Capítulo 18: ¿Quién es él?

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El dolor en mi abdomen hasta mis piernas se hacia presente a medida que mis ojos se abrían lentamente por la luz del sol que se colaba por la ventana. Unos brazos abrazaban mi cintura, eran delgados pero a la vez marcados, al ver la piel color porcelana caí en cuenta de mi situación y el lugar en el que estaba.

Aunque normalmente saldría corriendo o estaría gritando por la vergüenza, sólo me volteé para ver a la persona que estaba acostada junto a mi.

El cabello albino de Jack era como nieve blanca reflejada con la luz del sol, su ceño fruncido le hacia parecer tiernamente gracioso, sus delicados y pequeños labios estaban entreabiertos y su pecho subía y bajaba con su respiración. Con la yema de mis dedos acaricié su mejilla, aunque la escena era simplemente hermosa, necesitaba pastillas para el dolor.

Lentamente desaparecí de la cama envuelta en un sábana y entré al baño que estaba en mi cuarto, era pequeño pero tenía lo que necesitaba para mis cuidados personales, llené un vaso con agua del grifo y junto con una pastilla me tragué ambos. Cómo odio éstas cosas. En mi vida me había enfermado tan pocas veces que podría contarlas con los dedos de una sola mano, supongo que es por mi lado de espíritu, y aunque lo hacia casi nunca me tomaba las pastillas o me dejaba inyectar con las jeringuillas.

Decidí tomar un baño pues mi cuerpo olía... Diferente. Y no de diferente como un perfume nuevo o el sudor, era una esencia embriagadora pero a la vez incómoda. 

El agua tibia relajaba los músculos de mi cuerpo mientras levantaba continuamente mi cabello para que el agua tuviera un mejor acceso a mi espalda creándome un cosquilleo. Salí del baño envuelta en una bata y secándome el cabello con una toalla. Cuando me adentré a mi habitación, pude ver que el sujeto que antes estaba en mi cama había desaparecido a excepción de las prendas que aún seguían regadas por la habitación. Decidí vestirme con conjunto bastante sencillo pero abrigador por el frío que todavía estaba haciendo, digamos que abrir la ventana mientras nevaba no fue una de mis mejores ideas.

Bajé a la cocina y podía ver al poseedor de mi corazón buscando algo en el refrigerador. Su cintura estaba envuelta por la sábana de mi cuarto, «ya decía yo porque no la encontré allá arriba» pensé mientras negaba con la cabeza y entraba a la cocina a prepararme un café. Coloqué la cafetera y en lo que se rellenaba pude ver como Jack se acercaba a mi tallándose los ojos por el sueño.

-Buenos días-sonrió y me abrazó.

-Buenas-sonreí y otra vez ese aroma que me incomodaba un poco.

-¿Cómo amaneciste?-preguntó refiriéndose al dolor de caderas de ésta mañana.

-Algo adolorida, pero ya estoy mejor no te preocupes-sonreí para calmarle a lo cual me devolvió el mismo gesto de su parte.

-Voy a tomar una ducha-dijo sacándome de mis pensamientos y dándome un casto beso en los labios.

Para cuando me di cuenta, él ya estaba subiendo las escaleras y mi café estaba listo. A punto de darle un sorbo, el timbre interrumpió mi momento entre el CAFÉ y YO. Gruñí y fui a abrir la puerta encontrándome con algo que no me esperaba.

-Hola-dije algo nerviosa.

-Hola-dijo del mismo modo.

-Eh, ¿quieres pasar?-le ofrecí.

-Eh, Ah, no gracias sólo venía a pedirte una clase de «favor»-dijo mirando a todos lados menos a mi.

-¿Sucede algo, Ademir?-me estaba empezando a preocupar su actitud tan nerviosa.

Sus manos antes temblorosas se cerraron en un puño y después de rascar su larga melena blanca suspiró con pesadumbre y me miró a los ojos. Los de él no reflejaban nada más que miedo, el mismo miedo que yo sentí cuando Pitch, es decir, Thomas y yo nos fusionamos.

Junto A Ti (Jack Frost X Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora