Veintisiete

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Dio una gran bocanada de aire al sentir como el oxígeno en sus pulmones se extinguía hasta el punto de asfixiarla por completo, pero cuando esto sucedió de manera repentina no sentía la necesidad de respirar, como si no necesitará de aquello.

Cuando abrió sus ojos lo primero que se encontró fue con los de Chat Noir, quien la miraba con una clara expresión de sorpresa.

Ambos se encontraban frente a frente en un espacio completamente extraño mientras ambos levitaban entre la oscuridad.

Chat Noir comenzó a moverse hacia ella en vano, sus movimientos eran torpes y no conseguía poder avanzar en aquel extraño abismo.

― Dame tu mano ― Imploró al mismo tiempo que extendía su brazo hacia ella con la clara intención de alcanzarlo.

Ladybug imitó sus acciones intentando llegar hasta él, se encontraba aterrada. En tan solo unos segundos las cosas habían cambiado tanto y ahora no se encontraban con los demás, solo se encontraban ellos.

Temía por su hija, temía por sus amigos y la seguridad de Gabriel Agreste.

Y ahí, frente a ella se encontraba quien siempre había hecho lo posible por protegerla, incluso en aquellos momentos.

― No puedo ― Se quejó mientras intentaba encontrar algún punto de calma para ella, para no quebrarse puesto que tenían que encontrar alguna manera de salir de aquel sitio.

Otro de sus temores era simple, el perderlo de nuevo.

Quería alcanzarlo y no dejarlo ir, por que quisiera o no era alguien importante en su vida a pesar de todas las circunstancias.

Un gélido escalofrió recorrió su cuerpo y pudo notar que él había pasado por algo parecido.

Ahora mis niños, duerman ― Aquella voz tosca que habían escuchado hacia unos momentos atrás antes de encontrarse en esa infernal situación se hizo presente.

Y, antes de que ambos pudieran reaccionar, sintieron como sus cuerpos eran arrastrados hacia las profundidades de un vasto océano.

Sus parpados se sentían terriblemente cansados, hacia todo lo posible por mantenerlos abiertos y al mismo tiempo parar aquel llanto que se hacía cada vez más intenso.

Pero es que no podía evitarlo, su corazón se sentía terriblemente afligido.

Sintió los brazos de él rodearla por completo y atrayéndola hacia él, acunándola entre su cuerpo y colocando su cabeza entre el pequeño hueco de su hombro.

Podía sentir como la envolvía con su calor, protegiéndola de la fría noche de invierno y entregándole su condicional apoyo.

Chat Noir simplemente guardaba silencio mientras escuchaba el llanto desconsolado de Ladybug, que había correspondido de manera repentina su abrazo.

― Aquí estoy M'lady ― Murmuró en su oído para poder reconfortarla.

Él no lo sabía, pero el Akuma que habían derrotado aquella tarde había sido su propia madre, quien en un arrebato de ira al ver como Chloé arremetía contra su proyecto escolar, fue un blanco fácil para Hawkmoth.

Y había sido difícil para ella, más cuando las cosas se comenzaron a tornar caóticas e intentaba acabar con la vida de los presentes en la feria escolar, como una amenaza para que ellos cedieran sus Miraculous.

Su padre se encontraba ahí, y podía jurar que nunca en su vida había sentido tanto terror al enfrentar un Akuma.

Y él había estado ahí, como siempre intentando que viera las cosas desde un ángulo positivo, apoyándola.

We are back [Miraculous Ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora