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Narra Malú

Hace un par de horas que hemos llegado a casa, y Vanesa se ha retirado al cuarto de invitado. Si, la he dejado ir, a pesar de todo; pero entiendo por lo que está pasando, con Inma y con mi vida....y sobre todo se que si sucedía algo más entre nosotras se iba a arrepentir al día siguiente.

Siempre tenemos este deseo que nos llena y nos hace más fuertes e irresistible, siempre somos nosotras dos sin importar la situación, ni nada más.

Quiero ir, besarla, como antes; como siempre. Es de las mejores cosas que me han pasado en la vida; y por primera vez quiero luchar por lo que sea que quede entre nosotras; pero quiero que sea bien. Quiero por fin decir adiós a las ataduras, a los miedos, al que dirán....pero no se si ella acepte, o si de verdad estemos preparada para ello. Pero quiero intentarlo.

Mis pensamientos hacen que de varias vueltas en la cama, tratando de calmarme y no correr a donde está; pero me resulta inevitable.

Camino por el largo pasillo hasta la escalera; si no puedo verla, podré tomar algo más aún, si total estoy en casa. La bebida puede ser mi compañía.

Pero el destino como siempre, es caprichoso, y ahí está ella, sentada en mi sofá, donde tantas cosas vivimos juntas; acompañados de un copa de vino.

- El buen vino siempre... - digo, y ella se gira automáticamente.

- La costumbre nunca cambia. - sonrío, pero no se porque no me lo creí; era como si estuviera en otro mundo.

- ¿Estás bien? - pregunto mientras bajo por las escaleras, a la vez que ella asiente. - Entonces, ¿Qué haces aquí a estas horas?

- Me has invitado tú a quedarme a dormir. - bufa.

- Ya, digo despierta. - esto último lo expreso sentándome a su lado, pero aún a una distancia prudente.

- No se, pensar... - se lleva la copa a la boca, y bebe un buen trago.

- Y, ¿se puede saber en qué? - le quito la copa y repito su acción, mientras nuestros ojos se observan. Es la mujer más bonita del mundo.

- En mi...en mi vida....en todo lo que ocurrido hoy...en Inma. - lo dice mientras su espalda se acomoda en el sofá, y siento unas ganas inmensas de abrazarlas. - ¿Y tú? - No me mira.

- Trataba de olvidar que la mujer de mi vida estaba a centímetros de mi, y no podía hacer nada para tenerla a mi lado.

El silencio inundó el salón, y su mirada seguía perdida. Quería pero no sabía cómo.

- Está tarde eso no parecía un impedimento. - soltó una risita pícara, y ahora si que nuestros ojos hicieron un contacto especial. No sabía que era lo que proyectaba en ellos, era como una mezcla entre deseo, culpa y el hacer lo que está bien.

- Ya, no se...creo que por fin me he dado cuenta que es el amor. - bebí otro trago.

- No entiendo.

- Qué por fin comprendí que necesitaba verla feliz, aunque no fuera conmigo. Obvio que la quiero en mi vida, pero se que nos hacemos mucho daño, más del que quisiéramos; que ambas hemos rehecho...y por mucho que desee nada volverá a ser lo mismo. - esas palabras hicieron más que nada reafirmar en mí la verdadera situación entre nosotras, a pesar de que horas antes estábamos deseosas de más.

- Me encanta cuando hablas de 'ella'. - evitó mis palabras, y dejé todo lo dicho aparcado por el momento. Quizás no estaba preparada para mi repentino cambio, o no me creía del todo.

- Ya, es que es la mujer más especial de mi vida. - disminuí la distancia que quedaba entre nosotras. Quería que supiera que quería intentarlo.

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