Narra Vanesa
Sus manos acarician cada parte de mi, logrando que me estremezca por completo. Adoro cuando logra eso en mi, cuando permite que mi cabeza vuele y me haga sentir estable, y casi segura. Ella me hace sentir bien, estar en paz conmigo misma. Adoro eso. No es fácil de encontrar, pero parece que por fin lo he hecho.
Hago ademán para besarla, pero me detiene.
- Calma. - acaricia mi mejilla derecha y vuelve a mi lóbulo, a susurrarme. - Dejemos algo para esta noche... - termina la frase, y mi cuerpo vuelve a desvanecerse. Que bonito lo que me hace sentir.
- No se si podré. - sonrió y me dedico solo a abrazar su espalda, que aún está sujeta a mi.
- Merecerá la pena ya verás. - repite, y observo como se difumina entre las telas de la cortina y el sol que entorpece mi vista.
Es tarde, lo se, y también, que ella tiene que hacer mil cosas, pero me quedaría en aquel momento de silencio máximo, por mucho más tiempo.
- Me voy a cambiar mejor que no quiero llegar tarde. - suelta un beso al aire. - a las 8 te quiero aquí. - se vuelve a difuminar, pero esta vez con el viento.
- No se a donde más podría ir... Pero, falta mucho aún Inma. No se como resistire.
Aunque no, no era así. Cuando observo el reloj de la mesilla, veo que ya es más de media tarde, aunque estoy desnuda frente a ese ventanal. Se me pasa el tiempo volando a su lado, siempre es así...
Después de pasar unos minutos pensando en lo mucho que había cambiado todo en los últimos meses, y en que a pesar de los malos ratos, por fin puedo decirme feliz de compartir mi vida con alguien que agradece mi presencia y mis ganas de ser yo misma.
Recuerdo lo mucho que le gustan las sorpresas a Inma, y decido entregarle un poco de mi corazón en una de ellas, dándole así algo más de mi también esa noche.
Me visto lo más rápido posible, y salgo a la agencia de viaje más cerca de casa. Recuerdo como hablaba siempre de querer conocer Argentina, y poder recorrer sus calles de mi mano. Yo quería que ella cumpliera ese sueño conmigo. Ese y, los que fuera. Que merece que me entregue completamente a ella. Que cada instante de mi vida, lo dedique a cuidarla y hacerla feliz.
Y entre tanto pensar, y con los billetes de viaje en mi mano, recibo una llamado inesperada.
- Ale! ¿Qué tal corazón?
- Puedes venir a casa... - su voz era grave, y todo quedaba entre nosotros en un susurro, transparentandose con la nubosidad que se iba implementando en el cielo.
- ¿Ahora mismo? Es que estoy ocupada.
- Si, es urgente. Por favor. Si no ni te lo pediría.
- suspiro resignada. - Vale, como en media hora estoy. - y no pude decir nada más, porque el ya había colgado.
Me había quedado tocada con su llamada y su tono de voz, pero no quería preocuparme más allá, seguro que no era nada en el fondo. O Sino, ¿Qué podría haberle pasado para tanta prisa?
***
Abrió La puerta después de varios minutos, y mis nervios ya no podían ni ser aguantados.
- Lo siento, estaba arriba y no te escuché . - sus ojos estaban cubiertos de lágrimas, y su cara más roja de lo que alguna vez creí posible.
-¿Pero qué. pasa? - me acerqué y Le abracé .
- Mejor será que entremos, y ya te cuento. - asentí, y sin saber por qué cada paso que daba, me traía un temor y una sentimiento extraño en mi. Suspiró. - A ver, se que a lo mejor no fue la mejor decisión haberte llamado, pero no sabía que más hacer...
- Le interrumpí. - Joder habla ya...
- Malú está aquí, por eso te llame. - expresó así sin más, como el que dice algo con el menos significado posible.
- mi cara cambió drásticamente. Lo menos que me esperada era eso, después de tanto tiempo. Hace varios meses que no me cruzo palabra con ella. Desde la última vez que decidí que no volvería a hacerme daño. Desde esa vez, me hice inmune a cada parte de ella envuelta en amor. Y ahora, aquí está. Otra vez. - ¿Cuántas veces quiere que te diga que no me interesa saber nada de ella? Parece que te pones de su parte, después de todo lo que me hizo. - tenía mucho cabreo y rabia encima.
- Por favor, solo escúchame. Se lo que ha sucedido, pero esto os supera - hace una pausa larga. - me supera. Y eres la única que puede curarla.
Aquellas palabras se clavaron en mi como puñales. No sabía que Le pasaba pero seguía siendo tan importante, que no podía decirla estar, sin más. Todavía dolía, mucho, toda ella,pero el destino y mi corazón parece que se empeñaban siempre en hacernos regresar.
- ¿Qué pasó? - mi nivel de estrés aumentaba por millones, y mi cara ahora mismo solo podía guardar lágrimas escondidas, sin querer ser descubiertas.
- Hoy tuvo una reunión para presentar una canción que ella misma había compuesta. - en ese momento, me sentí la más orgullosa. Estaba venciendo sus miedos. - y pues Rosa la negó, supuestamente porque no era la Malú que el público quería ver....y pues...de tanto estrés, Le volvió a dar un ataque de ansiedad...
- esas últimas palabras revolucionaron cada partícula de mi ser. Volvió a suceder y yo no puede estar ahí para ella. - Solo dime donde está, por favor. - Le supliqué.
- En mi habitación.
No quería volver a caer ante de ella y todo su engaño de vida, pero es que no podía dejarla así, no podía no abrazarla hasta que su pecho se calmará y que sus manos se arroparan a mi como un niño perdido. Ella era mi niña mimada, y aunque no quisiera, siempre lo sería.
Subí aquellas interminables escalera en menos de lo que alguna vez lo hice, pensando en todo, y a la vez en nada. No sabía como iba a reaccionar, pero en verdad, era lo menos que me importaba.

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Aprender a (sobre)vivir
FanfictionUna vez más, aquí estoy, tratando de vivir, de ser feliz sin ella, sin sus besos y sus manos agarrandome tan fuerte, que me podían retener incluso con una multitud de cuerpos a nuestro lado. Se que no será fácil, porque nos conocemos demasiado y sie...