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Marinette se dio la vuelta con el corazón latiéndole hasta la garganta.

Donde debía estar Gabriel, un hombre con traje morado y máscara metálica la miraba. El sujeto meneaba un bastón que terminaba en una cúpula de la que salían las mariposas.

Tikki se removió dentro del bolso de Marinette, impaciente por salir. Marinette adoptó una pose de defensa.

—¿Quién es usted?—siseó sombríamente. Quitó el seguro a su bolso, a la espera de que hiciera un solo movimiento para transformarse.

—Marinette, no te asustes—se rió el hombre. Era un hombre que Marinette conocía muy bien. Más que bien. Había luchado con él indirectamente más veces de las que podía recordar—, no sólo quiero tus talentos como diseñadora...quiero tu miraculous.

—Gabriel—susurró la chica. Hawk Moth comenzó a acercarse lentamente mientras aplaudía con sorna.

—Brillante deducción—se burló. Las mariposas seguían saliendo del bastón.

Ella no respondió. Separó la abertura del bolso y dejó que Tikki saliera de él. Total, él parecía conocer todo de ella.

—¡Tikki, trans...!

Pero antes de que pudiera terminar de hablar, el bastón surcó el aire y dio de lleno con la criaturita roja que cayó unos metros atrás. El bastón regresó a las manos de Moth como vuelve un bumerang.

—¡Tikki!—gritó Marinette horrorizada, pero antes de poder dar un paso hacia adelante, todas las mariposas, que llenaban el salón de su revoloteante sonido, comenzaron a rodear a Marinette, a pegarse en su cuerpo. En un abrir y cerrar de ojos el cuerpo de la chica ya se veía cubierto en su totalidad por los animalitos. No podía moverse. Tikki estaba inconsciente.

—Marinette, hace mucho tiempo que sospechaba de ti. Tus aretes—dijo dándose unos toquesitos con los dedos en donde las orejas—, son unas joyas muy particulares.

La cara de Marinette casi no se distinguía de entre los endemoniados bichos. Escupió con rabia contra las mariposas y éstas le dieron espacio para hablar.

—¡Jamás tendrás mi miraculous, Hawk Moth! ¡Chat Noir llegará en cualquier momento! ¡Vamos a acabarte!

Hawk Moth soltó una prolongada risa. Las mariposas seguían saliendo de su bastón. Parecía no tener fin.

—Niña tonta—dijo aún entre risas—, no quiero que me lo des. Tampoco quiero quitártelo.

Dios tres pasos hacia adelante. Estaban tan cerca que Marinette casi podía sentir su colonia.

—Chat Noir llegará apenas se entere. Ya lo verás.

—Chat Noir no se enterará de nada. No quiero que me des tu miraculous. Quiero tu lealtad, Ladybug. Quiero una colaboración.

Colocó su mano en la barbilla de Marinette estrujándole el rostro con fuerza y deshaciéndose de la distancia que los separaba. Esta vez Marinette podía sentir su horrible aliento.

Tenía miedo. Tenía mucho miedo. Sin Tikki a su lado, sin su traje, y peor aún, sin Chat Noir cerca, estaba perdida. Trató de no pensar en ello, pero Moth estaba demasiado cerca y no veía escape...a menos que... Le lanzó un escupitajo.

Esperó que Moth se enojara, que quisiera golpearla, pero todo lo que éste hizo fue reír. Reír alto, casi haciendo retumbar las paredes.

—No puedo akumatizarte, Marinette. Sería incorrecto.

—¿Qué harás entonces?—trató de sonar dura, pero su garganta la traicionó. No era extraño, tenía un nudo en ella.

—Te haré estar de mi parte. Tú y tu miraculous serán míos. Harán lo que yo les diga.

—¡No puedes hacer eso!

—Claro que sí. Y justo eso estoy por hacer...

Un chasquido sonó desde atrás de la atacada Marinette. Era el ascensor.

De pronto sonó una explosión pequeña, y vio las puertas del elevador salir volando a tres metros de donde ella se encontraba. Las mariposas se pegaron más a su cuerpo.

—Parece que no descansas nunca, ¿eh?

¡Chat Noir! ¡Chat Noir estaba ahí! Chat Noir l salvaría!

El resto de las mariposas comenzaron a acumularse unas sobre otras, cubriéndola. Hawk Moth le soltó la barbilla y se echó hacia atrás; las mariposas sustituyeron a la mano.

Chat Noir saltó sobre Hawk Moth, este trastabilló y rodaron envueltos en un sonido sordo. Las rodillas de Marinette comenzaban a sentirse frágiles y cayó al suelo, siempre pendiente de la pelea.

—Peleas como niña, qué curioso, combina con tu traje—se burló Chat Noir acertándole un golpe con el bastón metálico en medio del pecho

—Gusano insolente—gruño Hawk Moth y lanzó su bastón igual que como hizo con Tikki. El bastón pasó silbando sobre la cabeza del chico.

Las mariposas casi terminaban de cubrir la cara de Marinette. Sus párpados pesaban, el piso era como arena movediza. Sentía que se hundía, sentía que caía en el hoyo del conejo. Aún peor, sentía miedo, miedo por su Chat.

El gato saltó, cayó detrás de Moth y le dio otro golpe de bastón, esta vez el villano cayó hacia adelante, desorientado. Marinette lo vio, creyó que ya se había salvado, que Chat Noir la salvaría y todo estaría bien. En ese momento, el hombre alzó la cara, la miró directo a los ojos y abrió la boca.

—Te tengo.

Chat Noir le dio un golpe en la cabeza, pero no puedo evitar lo que siguió. Las mariposas se impregnaron a su cuerpo, se metieron bajo su piel. Le dio frío. Mucho frío. Luego, sueño. No podría resistir ni un minuto más. Mientras se dejaba caer en el suelo, vio por última vez a Chat Noir, él también la miraba, la miraba de manera profunda, con esos bellos orbes verdes.

Después, nada. 

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Ya sé, ya sé, capítulo demasiado corto, pero prometo recompensarlos. 

Si les está gustando el fanfic, déjenme un comentario o una estrellita. Les quiero. 

En mi memoria. (Adrienette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora