Capítulo 23: Sentencia Maratón!!!

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Pov Jack

Los niños lanzaban bolas de nieve de aquí a allá mientras reían a carcajadas, ignorando todo problema. Ignorando que sus vidas corren peligro como la nuestra...

Luego de lo del Polo vine a Burgess a despejarme y tal vez ver a Jamie de nuevo y a su pequeña hija. Me pregunto qué estará haciendo ___ ahora, aún estoy preocupado por ella luego de que ella salió en ese estado de su habitación. Creo que jamás la había visto en ese estado y es difícil imaginársela en ese estado a estas alturas, cuando todos corremos peligro.

—¿Por qué no juegas, Jack? —me preguntó una niña pelirroja de la que no sé su nombre.

—Sólo estoy pensando—sonreí levemente y ella enarcó una ceja sin creerme todavía.

—¿Algún espíritu que te robó el corazón?—ríó traviesa.

Bufé.

—Ella ya no es mas un espíritu...—dije para mis adentros.

Al anochecer todos se fueron y yo fui a buscar la vieja casa de Jamie, donde supongo que tal vez aún viva ahí. Llego a la entrada y me sacudo la nieve que está en mi ropa tratando de parecer más presentable. Toqué el timbre repetidas veces hasta que una voz femenina maldijo desde adentro de la casa:

—¡Maldición, ya sabemos que sirve!—la puerta se abrió dejando ver a una mujer de cabello corto y castaño de posiblemente veinticuatro años, tenía ojos grises e iba vestida con una pijama de ovejas.

—¿Aquí vive Jamie?—pregunté luego de que ella me analizara con la mirada.

—Ah, sí.—entrecerró la puerta asomando la cabeza hacia atrás—¡Cariño, un muchacho te busca!

¿Cariño?

Luego de un breve lapso de silencio incómodo entre la mujer y yo, Jamie salió vestido con unos pantalones holgados de peluche y un suéter rojo. Miró a la muker y luego a mí con los ojos abiertos como platos. Le indicó que entrara y él salió completamente de la casa para después cerrar la puerta detrás, evitando que alguien oyera nuestra conversación.

—¿Cómo diablos te vio?—dijo tratando de susurrar.

—No lo preguntes, es una larga historia.

—Bueno, ¿Qué haces aquí?

—Oye, sé más amable, te salvé la vida y sólo quise venir a visitarte—fingí estar ofendido.

Jamie suavizó su mirada, extrañamente dura y pesada, a una más calmada. Dejó salir un suspiro y me indicó sentarme en el peldaño de madera que estaba húmedo por la nieve.

—¿Quién era la doña esa?—dije—Pensé que...

—No es su mamá—respondió antes de que pudiera terminar—Es mi novia, la conozco poco tiempo después de que la madre de Lucy falleciera...

—Está bien, pero ¿y Lucy?—pregunté.

—Está dormida, siempre se duerme al ponerse el sol, Monica y yo nos preocupamos porque pensamos que tiene algo mal.

—Sueño, tal vez—bromeé y él rió ligeramente.

—Sí, tal vez, eso espero.

Nos quedamos en silencio un rato oyendo nada en especial, simplemente callados. No quería tener que pensar en ___ en esos momentos, pero sabía que al volver al Polo tendríamos que hablar sobre lo sucedido hoy. Sin interrupciones.

—¿Cómo vas con ___? Tiene tiempo que no la he visto, debería venir a visitarme aunque sea para mostrársela a Lucy.

—Estamos en una situación complicada...

—Eres un idiota.

—¿Qué? ¿Yo por qué?

—No sé que pasó, pero sé que es tu culpa en gran parte—se encogió de hombros—es la ley de la vida, el chico siempre tiene la culpa.

—Qué porquería.

—Lo sé.

—¿Puedo ir a ver a Lucy?—sé que tal vez decir eso sonaba raro pero quería ver a esa niñita inteligente una vez más.

—Claro, pasa, pero ponte zapatos—ordenó levantándose de su lugar.

—Olvídalo.

Echó la cabeza hacia atrás riendo y me invitó a entrar. La tal Monica se me quedo viendo con el entrecejo fruncido mientras yo me burlaba de ella, la razón no la sé pero su cara se ponía como tomate al enojarse. Una de las muchas cosas que me recuerdan a ____...

—Ven pronto con ___, Lucy se pondrá como loca cuando la vea, de seguro—dijo mientras subíamos las escaleras.

En eso un chillido proveniente del primer piso alarmó al joven de ya barba creciente haciéndolo tomar la iniciativa y correr como loco hasta la habitación de la que resurgió aquel grito. Cuando vi a Jamie él estaba intentando con todas sus fuerzas abrir la puerta, pateaba y empujaba pero no sucedía nada y los gritos no cesaban.

Aparté a Jamie y con un sólo toque de mi cayado en la madera, ésta se crujió y cayeron al suelo pedazos de madera. Jamie empujó nuevamente y la puerta se abrió dejando ver a una pequeña niña protegiéndose con las sábanas y pataleando como si intentara correr.

—¡Lucy, cariño, ¿Qué te pasa?!—corrió hacia su hija y apartándome bruscamente entró también Monica quien corrió a abrazar a la niña.

—¡Papá, tenía mucho miedo!—sollozó en el hombro de su padre.

—Aquí estoy mi amor, no te va a pasar nada si estoy aquí contigo—besó su frente mientras la pequeña se aferraba a él como si su vida dependiera de ella.

—Fue horrible... Sus manos estaban mojadas con algo rojo y lloraba demasiado...—sollozó, seguramente le dolía recordar todo aquello—Él la estaba torturando y... ¡Dijo que seguía yo!—se aferró nuevamente—¡Su cabello blanco tenía demasiado líquido rojo, papi!

¿Cabello blanco?

Jamie sintió el mismo presentimiento que yo y me miró con los ojos abiertos como platos. Me acerqué a Lucy con cuidado y dejando mi cayado en el suelo. Monica reaccionó a la defensiva pero luego de que Jamie le hiciera un gesto se alejó de la niña que dirigió su mirada hacia mí.

—Hola, linda, ¿me recuerdas?—dije amablemente y ella asintió—Sé que debe ser duro para ti pero ¿podrías contarme tu sueño?—negó frenéticamente la cabeza—¿Sabes? Yo conocí a una pequeña niña como tú que también tenía pesadillas de esas, le dolía mucho, pero—hice una pausa—Mi amigo le dijo que a veces hay que enfrentar nuestros miedos, así ya no nos asustarán y nos podremos superar a nosotros mismos. ¿Qué dices, niña valiente? ¿Quieres ayudarme a cumplir con mi misión y ser una Guardiana?

La pequeña me miró con los ojos llenos de lágrimas y las mejillas sonrosadas, luego miró a su padre que la animó a decir lo que tuviera que decir.

—Es... Estaba en un cuarto—tartamudeó—Estaba sola y hacía demasiado frío, parecía un cuarto de una cabaña...

El taller...

—Había... Había una chica que lloraba, lloraba demasiado, lo podía sentir—frunció el entrecejo—Luego apareció... Era un hombre malo, era alto... Demasiado alto para mí... Apretó sus manos mojadas y ella gritó...—comenzó a sollozar y yo limpié con mi pulgar una de sus pequeñas lágrimas—Gritó demasiado... En mi interior la oí pidiendo...—me miró—pidió tu ayuda, Jack... Luego el hombre malo se fue y me dijo que luego seguía yo...

Junto A Ti (Jack Frost X Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora