1

3.9K 68 4
                                    

Narra Vanesa

'Otra vez, aquí me encuentro, aún sintiéndome tan tuya como la primera vez. Otro 6 de abril, recordándote, y echandote menos.

Ya ni se cuantas veces te he escrito, cuantas veces he pensado en lo bonito que sería que por primera vez vencieras tus miedos y fueras capaz de decir todo lo que sientes, sin esperar que los demás te aceptarán, porque yo lo hago tal y como eres, a pesar de odiar tanto tu forma tan peculiar de mirarme, de ponerme nerviosa y de sonreír sin más. Odio tanto eso que sueño con querer vivirlo día si y día también. Pero, ese día decidiste por las dos, y es que a pesar de eso, te sentí como si fuera la primera vez que mis manos descubrían tu piel, que mi música se convertirá en nuestra, que te gritaba lo mucho que te necesitaba en cada silencio que nos dedicábamos.

No se ni porque te escribo, no se porque aun te imagino abrazandome en las noches, porque pienso que eres tu la que está al otro lado de la puerta esperando a que sea yo quien te abra, quien cuide tus sueños y te haca feliz.

Pero no, algún día tendré que asimilarte, superarte y poder ser feliz. Quiero ser feliz, aunque sea sin ti. Quiero poder sonreír sin pensar en que alguna vez mi sonrisa fue tu perdición, sin imaginar todo lo que te hacia sentir solo con sonreír.

Hoy, te escribo por última vez, hoy quiero que sepas que nunca mentí cuando dije que estaría ahí siempre, incluso ni cuando yo misma estaba, porque tu siempre estuviste por encima de mi misma. Que, debimos decirnos más 'te quiero', 'te necesito', debimos gritar más fuerte nuestro amor para que cuando no nos tuviéramos el viento nos recuperará y nos soñarámos siempre. Quiero que sepas, que te quise por encima de tus miedos y mis inseguridades, y que mil veces te hubiera elegido, mil veces hubiera vuelto a repetir, como tú lo hacías con Dirty Dancing, cada segundo a tu lado, cada instante.

Dios, no quiero dejarte ir, no quiero que esto tan hermoso que compartimos se escape de mi vida como lo hace el verano. Quiero tenerte en mi pensamiento siempre pero hoy me doy cuenta que ya tu lo has hecho, tu has vuelto a decidir por ambas, y a mi no me queda nada más que aceptarlo. Tengo que superarte, tengo que aprender a vivir sin ti, a no imaginarte en uno y mil inviernos, a no escribirte y describirte en cada canción, a (sobre) vivir sin tus labios solapando los míos, sin tus impertinentes manías revolviendo mis esquemas, y sobre todo, sin tu aroma cubriendo mis miedos y haciéndome más fuerte. Tengo que hacerlo, tengo que aprender sin ti.

Hoy, quiero ser yo sobre todas las cosas. Quiero volver a confiar en mi, volver a ser segura, a no preocuparme por si alguna vez se te pasan las copas y pierdes los límites, a no tener que estar ahí cuando te sientas mal, a dejar todo por ti.

Necesito hacerlo.

Pero de una cosa estoy completamente segura, que por mucho tiempo que pase, por muchos sueños que comparta con otra persona, tu serás siempre el amor de mi vida. Porque nunca querré a nadie como tú, nunca dejaré que los recuerdos malos sobrepasen los buenos, porque por mucho que te olvide, nunca podré lograrlo.

Y que, te quise, te quiero y te querré siempre. Siempre, Malú.'

Una vez más, tras ese último punto donde me sobrepuse a mi misma y a la vida que ahora llevo, eché un vistazo al reloj y volví a colocar mis recuerdos y todo lo que quería decirle, si hubiera estado ahí para mi como yo lo hice con ella, en aquella caja cuyo interior aún no era capaz de mirar sin destrozarme, sin hacerme vulnerable y recordar cada momento de nuestra historia, tan nuestra que aún dolía como si fuera ayer.

Volví a la cama y me abracé al cuerpo que llevaba un tiempo cuidándome el alma, un cuerpo que aún siendo mío no Le sentía como tal. La persona que más me había cuidado en mi vida, que más me habia protegido como si de cristal se tratase, pero que aún así, nunca había podido amar de igual manera, Inma Cuesta. Si que la quiero, demasiado para ser sinceros, tanto que me da miedo de ser yo quien la rompa...

Ojalá en la vida y en el corazón se pudiera mandar, así sin más y soltar todo eso que nos hace daño, porque yo, hace mucho hubiera amado a aquella mujer con todo mi ser y Le hubiera devuelto cada pedazo suyo que había dejado en mi y en repararme. Ojalá. Que fácil hubiera sido todo.

- Te quiero... - soltó en un Suspiro, y no pude retenerlo. Se esfumó como el aire que nos arropaba, y no fui capaz de cogerlo y hacerlo mío, de cuidarlo y tenerlo siempre.

- Quizás pronto yo pueda hacerlo también... - lo solte sin más, sin pensarlo, pero a sabiendas que no podía escucharme. - pero te juro que dare mi vida porque ello suceda. - Le acaricie el pelo, como a ella Le gustaba, y mis manos fueron recorriendo su cara, marcando cada parte, cada facción, hasta llegar a su cuello. Coloque un beso en su mejilla, y me estremeci. Una lagrima fugaz alcanzó tu rostro, y allí me quedé. Sin más. Dormida a su lado, a la única persona que, de verdad, merecía cada uno de mis lágrimas y mis risas.

Aprender a (sobre)vivir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora