Capítulo 13: Ahora eres tú

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Jack

Lo escuché todo—dijo, con los ojos inyectados en sangre y lágrimas secas en sus mejillas.

—No tienes por qué llorar —dije —. Pensé que estarías feliz por la noticia. No todos los días se tiene una oportunidad como ésta.

—Ese es el caso —dijo el amor de mi vida, sonriendo debajo de ese manto de agua que la arropaba y la hacía ver bellísima —. Me hizo muy feliz escuchar esas palabras...

Por mi mente pasó la idea de consolarla. De pasar mis brazos por su espalda y envolverla en el cariño que tanto se merece. Pero me volvería a rechazar como cuando la besé y no sé si soportaría que se negara a mi abrazo sin intención.

Sin embargo, no dije nada. No hubo porqués, no hacían falta.

–Gracias, de verdad, muchas gracias.

Sabía que aquello era sólo momentáneo y que cuando todo se tranquilizara, ella volvería a ser fría e indiferente como lo fue hasta ese momento.

Luego de haberle contado mis avances con nuestros hijos, la «aceptación» de Orión y el acercamiento con Venus, ___ parecía tan maravillada como yo lo estuve en cuanto los brazos de mis hijos me envolvieron. ¡Ese día progresamos más de lo que hicimos en una semana!

—Debo irme —dije, incómodo por mis pensamientos rechazadores y a la vez deseando que el abrazo durará más —. El invierno y Navidad están a la vuelta de la esquina, debemos estar atentos.

Ella asiente, limpiando sus lágrimas a moco tendido.

Le beso la frente y luego me aferré a mi cayado hasta levantarme por los suelos y huir de lo que no quería que desapareciera.

Tal vez digan «No debiste dejarla ahí, ¡era tu oportunidad! ».

Y tienen razón, la era. Pero es un momento en el que estamos felices los dos por algo que no tenga que ver entre nosotros y nuestra relación pasada. Era mejor dejarla con sus pensamientos a seguir insistiendo en algo que posiblemente ya no tenga futuro.

Cuando salí del taller, una ráfaga violenta de aire hace que me desequilibre y el cayado tambalee entre mis dedos. Mas lo sostengo y miré a mi alrededor buscando algún indicio de lo que pudo haber provocado esa brisa de tal magnitud.

Pero no hay nada.

Venus

—¿Qué demonios estás haciendo aquí? —le pregunté a mi salvador —. Sé lo que eres y no me vas a engañar otra vez.

—Nunca te engañé —dijo —. Ellos te contaron su versión, me encerraron en ese hielo perpetuo sin saber la mía. Ahora tú quieres hacer lo mismo, supongo que no eres tan diferente del resto de los Guardianes...

—Yo no soy igual a ellos —dije, todavía en sus brazos. La verdad es que era cómodo.

—Entonces no me negarás una pequeña escapada fuera de tu torre, princesa —sus ojos rojizos brillan con malicia —. No tardaremos mucho, lo prometo.

—Me dijeron que no debía creerte lo que me dijeras —quería separarme, pero algo que lo impedía; tal vez el hecho de que no tenía idea de cómo él era capaz de flotar en el aire como Jack o mi mamá.

No.

Él no era como Jack y mi mamá.

No tenía un cayado al cual aferrarse.

—¿Desde cuándo haces caso a lo que te dicen? —dijo, una sonrisa apareció en sus labios.

Se suponía que no debía de alejarme del Taller sin decirle a alguien. No tenía idea alguna del paradero de Orión y menos del de Ademir, mi supuesto guardaespaldas.

Junto A Ti (Jack Frost X Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora