Veintidos

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Cuando observo a Ladybug partir junto con Chat Noir, se le formó un nudo en su estomagó al ver como en el rostro de su amiga solo podía reflejarse la angustia, era obvio que no estaba completamente de acuerdo de que Emma fuera parte de aquel descabellado plan. Por su parte, no le sorprendió ver a Chat Noir en la misma situación, casi como si dudara de dar aquel salto hacia la ciudad y dejar a su pequeña copia, pero al final ambos salieron por la ventana.

Recordó de inmediato la mirada completamente decidida de Emma cuando él nuevo héroe la tomo entre sus brazos, en sus ojos pudo distinguir la duda y él miedo claramente, pero también se encontraba una determinación que juraba haber visto antes.

Mantente a salvo aquí con tu familia, no hagas nada imprudente ― Evocó en su mente aquel consejo que le había dicho antes de partir. Ella solo le respondió con un bufido, mientras observaba como salía con cuidado por la ventana, Emma agitaba la mano energéticamente.

Aquello realmente logró que un escalofrió recorriera su cuerpo, Emma era una niña simplemente increíble y tenaz, pero podía saber por sus expresiones que, por más decidida que se encontrara y por más valiente que fuera, ella tenía miedo.

Se sentó un momento en su cama, observando la ventana donde los tres héroes y su pequeña sobrina habían partido, sintiéndose impotente.

Quería ayudar, quería hacer algo y ser alguien útil, no dejar sola a su amiga, tampoco quería dejar solo a Adrien que, aunque no tuviesen una relación cercana, seguía siendo importante en su vida por varias razones.

Pero no podía hacer nada, bien se lo había dicho Jade Turtle, lo mejor era esperar, después de todo cualquier acción suya para intentar ayudar solo sería algo imprudente, y al fin y al cabo terminaría trayendo problemas.

Tal como lo había hecho aquella carta hacia Gabriel Agreste, solo había desatado aquello.

― Creo que Miguel Ángel tiene razón ― Reconoció en voz alta mientras llevaba una de sus manos hasta su rostro, apartando un par de mechones que caían sobre este.

Mordió su labio inferior, ansioso busco con sus ojos su teléfono móvil para poder ponerse al día con los sucesos que ocurrían en Paris, tenía curiosidad por aquel Akuma que atacaba esta vez.

Cuando lo tuvo entre sus manos se dio cuenta que no había ningún tipo de reporte que fuese extenso, había un par de filmaciones con teléfonos móviles pero tenían una pésima calidad, no podía distinguir nada.

La única información que pudo obtener fue que la señal de televisión se encontraba deshabilitada y que aparente el Akuma manejaba grandes hordas de personas bajo un tipo de hechizo.

De repente se preguntó ¿Nino se encontraría a salvo? ¿En dónde se encontraría en aquellos minutos?

Y, a pesar de todas las dudas que podían surgir en su mente, busco el número de teléfono del susodicho y marcó.

El buzón de voz entro de manera automática, logrando que una punzada de dolor se instalara en su pecho.

― Nino ― Comenzó cuando la contestadora dio el tono para que pudiera comenzar a grabar algún mensaje ― Quiero saber si te encuentras bien, hay un Akuma y existe muy poca información, puede ser peligroso ― Masculló, intentando que su voz no temblara por aquellas últimas palabras ― Solo cuídate ¿Sí? ― Y sin más, colgó la llamada.

Se acomodó con suavidad sus lentes, intentando encontrar un poco de calma puesto que los nervios la tenían la tenían levemente irritada.

Usualmente en su adolescencia ella con aquellos casos se hubiese puesto feliz, irradiando de alegría y con una gran cantidad de energía para poder cubrir los hechos con su fiel teléfono móvil y un buen paquete de datos móviles.

We are back [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora