15

1.1K 47 6
                                    

Narra Vanesa

Había transcurrido solo unos 20 minutos desde que había salido de casa de Malú, y aún no comprendía los sentimientos que invadían mi cuerpo. Era una mezcla súper extraña; de lo más extraño que había experimentado en la vida. Por un lado, quería saber que tan fuerte ella iba a luchar por lo que sea que quedaba entre nosotras; y por otro no estaba dispuesta, porque volvía a significar dedicar mi vida a esperar sus actos, y a decir verdad, ya estaba un poco cansada de eso. ¿Pero como se hace para dejar escapar a alguien que no quieres que abandone tu vida?

Soy la más masoquista del mundo, pero con ella lo quiero todo. Siempre.

Y es que, imagino la última vez que me dijo que lucharía, exactamente hace 5 meses. Ese día volvía a caer ante su debilidad y volvía a fallarme, como siempre. Y está vez, no quería caer sin más; y volver a defraudarme.

Me he prometido tantas veces que la dejaría ir, que iba a rehacer mi vida, sin ella, con Inma; que ya parece una putada de la vida, que cada vez que me lo prometo a mi misma, ella vuelve a aparecer. Es una forma de esta maldita vida de decirme "no la vas a superar jamás, Vanesa. Cuando lo vas a entender..."

Y es que en verdad no se si quiero entenderlo.

Me hace y deshace a su antojo, y yo feliz.

Porque Tenerla; es tener vida.

Salgo del parking y cuando entro en el ascensor, pienso en Inma.

Algún día dejaré de hacerle daño....

Y es que no quiero, me ha dado tanto; la quiero tanto que me siento tan mal de solo pensar como le diré todo lo ocurrido; o quizás no debería.

Maldigo a Malú por un segundo, y al siguiente rezo para no encontrarme a Inma por los pasillos. No estoy preparada para explicarle algo, que ni yo sé que es. Después recuerdo que debe de estar grabando, y me relajo.

Hablaré con ella.

Tendré que enfrentarme algún día.

- Hola amiga. - Ana invade mis segundos de tranquilidad. - Qué buena cara, sobre todo para olvidar que - Mira el reloj de su mano derecha - en 30 minutos teníamos la reunión.

- camino rápido. - Lo siento, lo siento. No había visto la hora. - el nerviosismo se notaba en todo mi cuerpo. No quiero mirarla, porque me descubrirá y no necesito hablar ahora de lo que sea que ocurriera en casa de Malú.

- Vaya, ¿qué ha pasado? - preguntó cuando intento por undécima vez abrir la puerta. - Vanesa...

- Nada, ¿vale? Nada -interrumpo, y por fin la puerta del apartamento se abre ante nosotros. Trato de calmarte.

- Nada Nada, - me imita. - ya hablarás... - rie pícaramente. - ¿Qué? ¿Inma te hizo pasar una buena noche?

- No, no. - digo rápidamente y cambio de expresión.

- Espera. No puede ser. - dice y me levanta la mirada. - Oh! Vanesa Martín; haz vuelto a caer. - bufó; y yo maldigo. ¿Por que me tiene que conocer tan bien?

- ¿No teníamos una reunión? - cambio de tema, y voy hasta la habitación.

- No puede esperar. Quiero saberlo todo. Dios! Sabía que la cena iba a traer algo. - me sigue, y cuando llega junto a mi se sienta en el borde de la cama. - Madre mía...cuando aprenderás.

- Calla ya joder. - le lanzo una mirada. - Quita las ideas que tienes en esa cabeza loca, Ana blanco. No ha pasado nada. Fin.

- Ya claro, y por eso llegas a esta hora a casa, y olvidas la reunión. - piensa por un segundo. - Solo olvidas las cosas cuando estas con ella, debí imaginarlo, joder. - Estoy segura que todo aquello fue un pensamiento en voz alta.

- Deja ya de pensar, y cuéntame sobre las nuevas fechas, y el trabajo de este año.

- Ya hemos cerrado el concierto del Falla, del Fibes, y... - se queda en silencio. - Dios! Lo siento, no me puedo quitar la imagen de la cabeza de vosotras dos otra vez...

- He dicho que te calles! - grita. - Acaso yo te voy preguntando del rollito que te traes entre Patri y Sandra, ¿eh?

- Es diferente, y lo sabes. Además, no me cambies el tema Martín Me cuentas o¿ Qué? - busco ropa limpia, e ignoro su pregunta. - Pues tendré que preguntarle a Pastora.

- Ya basta. - me paro en seco. - No paso nada, después de la cena la lleve a casa, dormimos, y me dijo que iba a luchar por...no se ni porque.

- ¿Dormir? Oh! claro.

- Es verdad coño, no voy a fallarle a Inma. - me estaba cabreando. Sabía que quería a Malú, pero también a Inma, no entendía su actitud.

- Pero si yo no digo nada. Me encanta que te pongas nerviosa cuando hablas de ella, y me encanta veros juntas. Ya lo sabes, pero es verdad lo de Inma....

- Ya dios! Me siento la peor mierda del mundo. - me senté a su lado.

- Pero si no ha pasado nada... - bufó, y puso la mano por encima de mi hombro. - No cambias amiga. Tu eres de la que ve que se va a estampar contra un muro, y aceleras....no aprendes.

- Gracias eh. - reí con ironía.

- Nada hombre, para eso estamos. - me besó la mejilla. - Solo te digo una cosa, sabes que adoro a Malú más que nada en el mundo, y ya te he dicho que en la vida te he visto más feliz que con ella; pero también te he visto sufrir mucho, e Inma no se merece nada de esto. Así que piensa, y mira a ver que es lo que quieres de verdad. Yo te voy apoyar siempre.

- Lo malo es que lo que quiero, no se si es lo mejor para mi.

- Ya lo sé. - recosté mi cabeza en su hombro. - Todavía la quieres.

- Nunca he dejado de hacerlo. - suspiré. - Y es lo peor.

Dejó unos segundos para que mis pensamientos se arreglarán, pero sin resultado.

- Venga, ahora a ponerse guapa y a cerrar muchos conciertos más, antes de poner patas arriba Granada.

- No sabes la ganas que tengo de subirme ya a un escenario.

- Y yo de viajes... - me dio unas Palmaditas en la espalda, y me tiró al baño.

Mientras el agua caía por mi cuerpo, más caliente que de costumbre, pero era justo lo que necesitaba en ese momento, no pude dejar de imaginar el cuerpo de Malú pegado al mío, y su respiración en mi cuello.

Respiré y traté de quitar esos pensamientos.

Ya bastaba de todo eso, a partir de ahora a ver que pasaba, solo quería disfrutar de los instantes, si ella quería volver; la puerta estaba abierta pero se lo tendría que currar. No pensaba dejar mi vida y mi zona de confort para volver a rendirme ante su montaña rusa.

No estaba dispuesta, aunque lo deseara con toda mi vida.

Y tras eso, mi móvil sonó con un tono particular. Era ella, lo conocía de sobra.

Me tenté por unos segundos si verlo o no. Pero fue imposible. Con ella, todo lo era.

"buenos días otra vez gorda! Que te parece si quedamos para cenar, o comer; o lo que tú quieras 😉"

Hice ademán para responderle y aceptar encantadamente; pero no.

" No puedo, quizás otro día; o no. Quién sabe. "

Sonreí, y me sentí orgullosa de mi misma.

- Venga joder! Tardas mucho. - escuche a Ana protestar. - Vamos a llegar súper tarde.

Entonces, salí del baño para empezar con mi día de oficina y contratos.

Aprender a (sobre)vivir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora