona es tan especial y tan irresistible para tu vida, cuando es lo que más odias pero a la vez es lo único que te cura; cuando es lo bueno, y lo malo, lo que quieres y lo que no quieres que se repita. Pero como siempre; como siempre ocurre con ella, termina siendo lo único que deseo de verdad.
Su mano traviesa masajea mi pierna, mientras sube, y me saca de los pensamientos sin ningún sentido que está provocando.
- No está bien, para.
- lo hace, sin más. - Eh lo siento. - expresa, mientras la veo de reojo como baja la cabeza, y se dispone a quitar el contacto de su mano.
- No, no la quites. Quiero sentirte aunque sean estos minutos que quedan. - y uno mi mano a la suya. No está bien, pero es lo único que deseo en ese momento; su recorrido inquieto por mi pierna, como siempre; como cuando éramos ella y yo; dos almas perdidas sólo, decididas a quererse sin más; a amarse la noche y el día; sin importar los demás. La malagueña y su perdición.
- Eres bipolar. - se vuelve a morder el labio. Ella y sus cosas...siempre.
- Ahora no me copies la frase a mi. - le dedicó una sonrisa, y se relaja otra vez.
¿Por qué hago estas cosas, si hace unos segundos estaba hecha un caos?
Su mano no dura mucho más en pleno contacto con mi piel, ya que llegamos más pronto de lo esperado a su casa, y la fantasía parece difuminarse entre el oscuro que nos acompaña.
- Puedes pasar.... - bajo la mirada, y pienso en Gonzalo. - si quieres. - dice, y noto miedo en su voz.
- No quiero molestar.
- El no está. - Qué directa es cuando quiere, coño. La miro, y sonríe. No se que espera de esto, y el temor vuelve a mi. - de verdad Vanesa, no muerdo. Y me sentiría muy mal si me traes y ahora vas sola, a estas horas, conduciendo hasta el centro. Tómalo como un gesto de caridad. - le doy un golpe en el hombro un poco fuerte, y ambas reímos. - ¿Qué me dices?
- ¿Qué por qué no?
No Vanesa no, te estás volviendo a meter en lugares difíciles, piensa piensa..
Pero no, ignoro todo aquello que mi cabeza vuelve a procesar, y acto seguido salgo del coche y la sigo.
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Aprender a (sobre)vivir
FanficUna vez más, aquí estoy, tratando de vivir, de ser feliz sin ella, sin sus besos y sus manos agarrandome tan fuerte, que me podían retener incluso con una multitud de cuerpos a nuestro lado. Se que no será fácil, porque nos conocemos demasiado y sie...