Capitulo 24

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NICK

- ¿Quieres ir a mi casa?- propuse mientras salíamos del cine- La única que estará será María.- su mirada dudo y tuve que reír- Pastelito, no voy a saltar encima de ti cuando estemos a solas.- tuvo que sonrojarse y apartar la mirada para poder hablar.

- Está bien.

Estuve tentado a coger su mano y mantenerlo a mi lado, pero metí mi mano en mi pantalón para evitar hacerlo.

Me recordé una y otra vez que era esto lo que él quería, y tenía que ser paciente hasta que estuviera lo suficientemente cómodo con todo esto para poder sostener su mano si me daba la real gana.

El camino a casa fue corto y en un silencio cómodo. Pronto llegamos y fuimos directos a la cocina.

Ambos nos paramos en el umbral de la puerta cuando vimos a María refunfuñar contra el horno, olisqueé y mi cara se arrugó cuando olí a pastel quemado.

- ¿Qué haces, María?- pregunté pasando dentro de la cocina.

Ella ni se dio la vuelta hacia nosotros.

- No estoy hecha para la repostería, tu papa me pidió hacer una tarta, pero...- soltó un suspiro y saco algo del horno, dejándolo contra la encimera- Este es el cuarto pastel que hago y se quema.

Jimmy se rió a mi lado y ambos vimos el pastel chamuscado de la pobre María.

- Puedo ayudar.- tímidamente Jimmy dio un paso hacia María, sus ojos se iluminaron con la proposición.

- ¿Sabes hacer pasteles?- preguntó entusiasmada- Por favor, ayúdame.- le rogó juntando sus manos sobre su pecho y haciendo un lindo puchero.

- Claro.- Jimmy caminó hacia ella y juntos comenzaron a preparar la tarta.

Me senté en uno de los taburetes alto de la isla, apoyé mis codos en la mesa y observé a Jim ir de un lado a otro mientras paso por paso hacia el pastel.

En menos de media hora lo tenían todo listo, y el pastel horneándose.

- Me has salvado, Jimmy.- María le sorprendió dándole un efusivo abrazo antes de soltarle.

- No es nada, en serio.- sus mejillas estaban rojas pero tenía una tímida sonrisa.

- Tengo que ir a comprar pero me encantaría que te quedaras a comer.- los ojos de Jimmy parpadearon, como si no pudiera creer que fuera aceptado por María.

- Si, gracias.- susurró ronco.

Sin darse cuenta de nada María salió corriendo de la cocina, y ambos escuchamos perfectamente como la puerta principal se cerraba de un golpe.

- Eres sexy cuando cocinas.- le informé sin bajarme del taburete, Jimmy rodó sus ojos y negó.

- Claro que no, solo cocino y ya.- comenzó a recoger los pocos productos que faltaban y los metió en la nevera.

- Ven aquí.- ordené en voz baja, sus ojos se levantaron hacia mí y con paso titubeante termino parado en frente de mi.

Giré sobre el taburete y tiré de él hacia mí, de manera que estaba entre mis piernas.

- Eres sexy cocinando y sin cocinar, Pastelito.- afirmé de nuevo, negó mientras mordía su sonrisa, agaché mi cabeza hacia él y besé su cuello antes de inhalar su aroma- Joder, hueles bien, bebe.- olía como a pasteles recién hechos.

- Es por...por...- puse escuchar como tragaba saliva mientras seguía dándole besos a lo largo de su cuello.

- ¿Es por...?- le ayudé a que continuara, lamí el punto que estaba justo debajo de su oreja y se estremeció.

- Por los pasteles.- terminó en un murmuró ronco.

Reí contra su garganta, y besé su clavícula. Apoyé mi frente contra su hombro, intentando controlarme, respiré unas cuantas veces antes de levantar la cabeza y mirarle.

Una tierna sonrisa apareció en mi cara cuando vi su mejilla manchada con harina, con mi pulgar hice que desapareciera.

- ¿Vas a quedarte?- pregunté esperanzado, asintió sin aliento.

Entonces estrelló sus labios contra los míos, me pilló tan de sorpresa que al principió no reaccione simplemente me quedé parado como un idiota.

Cuando sentí que picoteaba mis labios con pequeños besos, agarré la base de su nuca e hice que inclinara un poco su cabeza para poder besarle mejor.

Sus ojos me miraban con un brillo especial, llenos de deseo, y estoy seguro que le miraba con la misma intensidad.

Observé sus labios un poco hinchado y rojos por el beso, así que lo besé un poco más antes de separarnos del todo.

- Vas a ser mi ruina.- le juré antes de que diera un paso atrás.

Mi Pastelito sí que sabe besar...

** *

María retiró nuestros platos y esperamos al postre, Mark estaba hablando con papá sobre alguna mierda del colegio.

Mi mano estaba apoyada en el muslo de Jimmy, y nadie parecía darse cuenta y si se daban cuenta nadie comento nada al respecto.

- ¿Sabéis algo de Kat?- alcé la mirada de mi mano para mirar a Douglas.

- Ni idea.- dije, y sus ojos fueron a Jim.

- Intenté llamarla hace un rato pero nadie contesto.- Douglas apretó su mandíbula y miró hacia otro lado.

- Por cierto, Douglas...- llamó nuestro padre- Me llamaron de la escuela.- su voz era seria y todos sabíamos que estaba en grandes problemas- ¿Se puede saber que paso?- se cruzó de brazos y los apoyó en la mesa.

Jimmy se movió incómodo a mi lado, así que le di un apretón a su muslo, él levantó su mano hacia la mía y entrelazó nuestros dedos, estuve luchando contra una sonrisa desde entonces.

- No paso nada, un pequeño altercado.-Douglas no miraba a nuestro padre.

Mark a su lado intercambio una mirada conmigo e hizo un gesto gracioso antes de inclinar su cabeza hacia Douglas.

- No te expulsaron porque te faltan meses para terminar la escuela.- mi padre me dio un ligero vistazo antes de mirarle de nuevo- Que no vuelva a pasar.- advirtió serio, Douglas asintió sin decir nada.

En ese momento María entro con el pastel que había hecho con Jimmy, sonreía orgullosa mientras lo dejaba en la mesa.

- Madre de Dios, María, vaya pinta.- Mark se quedó con la boca abierta al ver el buen aspecto de la tarta, incluso Jim había hecho glaseado para decorarla.

- ¿De dónde sacaste la receta?- preguntó mi padre admirando la tarta, sabiendo que María no era muy buena con los postres.

- En realidad Jimmy la hizo.- soltó divertida antes la cara de asombro de los chicos.

Todos miraron a Jimmy, y no pude evitar hinchar mi pecho con orgullo. Mierda, mi novio sabía cómo cocinar.

- ¿Lo hiciste tu?- incluso mi padre estaba asombrado- Hijo, tienes talento.- admitió rascando su barbilla con una sonrisa.

- No fue nada, María me ayudo.- dijo en voz baja y sin mirar a nadie.

- No, no, no.- ella chasqueó la lengua- Solo ayudé a que te sintieras observado, yo no moví ni un dedo.- juró haciendo que todos nos riéramos, incluido Jim.

Comenzamos a comer el pastel, y debo de admitir que no quedó ni una migaja. 

My Sweet Cake (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora