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Narra Vanesa

Los nervios del concierto ya empiezan a aflorar, aunque queda poca más de 2 horas, mi adrenalina ya se empieza a notar. Granada siempre impone, siempre trae recuerdos y siempre deja huella.

En la última semana, me he dedicado a mi, a lo mejor (por lo menos lo que yo creo) y a disfrutar de las pequeñas cosas que te da la vida; a mi gente y a mi mar. Después de aquel día y de lo que Ana me había dicho; me di cuenta que era lo que realmente necesitaba; organizarme. No quería siempre dejar todo por ella; y esta vez está Inma más presente que nunca. Así que cogí mis cosas y me fui a mi Málaga.

No se que tan Bueno fue aquella decisión, cuando cada cosa de aquel duplex me recordaba a lo que había vivido con Malú; a cada momento; y sus mensajes no ayudaban.

Por lo que llegué a un punto, de centrarme en ensayar para este concierto y en componer. Eso siempre me despejaba y me ayudaba a organizar mi vida y mis ideas; era como mi compañero.

Y ahora, estoy enfrente al espejo, tratando de maquillarme; mientras tono su presencia en aquel camerino.

No, no me lo esperaba. Y si, adoré ese gesto. Ella sabía lo que amaba estas cosas, dejar todo e ir a donde sea por esa persona, despertarte a las 5 de la mañana y que diera igual todo lo demás. Ella me conocía. Y ahora mismo me demostraba mucho más que aquellos mensajes. Pero aún tenía muchas dudas.

- ¿Qué haces aquí? - dije, de forma neutral.

- Pues creo que la pregunta sobra, vine a verte. - sonrío. - Si la montaña no va a Mahoma; Mahoma va a la montaña. - Dijo toda orgullosa.

- Es un dicho muy coherente. - Y por fin reí yo también, por más que quisiera me estaba derritiendo en ese momento por mirarla y tenerla.

- Ya lo sé, alguien me lo enseño, justo aquí en Granada. - y recordé. Ella y yo, y un camerino; justo como ahora.

- Chica sabia. - me giré, y la disfruté.

- Eso parece. - se acercó mucho más a mi, ahora mismo solo había entre nosotras nuestras respiraciones, y nuestra calma.

- Alguna vez te he dicho que adoro ese flequillo mal hecho tuyo. - me acarició la frente, y después bajó sus manos hasta mis mejillas.

- Creo que no.

- Pues eso.  - sonreímos las dos, y se creó un silencio un poco incomodo entre ambas. - ¿Por qué malamente me has respondido los mensajes? - su mano seguía haciendo círculos en mi mejillas.

- Necesitaba tiempo, aclararme. Además, eras tú la que tenías que mover ficha. - cambié de posición y me senté en la silla, enfrente del espejo.

- Ya, por eso estoy aquí hoy. Quiero que entiendas que no es un juego, y que no es una mentira; quiero luchar por esto.  - sus ojos se clavaron en mi, mediante el espejo. Vi decisión y ganas, vi a la Malú que no temía, que daba todo por lo que tuvimos; por nosotras. Vi a la mujer de la que me enamoré; y tuve miedo.

El silencio se volvió a hacer entre nosotras.

- Di algo. - continuó ella.

- Muy bien. - bajé la cabeza y reí.

- Chica de pocas palabras, me gusta. - se acercó a mi, y me quitó las manos para sentarse encima de mi. - Si quieres, no tenemos que hablar tampoco eh. - cogió mis manos y la colocó en su cintura, y después puso las suyas en mi cuello.

- Quiero hablar. - dije por fin. - ¿Has terminado a Gonzalo? - vi el cambio en sus ojos. - Lo suponía. - la quité de mi regazo, y continué con mi maquillaje.

- Ha estado de viaje, no he podido hablar con él, pero Vanesa - se acercó por detrás y me abrazó. - Eso no hace que todo lo que te he dicho sea menos cierto. Quiero luchar.

- Vale, cuando hayas terminado con él, hablamos. No quiero volver algo más en tu vida. - me volví a mover, cogí el móvil y me senté en el sofá.

- Joder. Nunca serás algo más en mi vida; nunca. - se giró, y quedó frente a mi. - Y No, me niego a seguir así. Te quiero, y quiero luchar. Como te lo tengo que decir. - gritó un poco más alto. - se que es difícil, y que esto es una locura, pero te juro que le voy a dejar.

- Vale. - dije, y mi mirada seguía en el móvil. No quería mirarla porque me iba a derrumbar ante ella, ya que su voz se había quebrado un poco.

- Joder vale no. - se sentó encima de mi otra vez; quitándome así el móvil. - Mírame por favor. - le hice caso. - De verdad. Solo dame tiempo para dejarle.

- Vale. - repetí, aunque esta vez quité unas pocas lágrimas se le habían escapado. Ella cerró los ojos al contacto.

- Te he echado de menos. - dijo, así sin más. Y poco a poco se fue acercando a mi rostro. Dejó su frente junto a la mía, y respiró unos segundos. Luego me besó, sin aviso y sin permiso.

Fue un beso suave, tranquilo, de disfrute y de calma. Un beso que había deseado todo este tiempo. Un beso de sentimientos y de ganas, de querernos y de desearnos.

Siempre me hacía vivir en una montaña rusa, hacía nada odiaba que hubiera venido hasta aquí, porque me hacía amarla un poco más; después el saber que seguía con Gonzalo hacía hervir mi sangre; y ahora esto.

Nunca sabía que iba a decir o como iba a actuar; y para ser sincero a lo mejor adoraba un poco eso también.

- Puede que yo también. - dije, mientras reía en sus labios. Era la mejor sensación del mundo. Una, que solo ella causaba en mi. En ese instante me olvidé de todo lo demás, solo existíamos ella y yo. Siempre en nuestra burbuja.

- De verdad Vanesa, quiero intentarlo otra vez, y las que hagan faltas. - Dijo aún a una distancia diminuta, y con sus ojos puestos en los míos. - Te quiero.

Y no me resistí a aquello, no pude; porque siempre soñé con ello. Con que por fin decidiera vencer sus miedos, y por fin quisiera intentarlo mil y una vez a mi lado. Que dejara todo lo que le rodeaba y luchara por Esto, como nunca.

- Te quiero. - dije por fin, entre aquellas paredes. Y su reacción solo fue apresarme entre sus brazos, y abrazarme con todo la fuerza.

Quería más, pero lo quería bien.

En ese instante Ana invadió nuestro espacio y se comenzó a reír sola.

- Me has defraudado Vanesa, - soltó, pero aún Malú seguía en mi regazo. - Yo que pensaba que la ibas a mandar a tomar por culo.

Todos reímos antes sus cosas.

- Pues ya vez que no. - Dijo Malú.

- Tampoco te creas tanto, aún puedo eh. - mis manos hacían un recorrido por su espalda.

- No Creo. - volvió a besarme.

- Bueno, - volvió a interrumpir Ana. - Da igual, A ensayar amiga.

Me levanté y la seguí, aunque Malú llamo mi atención.

- Aqui te espero. - expresé y volvió a unir nuestros labios.

Para ver sinceros, adoré que me dijera eso, que estuviera esta noche a mi lado, y que fuera solo una de muchas.

Aprender a (sobre)vivir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora