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En el Gran Salón, los Guardianes, junto con otras mágicas criaturas, se reunían a la espera de los nuevos integrantes con emoción y interrogación pues había quienes se preguntaban si era lo correcto el darle una responsabilidad tan grande a dos niños.
El título de Guardián era un oficio que no se tomaba a la ligera ya que cada decisión en el campo de batalla podría ser el detonante para la catástrofe o la paz final, y el simple hecho de darle semejante autoridad a dos adolescentes era un riesgo que más de la mitad de la habitación no estaba del todo segura a correrlo. Sin embargo, la palabra de los miembros veteranos era ley y si el gran fortachón de barba blanca y ropas rojizas estaba seguro de tomar tal decisión, entonces no había quién se le impidiera a su mandato.
Los muchachos, luego de salir de la habitación en la que se encontraban, observaron el bullicio sintiéndose a la vez tan amenazados como una presa frente a su cazador. Aunque habían pasado gran parte de su vida frente a cámaras, era distinto el pararse frente a huevos de piedra, Yetis peludos y hadas revoloteando por todo el lugar; ellos miraron al que había sido autonombrado su «tío» y el menor de los hermanos decidió hablar primero:
—¿No íbamos a dar un paseo? —inquirió.
—Muchachos —comenzó diciendo el Titán navideño —, les mentí un poco en esa parte. Pero la vida que estamos a punto de entregarles es un paseo inigualable que espero que estén dispuestos a seguir, el sendero que se les marcó en cuanto nacieron no es fácil pero entiendan que no están solos. Un Guardián nunca lo estará, y ustedes no son la excepción. Tendrán a su madre y Jack como protectores y mentores para lo que se viene a continuación. Tal vez es demasiado pronto para dejarles tal responsabilidad...
—¡No es un tal vez! —exclamó Conejo, obviamente preocupado hasta las patas — ¡Es demasiado pronto!
—Conejo, ya habíamos hablado de ésto —dijo Norte, luego suspiró y volvió la mirada hacia los muchachos que a su altura parecían hormigas —. Chicos, hay un mal en este mundo, del cual tienen que aprender a defenderse aunque sean sólo niños pues las sombras siempre acecharán a la luz, no importa dónde estén —conforme, hablaba su rostro y voz se ensombrecía de amargura. Como si recordara males pasados.
Entre la multitud se encontraban los demás Guardianes, incluyendo a Ademir, quien saludaba a la mayor de los hermanos mientras agitaba a uno de los duendes que no dejaba de lamer su espada de hielo. Ella respondió al saludo con una sonrisa monótona pues aunque su cuerpo estaba en aquel gran lugar, su mente seguía vagando por los aires sujetando la mano de Alexander y pensando que en la despedida que se habían dedicado mutuamente. Sin embargo, su gélido saludo no fue pasado por alto y, mientras los yetis preparaban lo que parecía una Conferencia parecida a las de su madre donde asistieron Venus y Orión cuando apenas iban en sexto grado; se acercó a ella.
—¿Estás preparada? —le preguntó.
—Ni siquiera sé qué es lo que tengo que hacer —respondió, sincerándose lo posible sin decir que durante todo ese rato a penas y pudo separar sus pensamientos de la realidad — ¿Cómo se supone que debo de sentirme?
—Nerviosa —respondió, aunque sonaba más como una pregunta —, abrumada o confundida. No creí que tomaras lo de volverte un Guardián tan bien, vamos progresando.
—Espera —le detuvo antes de que continuara hablando —, ¿volverme un Guardián? ¿Yo? ¡Debes estar loco!
—¿No escuchaste los diez minutos de charla de Norte? —preguntó, al ver que la mirada de la chica de pelo blanco supo que su respuesta era negativa — ¿En qué estabas pensando?
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Junto A Ti (Jack Frost X Tu)
FanficTu vida empieza a penas una vez que mueres pero ese solo es el principio del fin...