Veintinueve

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Se detuvo unos instantes puesto que sus pulmones le exigían un momento para poder recuperar el aliento, había corrido ya unos dos kilómetros desde la estación del canal, ningún taxista o servicio público se encontraba disponible.

Todo mundo hacia lo más sensato, refugiarse o huir de lo que fuera a ocurrir.

La lluvia no cesaba, y por instantes se volvía cada vez más fuerte al punto de llegar a sentirla como pequeñas agujas clavándose en su piel.

El río cena había crecido, encontrándose casi en su totalidad, cosa que no se veía desde hace muchos años, apenas podía recordarlo.

El cielo se encontraba completamente oscurecido, los tonos de grises variaban hasta convertirse en un intenso color negro en donde se podía percibir un gran agujero, como si se tratase del ojo de un huracán, pero era más que obvio que no era aquello, porque se podía apreciar que ahí era donde todo el caos se encontraba.

Tomó nuevamente su celular, marcando con dificultad el número de Marinette nuevamente.

Pero no hubo respuesta.

Y muy dentro de ella supuso que algo andaba muy mal, y, pensando como la mayoría de los parisinos, aquella tormenta no era causa de la madre naturaleza.

― ¿Alya? ¡Oh, Dios, Alya! ― Una voz sonó a su costado ― Vi lo que ocurrió, todo fue transmitido a nivel nacional ― Hizo una pausa ― ¿Te encuentras bien? ―.

La morena giró su cabeza, encontrándose con Nathaniel quien se encontraba montado en una motocicleta deportiva.

Él se bajó de ella, quitándose la chaqueta que se encontraba un poco empapada para aminorar la lluvia que caía sobre su ex compañera.

― Nath ¿Qué haces aquí? ― Se atrevió a preguntar, dirigiendo una mirada rápida hacia la motocicleta de este.

Nathaniel tragó saliva, intentando aminorar sus nervios.

Alya era una buena persona, pero su amistad nunca había ido más allá de un breve intercambio de palabras, pero aun así sentía el suficiente aprecio por la reportera como para auxiliarla, sobre todo con lo que acababa de presenciar por la televisión.

Se preguntó si era correcto mencionarle la razón de que fuera el único loco en las calles de parís, cuando todo mundo podía sentir el peligro en el ambiente.

― Busco a Chloé ― Confesó por fin, evadiendo la mirada de ella ― Se suponía que iría a buscar a Marinette, fui a preguntar por ella al Le Grand París pero ella nunca llegó, su padre también se encuentra preocupado ― Finalizó, intentando cubrirse de la torrencial lluvia con la palma de su mano.

― Ella estará bien, yerba mala nunca muere ― Intentó sonar divertida, pero supo que no funcionó al ver el rostro estoico de Nathaniel ― Nath, busca un lugar para refugiarte y perdóname ― Declaró, devolviéndole la chaqueta que él le había colocado sobre su cabeza.

― Alya ¿A qué te refieres? Ven conmigo, puedo dejarte en algún lugar y así ― Pero no pudo terminar su frase, debido a que el puño de la morena arremetió contra su rostro.

Nathaniel se tambaleo un poco llevando sus manos hasta su rostro para intentar aminorar el dolor.

Alya no pensó mucho en sus acciones y de manera rápida se montó en la motocicleta de su ex compañero, arrancándola de un movimiento.

Pronto ella se desapareció de la vista de él.

Un sentimiento de culpa le invadió e intento ignorarlo, aunque realmente se sentía mal por sus acciones. Había estado mal hacerle eso a Nathaniel luego de que él se detuviera, preocupado por ella.

We are back [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora