Veintiuno

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Observó la pantalla de su teléfono móvil por quinta vez consecutiva al escuchar el buzón de voz, nuevamente. Rodó los ojos, intentando no preocuparse por pequeñeces.

Aunque aquello era realmente imposible.

El día anterior había presenciado un rostro de Marinette que pensó que nunca vería, a pesar de lo que había pasado juntas. Un autentica mueca de miedo se encontraba en su habitual rostro que inspiraba confianza.

Y no era para menos, su hija de alguna manera había corrido peligro. Ella también se encontraba preocupada por Emma, pero la extraña circunstancia en la que aquello se había desarrollado no podía salir de su cabeza, aunque intentara aparentar tranquilidad y altanería.

Sabía que podía tranquilizar de una u otra manera a su amiga si ella no perdía la calma, y afortunadamente así fue.

Pero, había algo en Emma que no le gustaba. Podía sentir algo extraño, que ella misma no podía identificar, pero se encontraba segura que ya lo había experimentado en algún momento de su vida.

No quería dejar a Marinette sola, pero no podía soportar mucho tiempo aquella sensación escabrosa en su nuca, así que cuando Alya llegó completamente alterada ella se retiró con la excusa que Nathaniel le había citado para seguir ayudándole con su técnica de bodypaint, aunque claro aquello había sido una pequeña mentira piadosa que terminó realizando para poder ahuyentar aquella sensación.

Aun así tenía una gran preocupación por Emma, así que esa noche llamó al móvil de Marinette varias veces, no obtuvo respuesta.

Decidió entonces que no se debía de preocupar, que seguro ambas se encontraban en su departamento y que al día siguiente vería a Marinette en Gabriel's, puesto que ella seguía encargada de los pasantes y ella misma le apoyaba en aquella tarea, sabia de sobra de la moda para poder hacer eso, además que preparaba a las modelos para sus pequeños proyectos, o como ella llamaba, desastres de la moda.

― Nathalie ― Llamó a la asistente de Gabriel Agreste ― ¿Has visto a Marinette? La estoy esperando desde hace media hora ―.

La mujer negó con la cabeza, afianzando la documentación que tenía contra su pecho.

― Ayer por la tarde hablo conmigo desde el hospital, avisando que hoy no vendría ―.

Y, con un ademán de cabeza, se despidió.

Dejando a Chloé completamente sola en aquel gran corredor.

Así que, sin dudarlo mucho, tomo camino hacia el departamento de su amiga.

No quería ser paranoica, pero existía un mal presentimiento que realmente quería ignorar a cualquier costo, pero le era imposible.

Cuando la puerta del ascensor se abrió frente a ella, un escalofrió le recorrió por todo el cuerpo, la temperatura del ambiente había cambiado de manera drástica cuando llegó al piso donde se encontraba el departamento de Marinette.

Eso, lejos de lograr un temor en ella, solo hizo que la alarma de preocupación por ellas aumentara.

Con pasos largos se comenzó a acercar a la puerta, notando de manera inmediata que se encontraba entre abierta y con un leve empujón logró que se abriera de par en par.

Pensaba encontrar a Emma en el sofá mientras veía nuevamente el blu-ray de Sailor Moon que ella misma le había regalado, a Marinette a un lado de Emma mientras bebía agua de pepino con limón y, ella podría regañarlas a ambas por ser completamente descuidadas por dejar la puerta así.

Pero no. Solo se encontró con el lugar completamente destrozado, con grandes charcos de agua en el suelo y como de varias paredes no dejaba de gotear esta.

We are back [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora