CAPITULO 1

945 28 3
                                    

JIMMY

Estaba en clase de matemáticas y miré por quinta vez el reloj.

Dentro de tres minutos sería la hora del almuerzo.

Realmente extrañaba las vacaciones de Navidad. Ni una sola vez había tenido esa sensación enfermiza, que hacia que mi estómago se revolviera sin compasión. No importaba cuantas veces la había sentido, mi cuerpo nunca se acostumbraba a la sensación de una muerte inmediata.

Odiaba la escuela, la odiaba con todas mis fuerzas, y odiaba a todas aquellas personas que hacían que mi existencia se marchitara poco a poco.

Dos minutos para el almuerzo, los minutos se supone que tenían que pasar más lentos...

Un minuto... La campana sonó, agarré todas mis cosas y salí corriendo de la clase antes que nadie. Tomé la ruta más corta hacia mi casillero, evitando los grandes grupos, sabiendo que en alguno de ellos podía estar, Cassandra, la reina abeja de la escuela.

No mantuve mi cabeza gacha pero sí que evite mirar a nadie a los ojos, eso hacía que al menos unos pocos problemas se deslizaran.

En poco tiempo me encontraba en la cafetería de la escuela, en donde era mucho más vulnerable, ya que los profesores rara vez estaban por los alrededores.

Miré mis opciones, habían dos filas. La fila uno era diferente cada día, podías encontrarte pizza, pavo o pastel de carne. La fila dos siempre era la misma; hamburguesa de pollo o pavo y patatas fritas. Pero yo no tenía opción, siempre escogía la fila que tenía menos personas, también significaba que me quedaría en la fina que no sabía mejor.

Rápidamente conseguí mi comida; lasaña, judías verdes y salsa de manzana, honestamente podría haber sido mucho peor.

Caminé rápidamente hacia la mesa más apartada, las personas normalmente ni miraba allí, así que era mucho más seguro que estar en mitad de la cafetería. Me senté espaldas a la puerta, consiguiendo una vista ampliada de la cafetería, me gusta saber si era necesario huir.

Comencé a comer y eché un rápido vistazo a la mesa de los populares, en realidad habían unas cuantas mesas que solo las llenaban ellos, lo que hacía que quedara muy poco espacio para los demás.

En una estaban los jugadores de basket, en otra todo el equipo de fútbol americano, seguidos de una mesa de jugadores mezclados de béisbol, fútbol y softbol.

La mesa que más odiaba era las de las porristas, la cual estaba lideraba por Cassandra, la muy rubia y estúpida Cassandra.

Miré una mesa más allá y me quedé confundido al ver a un pequeño grupo de tres chicos ahí sentados; nunca los había visto pero un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando me fijé en ellos.

El más grande era como un armario, tenía que estar encorvado para poder comer, su cabello era castaño, pero no pude ver mucho más. El chico de su lado era rubio, bastante más pequeño, en ese momento estaba echando la cabeza hacia atrás y riendo, mientras el gran hombre le miraba serio y tenso. Por último miré al que estaba enfrente de ellos, ahí fue cuando de verdad tuve miedo...

El tipo era casi tan alto y grande como el primero, era castaño también pero mantenía su cabello en un mohicano, tenía su rostro serio pero sus ojos azules cristalinos miraban con diversión a los otros; lo juro eran los ojos más azules que había visto alguna vez, eran casi transparentes, pero eso no era todo lo que me daba miedo. Llevaba una camiseta negra, enrollada hasta los codos por lo que pude ver la tinta de los tatuajes que llevaba, también llevaba en su cuello, Dios escalofriante.

No sé cuánto tiempo estuve mirándolos, pero el chico de los ojos azules levanto su cabeza y como si supiera que lo estaba observando su mirada cayó en mi; tuve que tragar saliva y desviar mi mirada hacia mi comida, Dios el hombre daba miedo con solo verlo.

De pronto sentí como alguien se había metido en mi espacio personal, mierda, había bajado la guardia demasiado tiempo.

- He estado buscándote todo el día.- dijo Cassandra en voz alta para que todo el mundo lo oyera, agarró mi plato y lo tiro fuera de la mesa, hacia el suelo, con su voz chillona siguió hablando- Limpia, maldito idiota.- ordenó inclinándose sobre mí, sus ojos verdes me miraron con malicia durante unos largos segundos, aguante la respiración y no me moví- LIMPIA, ZORRA.

Toda la cafetería se quedó en silencio, salvo algunos susurros y gente riendo. Seguía sin entender porque me insultaba como si fuera una chica...

Tenía dos opciones; o bien la ignoraba y esperaba que me golpeara, o recogía el desastre en el suelo y esperar para que terminara de humillarme.

- Sé que me escuchas, inepto...- agarró mi cabello corto y tiro del hacia atrás, con tanta fuerza que mis ojos se llenaran de lágrimas- Eres una zorra, maldito retrasado, vas a limpiar esto con la lengua.

Cassandra soltó mi cabello de repente cuando una pesada mano cayó sobre su hombro, ambas miramos hacia el chico de tantos tatuajes que tenía una sonrisa malvada mientras miraba de Cassandra a mi; brevemente me di cuenta que sus dos amigos estaban cada uno a mi lado, tragué saliva sin querer saber a dónde iba esto.

- Tienes toda la razón...- su voz era ronca, pero suficientemente fuerte para que se escuchara en el silencio de la cafetería- Tienes que recogerlo, zorra.- me miró sonriendo de forma lobuna, mientras sus fosas nasales se abrían.

Cassandra quito su cara de preocupación y se animo al ver que este tipo estaba de su lado. Cerré mis ojos resignado, no iba a librarme si estos tres nuevos no me dejaban en paz.

- Me alegra saber que estas de nuestra parte.- Cassandra batió sus pestañas hacia él, y luego se inclinó un poco en su contra- Ya nos has oído, zorra, recoge este...- soltó un grito de dolor cuando la gran mano morena del tipo con tatuajes le agarró su cabello rubio.

- Tienes razón, maldita zorra, tienes que recoger tu mierda.- le siseó a Cassandra en su oído mientras la zarandeaba de un lado a otro, la inclinó hacia abajo haciendo que se arrodillara, su sollozó rasgo su garganta mientras se agachaba- ¿Quieres que lo limpie con su lengua?- miré aturdida al chico pero negué en silencio- Tienes mucha suerte, perra.- soltó su cabeza y dio un paso atrás.

Cassandra se dio la vuelta y cayó de culo, retrocedió unos cuantos pasos con sus ojos llenos de lágrimas.

- Se lo contaré al director, desgraciado.- gritó histérica.

- Que miedo...- murmuró divertido, sus dos amigos, que aun estaban a mis espaldas se rieron, el chico de los tatuajes se dio la vuelta y miro a toda la cafetería- ¡NADIE VIO UNA JODIDA MIERDA, O ESTAN TODOS MUERTOS, ¿¡ESTA CLARO!?- gritó con la voz ronca, y todo el mundo bajo la mirada o miraban a su alrededor como si en verdad no hubieran visto nada.

Uno de sus amigos agarró el brazo de Cassandra para levantarla y luego le dio un pequeño empujón hacia su mesa.

- Lárgate, o la siguiente vez estarás de rodillas...- el chico más grande se cernió sobre ella y murmuro- Pero con mi polla entre tus dientes.- Cassandra salió corriendo de la cafetería.

Era incapaz de moverme, incluso cuando los tres chicos me miraban, poco a poco se miraron entre ellos y el de los tatuajes asintió levemente; en pocos segundos estaban sentados en mi mesa, el grandote y el rubio a mis costados y el ojos azules cristalinos delante de mí.

- Él es Douglas...- señaló al más grande, luego al rubio- El pequeño es Mark...- su mano se extendió hacia mi- Y yo soy Nick.- su mano también estaba cubierta de tatuajes, alcancé su mano y tragué saliva.

- Jimmy.- pude apenas susurrar, Nick asintió y sus ojos ya no eran tan fríos, incluso de dio una suave sonrisa.

- Me parece que este es el comienzo de una gran amistad, pequeño Jim.- tanto Douglas como Mark resoplaron pero solo pude concentrarme en sus ojos azules y torpemente asentí sin saber en dónde me estaba metiendo realmente...

My Sweet Cake (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora