Cuando desperté Elena ya no estaba en él sillón... Pero si su tendido de sábanas desordenadas. Jack seguía dormido en el piso, y aunque se le caía la baba, parecía muy tierno.
Voy a la cocina y tomo de nuevo mi costumbre de servirme café sin azúcar. Aunque ésta vez le hecho una cucharada de leche. Unos brazos me toman por la cintura sorprendiéndome y haciéndome soltar la cuchara.
-Buenos días-dijo con una voz somnolienta.
-¿Quieres café?-le ofrecí temiendo de que pudiera escuchar los latidos tan fuertes de mi pecho.
-Dejame estar así un rato contigo-susurró en mi oído.
-Noup, tenemos que ir a la escuela y no quiero llegar tarde ésta vez gracias a ti, Jack.
Sus manos acariciaron mi abdomen de forma suave y tentadora. Lo mato. Me separo de él y corro al baño porque conociéndolo, me trataría de atrapar para faltar hoy.
Pero no lo conozco del todo. Ya no lo conozco del todo, no se si siento algo por él o no pero tengo que confirmarlo de una forma u otra. Tranquilas lectoras,no de la forma que creen. El agua tibia es lo suficientemente caliente como para hacer vapor en todo el baño y relajar los músculos, me pregunto como será la espalda de Jack, ¿también tendrá pecas como su rostro?, agh ¿por qué pienso esto? Salgo del baño llendome en cunclillas para que Jack no escuche desde abajo. Cierro la puerta con seguro, para evitar situaciones embarazosas, y saco de mi closet y un cajón la ropa que usaré.
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Es cálido pero fresco, me gusta. Salgo de la habitación, bajo a la cocina y encuentro a Jack tomándose mi café, mi barbilla se tensa y entro dando zancadas. Lo miro fijamente con él ceño fruncido, pero ni se inmuta. Sólo me ve y vuelve su vista al vacío de la pared color rojo.
-Oye-le llamé-ese es mi café-dije inocentemente ignorando las ganas que tenía de tirarle el café en la cara.
-Bueno-dijo y dio un último sorbo-ERA tu café.
-Deberías ser consciente de que soy un pan de Dios porque ahorita todavía puedes tener hijos, Jack Frost-lo desafié, ni siquiera con los tacones de las botas lo alcanzaba.
-Si bueno, el café sigue estando aquí, puedes tomarlo cuando quieras-dijo Alzando una ceja y sonriendome de forma coqueta mientras señalaba su boca.
-Olvidalo-bufé y luego reí-apurate si quieres ir a clases.
-Vamos entonces, pero ésta vez a mi maneras-sonrió cruzando los brazos.
(...)
¡¿Por qué rayos acepté hacer esto?! En éste momento estamos volando hacía la universidad, y no me molesta eso de volar. Me molesta que Jack me esté cargando como costal de papas, llevo diez minutos pataleando y gritando pero el desgraciado si que tiene mucha fuerza. Aterrizamos en la parte trasera del edificio principal asegurándonos de que no hubiera ningún testigo. Sin embargo, todavía quiero matarlo.