Narra Malú
Observo mi silueta en el espejo mientras me termino de maquillar; y suspiro.
Lo hago por ella, por mi. Lo hago porque otra vez nos volveremos a ver, y sí, otra vez ocultaremos todo lo que queremos ser. Para ella nunca será suficiente; y para mi....ya ni se que es lo mejor.
Éramos tanto; somos tanto, que nunca sabremos cuidarlo bien. Para mi siempre será lo mejor de mi vida, a pesar de toda la mierda que tengamos al lado. Siempre será mi punto de partida y mi suelo firme; por muy mal que estemos, sabe salvarme como nunca nadie supo.
Y ahora, me mata la idea de saber que solo he sido en su vida una carga, un agobio, algo que quieres abandonar completo y cerrar. Y es que lo nuestro no puede ser solo como una página de un libro que no te gusta, y no piensas abrir más. Es egotista, lo sé; pero como le digo a mi corazón que acepte verla feliz con alguien que no sea yo, que cure de un portazo todos los recuerdos y los momentos...simplemente no puedo. Pero, tampoco puede ofrecerle más.
Tantas vueltas dio mi cabeza, que me sumergí en todo lo que eso implicaba, y perdí la noción del tiempo; y como siempre llegué tarde a la comida en casa de Pastora.
Volví a suspirar delante de la puerta, al observar su coche a un lado. Ella, me desordena...
- Hola amiga - me abrazó la gran Pili y logró que mi corazón se sumergiera en sus brazos. - ¿Todo bien?
- Claro que si. - sonreí . - ¿Cómo está la pequeña? -dije mientras caminábamos al jardín.
- Jugando con su padre, y echándote mucho de menos.. - reímos.
- Ya, y yo a ella, de verdad.
Y me quedé sin palabras, después de aquella discusión mis ojos volvieron a cruzarse con los suyos, mi vida volvía a juntarse con la suya. Me deshice al ver su timidez y un poco de rabia en ellos. Hemos dicho tantas mentiras, nos hemos herido tanto, que ahora simplemente con observarnos cruje por dentro.
- Vino con..?? - pregunte a Pastora cuando mis ojos no soportaron más su dolor.
- No, le dije que no la trajera. - me acarició el hombro.
- Gracias amiga. - sonreí.
- ¿Por que no habláis? No digo que arregléis las cosas, porque se que es difícil, pero intentad ser amigas...
- ¿Crees de verdad que podremos ser amigas? - pregunte irónicamente. - nos sabemos mucho, y aún duele.
- ...y aún os queréis. - me interrumpió.
- Aún la quiero, como el primer día. Pero ambas hemos rehecho nuestra vida, ahora solo queda (sobre)vivir. - suspiré, y mis ojos volvieron a cruzarse con los suyos entre todo la multitud.
Siempre nos encontrábamos, siempre nos buscábamos; y siempre nos perdíamos. Así era, y sería siempre.
Porque en lo nuestro había tanto amor que ahora dolía, porque no estábamos destinadas a dejarnos ir, a vivir la una sin la otra; pero nadie es dueño de Nadie jamás.
Mientras tanto saludé a nuestros amigos, mientras compartíamos alguna copa de vino, un buen queso y una sonrisa.
Echaba de menos estos momentos, de compartir, ser y sin más amar. Tanto ha cambiado desde que nos dejamos ir, que estas reuniones se fueron quedando en el olvidado, como todo lo que una vez compartimos.
Observé cómo Vanesa se diría al baño y la seguí, no se porque pero lo hice.
- Gracias. - dije, sin más.
- ¿Por? - aunque me miraba por el espejo, sus ojos estaban perdidos en la nada.
- Por siempre salvarme, aunque no me hagas caso. - reírnos. Como adoro cuando sonríe y se le crean los pequeños agujeros en sus mejillas.
- Nada. - dijo lo más borde posible. Claro que si, así era ella también.
-¿Qué tal?
- Bien.
-¡Qué explícita mujer! - y fue la primera vez que sus ojos chocaron con los míos.
- Y que quieres que te diga, después de todo.
- Nada. - ahora fui yo la que tomó aquella postura, y me giré para salir.
- Lo siento. - me miró, frente a frente. - Pero no puedo actuar como si no hubiera pasado nada.
- Perdóname a mi por intentar ser cordial. - bufé.
- No empecemos por favor. - rodeó los ojos.
- Si no he empezado nada.
- ¿Entonces para que has venido? - suspiró.
- Quería verte y hablar contigo. - me acerqué un poco más.
- Pues muy bien, ya lo has hecho. - con cada palabra que pronunciaba la distancia era menor.
- ¿No me echas de menos...? - podía sentir su respiración.
- ¿En Serio?
- ¿Tanto daño te he hecho, que no me extrañas ni un poquito? - sonreí con picardía. - ¿Nada de Nada?
- Eres una bipolar. - y se mordió el labio. Sabía lo que me ponía eso, y aún así lo hizo.
- Ya, puede ser. - jugué con mis manos en su Cuello. - Pero te he hecho una pregunta.
- Para. - dijo, con los ojos cerrados.
- Cuando me respondas... - ahora fui yo quien se mordió el labio, mientras reducía al máximo la distancia que quedaba.
Y entonces, Vanesa me atrajo con sus manos, y me apresó entre sus brazos. Sí, fue ella la que logró que todo lo que tiempo atrás habíamos distanciado ahora se convirtiera en uno.
Nuestros labios se solaparon a la perfección, conocían el recorrido, lo disfrutaban y lo cogían con fuerza.
Había echado tanto de menos cada poro de su piel, su lengua jugando con la mía, como sus manos arañaban mi espalda y se posan después en mi culo. Adoraba cada puta parte de si, que lograba huracanes sin fin en mi cuerpo.
¿Cómo alguien puede revolucionarte tanto por dentro? ¿Cómo puede hacer y deshacer a su antojo? ¿Cómo con una mirada, una caricia o un simple gesto puede lograr lo que nadie?
Nuestras manos no soportaron más, y se encontraron y se deshicieron para seguir el recorrido por nuestros cuerpos deseosos de más, de todo lo que habíamos evitado y soñado todo este tiempo. A la vez, nuestros labios no dejaban de buscarse y adorarse.
Cada momento era más intenso y más nuestro que el anterior, cada recorrido se volvía más especial.
Y es que quería que me desarmara por dentro, todas las veces que fueran necesarias, si al final la tenía a ella como recompensa.
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Aprender a (sobre)vivir
FanfictionUna vez más, aquí estoy, tratando de vivir, de ser feliz sin ella, sin sus besos y sus manos agarrandome tan fuerte, que me podían retener incluso con una multitud de cuerpos a nuestro lado. Se que no será fácil, porque nos conocemos demasiado y sie...