Narra Vanesa
La vida da muchas vueltas, está más que claro; logra que vivas situaciones efímeras que creías que serían para siempre, otras un poco más subreales, o adorables; pero sinceramente lo que nunca pensé, es que la vida me hiciera retroceder en el tiempo y retomar el momento en que dejamos todo ir.
Y es que ambas siempre fuimos más de estar en casa, de nosotras, y nuestra gente; porque era lo que realmente importaba, aunque no tampoco dejábamos de pasar tiempo en algún bar compartiendo; como en este instante. Aquel sitio había sido testigo de los mejores momentos, de besos escondidos, sonrisas, caricias debajo de aquellas mesas, y de otros no tan buenos; pero sobre todo de la presencia mutua, del poder y del querer.
Hacía solo unos meses atrás, que este bar había sido el detonante de la vida que estábamos llevando, de la prensa, de lo que realmente esperábamos la una de la otra; y ahora no era más que un mediador para lograr ser un poco más felices.
Si que da vueltas la vida; si.
El cálido sol casi escondiéndose detrás de nosotras, la arena de Tarifa a unos pies nuestro y la compañía; simplemente era lo mejor. Todo había merecido la pena por este momento; este y todos a su lado, porque por más que intente alejarme, huir; ni ella ni yo nos habíamos ido tan lejos para dejar que el amor que nos teníamos se fuera haciendo cenizas...
- Qué paz siempre me da este sitio. - dice, mientras sus ojos divagan entre el mar y los míos. A su vez, el intermitente en ellos hace que la sonrisa no deje de estar en su rostro.
- A mi me la das tú, el sitio es secundario. - Porque sí, de verdad lo era. Aunque adoraba aquel lugar, su presencia en mi vida, sus ojos, su sonrisa y su boca eran mucho mejor; era donde mi vida se perdía para encontrarse con la plenitud.
- La cursi de la relación era yo eh. - reí, y la tomé de su mano. - Estás súper melancólica hoy, gorda. - continuó, y me agarró con fuerza.
- Sí, puede ser. Creo que es más que nada por saber que mañana te vas a Madrid. - hago puchero, como niña pequeña.
- En nada estaremos de nuevo juntas. - se acomodó en la silla, más cerca de mi, mientras dejaba un beso en mi mejilla.
- Sí. - le acaricié. - Por eso antes de que te marches, quería preguntarte algo. - Tomé aire.
Nunca he llevado bien esto de las declaraciones, como ella ha dicho, yo soy más la que se deja mimar de las dos, la que expresa las cosas con hechos; y aunque parezca subreal por ser letrista, a ella se le da mas fácil esto. Yo soy la de las canciones, la que se esconde en ellas; y ella es mi valiente.
- Después de estos maravillosos días juntas, aquí; en mi tierra, con mi gente, me he dado cuenta que las cosas siguen igual, porque es que siempre han sido así. - la última frase, fue más que nada una reflexión interna. - Tu vida está destinada a la mía por mucho que ambas lo hayamos negado y obviado; porque hemos nacido para estar juntas, aquí, en Madrid, en Buenos Aires o Puerto Rico; pero juntas. - Ella escuchaba atentamente. - Por lo que no quiero volver a decir que eres mi amiga, que eres una compañera, alguien que algún día podría marcharse de mi vida, y dejarla vacía; porque quiero que todos los días estés en ella. - las palabras salían solas, como cuando compongo, cuando dejo que mis sentimientos fluyan sin barreras. - Qué me da igual la gente, el que dirán, si mañana tenemos a mil paparazzis en nuestra casa. - rió. - Qué me da igual todo, porque se que al llegar estaré contigo, y lo demás me importará una mierda...
- Ya se fue la poesía. - Dijo, mientras ambas nos reímos de su ocurrencia.
- Y es que hemos pasado por mucho, muchísimo - continúe. - y aquí seguimos, queriendo más de ambas...Por lo que, María Lucía Sánchez Benítez; ¿quieres ser mi novia, y mi futura esposa?
No miento si digo que en aquel momento mi cuerpo tenía vida propia, el dolor en la boca del estómago por los nervios hacía que cada momento fuera más profundo y sincero. Además de que, su total seriedad, su asombro, y su falta de palabras no ayudaban.
- Malú... - dije en un susurro.
- Te quiero muchísimo, Vanesa, pero... - Tierra trágame - quiero ser mucho más que tu pareja; quiero ser tu confidente, a la que le cuentes todos tus problemas, tus logros, quién no pueda dormir sin tus brazos rodeándole, sin tus besos en la mañana, y tus tardes de composición estresantes. Quiero ser mucho más, porque nos merecemos mucho más. - se acercó otra vez, y colocó sus manos en mis mejillas.
- ¿Eso quiere decir que si?
- Sí, si, si... - atrapó mis labios junto a los suyos, y rindió nuestras vidas en una sola; las fundió para siempre.
Y no, es que no necesitábamos más, nunca lo hemos hecho, porque...
Éramos ella y yo.
Su sonrisa, y mi debilidad.
Su pelo en mis manos.
Su boca junto a la mía.
Y nuestras ganas de aprender a vivir esta aventura juntas; y dejar de sobrevivir solas.******
Fin...

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Aprender a (sobre)vivir
FanficUna vez más, aquí estoy, tratando de vivir, de ser feliz sin ella, sin sus besos y sus manos agarrandome tan fuerte, que me podían retener incluso con una multitud de cuerpos a nuestro lado. Se que no será fácil, porque nos conocemos demasiado y sie...