Final

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Llevó su mano hasta su sien, masajeándola con delicadeza para poder aminorar el dolor de cabeza que había aparecido de repente gracias a los balbuceos de su hijo.

― Adrien ¿Quieres parar por favor? Entre tantas vueltas y frases que no llevan a nada me estás dando jaqueca ― Se quejó, logrando que el aludido se detuviera de repente ― Si hablas con más calma, te podré entender ― Agregó para que se tranquilizara, y así poder descansar su propia vista.

Las cosas entre ellos habían sido ásperas desde la adolescencia de Adrien, podría recordarlo bien. Incluso existió un punto de quiebre entre ambos, donde después de las terribles cosas que Gabriel había cometido, Adrien incluso lo llegaba a ver como un desconocido más.

Ese ultimo año ambos podrían decir que las cosas habían mejorado. Las disculpas de Gabriel habían sido distintas, y tal como Marinette lo había dicho, no solo bastaría eso para que las heridas sanaran. Afortunadamente el mayor del Agreste entendió aquello, recuperando poco a poco la confianza y cariño de su propio hijo.

No era fácil, quizás aún tenían mucho camino por recorrer, después de todo aquel tiempo que habían perdido nunca lo podrían recuperar.

Pero ambos eran padre e hijo, cosa que nunca podrían cambiar.

― Sí, lo siento ― Se disculpó, sentándose en una de las sillas del gran comedor de la mansión, dejando caer sus brazos a la mesa, logrando que su padre respingara ― Solo estoy confundido, lo que tenemos entre Marinette y yo es algo, pero no sé qué es aún ― Susurró, claramente desesperado ― ¿Crees que es buen momento para pedirle matrimonio o es algo apresurado? ―.

Gabriel intentó no soltar una sonora carcajada ante la confesión de su hijo, en su lugar lo disimulo con una suave tos.

― Adrien, creo que esto tuvo que ser antes de que Emma naciera ― Intentó bromear, pero la mirada fulminante de su hijo logró que pasara saliva, nervioso ― Mira, cuanto tú pienses que es el momento adecuad lo será, ya dependerá de su respuesta ― Hizo una pausa, inspeccionando el rostro de su hijo ― Además, se han tomado las cosas con suficiente calma, desde mi punto de vista ― Se atrevió a comentar.

― Yo realmente ya me veía con un nieto más, a decir verdad ― La voz de Christine les llamo la atención a ambos hombres.

Caminó desde la entrada del comedor hasta donde se encontraban sentados. Gabriel en la cabecera, mientras Adrien se encontraba a un costado.

― También yo ― Confesó Gabriel, sonriendo en cuanto su esposa se recargó sobre su hombro.

El rostro de Adrien adquirió un tono completamente rojizo ante las palabras de sus padres, por lo que suspiró para poder entrar en calma.

― Sí, también yo, debería contarles como estos dos mocosos concibieron a Emma ― Plagg salió de la chaqueta de cuero de Adrien, quedando frente a ambos adultos ― Por cierto, Gabriel, este muchacho profano tú hogar, también robó varias mascadas de tu estudio ― Añadió, ahora volando en zigzag debido a que Adrien intentaba atraparlo para que dejará de hablar sobre aquello.

― ¡Plagg, por favor! ―.

Gabriel se acomodó los lentes, claramente incomodo por aquello, pero a final de cuentas pensó que su hijo de cierta manera era ingenioso.

― Vamos Adrien, déjalo que termine ― Alentó Christine, reflejando emoción en su rostro ― No maltrates al pobre de Plagg ― Un leve regaño salió de ella al ver como intentaba que volviera dentro de su chaqueta.

Plagg se logró escapar de entre las manos de Adrien convirtiéndose intangible, llegando hasta donde Christine se encontraba.

― Por todos los quesos ¿Por qué Fu te dio al tonto pájaro y no a mí? ― Bramó.

We are back [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora